Lecturas Espirituales de la Iglesia para el Tiempo de Adviento - I Domingo de Adviento
Las dos venidas de
Cristo
Anunciamos la venida
de Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más magnífica que
la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta
otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino.
Pues casi todas las
cosas son dobles en nuestro Señor Jesucristo.
Doble es su
nacimiento: uno, de Dios, desde toda la eternidad; otro, de la Virgen, en la
plenitud de los tiempos. Es doble también su descenso: el primero, silencioso,
como la lluvia sobre el vellón; el otro, manifiesto, todavía futuro.
En la primera venida
fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como
vestidura. En la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la otra
vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de ángeles.
No pensamos, pues,
tan sólo en la venida pasada; esperamos también la futura. Y, habiendo
proclamado en la primera: Bendito el que viene en nombre del Señor, diremos
eso mismo en la segunda; y, saliendo al encuentro del Señor con los ángeles,
aclamaremos, adorándolo: Bendito el que viene en nombre del Señor.
El Salvador vendrá,
no para ser de nuevo juzgado, sino para llamar a su tribunal a aquellos por
quienes fue llevado a juicio. Aquel que antes, mientras era juzgado, guardó
silencio refrescará la memoria de los malhechores que osaron insultarle cuando
estaba en la cruz, y les dirá: Esto hicisteis y yo callé.
Entonces, por razones
de su clemente providencia, vino a enseñar a los hombres con suave persuasión;
en esa otra ocasión, futura, lo quieran o no, los hombres tendrán que someterse
necesariamente a su reinado.
De ambas venidas habla
el profeta Malaquías: De pronto entrará en el santuario el Señor a quien
vosotros buscáis. He ahí la primera venida.
Respecto a la otra,
dice así: El mensajero de la alianza que vosotros deseáis: miradlo entrar
–dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?,
¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de
lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata.
Escribiendo a Tito,
también Pablo habla de esas dos venidas, en estos términos: Ha aparecido la
gracia de, Dios que trae la salvación para
todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos
mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa,
aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y
Salvador nuestro, Jesucristo. Ahí expresa su primera venida, dando gracias
por ella; pero también la segunda, la que esperamos.
Por esa razón, en
nuestra profesión de fe, tal como la hemos recibido por tradición, decimos que
creemos en aquel que subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no
tendrá fin.
Vendrá, pues, desde
los cielos, nuestro Señor Jesucristo. Vendrá ciertamente hacia el fin de este
mundo, en el último día, con gloria. Se realizará entonces la consumación de
este mundo, y este mundo, que fue creado al principio, será otra vez renovado.
[1] San Cirilo de Jerusalén (en griego: Κύριλλος Α΄ Ἱεροσολύμων) (315 - 386) fue unobispo griego y miembro destacado de la patrística. Es
venerado como santo tanto por la Iglesia
Católica como
por la Iglesia Ortodoxa. En 1883 fue declarado doctor
de la Iglesia.
Poco se sabe sobre su
vida antes de hacerse obispo. El dar el año 315 como el de de su
nacimiento es mera conjetura, como el lugar, según dicen Cesarea Marítima. Parece que fue
ordenado diácono por el obispo Macario de Jerusalén por el año 335, y sacerdote unos diez años después por parte de Máximo.
Naturalmente inclinado por la paz y la conciliación, al principio tomó una
posición relativamente moderada, distintivamente adversario del arrianismo, pero (como no pocos
de sus contemporáneos ortodoxos) en ninguna forma dispuesto a aceptar el
término homoioussios.
Separándose del
metropolitano, Acacio de Cesarea, un partidario de Arrio, Cirilo tomó partido por los Eusebianos, el "ala
derecha" del post-concilio de Nicea, y por lo tanto se vio en dificultades
con su superior, que se vieron incrementadas por los celos de Acacio ante la
importancia asignada a Cirilo en el Concilio de Nicea. En un concilio bajo
la influencia de Acacio en el año 358, Cirilo fue depuesto y forzado a retirarse a Tarso. En ese tiempo, fue
oficialmente encargado de vender propiedades de la Iglesia para ayudar a los
pobres, aunque la motivación real parece ser que fue que Cirilo enseñaba la
doctrina nicena y no la arriana en su catecismo.
Por otro lado, el Concilio de Seleucia al siguiente año, en
el que Cirilo estuvo presente, depuso a Acacio. En el año 360 el proceso fue
revertido por medio de la influencia de la corte metropolitana, y Cirilo sufrió
otro año de exilio de Jerusalén, hasta la ascensión deJuliano el Apóstata que le permitió
regresar. El emperador arriano Valente lo volvió a deportar
en el año 367, luego de lo cual se mantuvo sin problemas hasta su muerte,
siendo su jurisdicción confirmada expresamente por el Primer
Concilio de Constantinopla(381), en el que estuvo
presente. En ese concilio, votó por la aceptación del término homoioussios, al haber quedado
finalmente convencido de que no había mejor alternativa.
Aunque su teología
estaba al inicio indefinida en fraseología, indudablemente tenía adhesión por
la ortodoxia nicena. Aun cuando evitaba el debatible término homoioussios, expresó su
sentido en muchos pasajes, que excluían por igual el patripasianismo, el
sabelianismo y la fórmula arriana de "Hubo un tiempo en el que el Hijo no
era". En otros puntos toma el terreno ordinario de los Padres Orientales,
como en el énfasis que deja ver en el libre albedrío, la autoexcusión y su realización imperfecta del factor
tan fuertemente llevado en Occidente -- el pecado. Para él, el pecado es la
consecuencia de la libertad, no una condición natural. El cuerpo no es la
causa, sino el instrumento del pecado. El remedio para él es el
arrepentimiento, en el cual insiste mucho.
Como muchos de los
Padres Orientales, tiene una concepción esencialmente moralista del
Cristianismo. Su doctrina de laResurrección no es tan realista
como la de los otros Padres; pero su concepción de Iglesia es decididamente
empírica-- la existente Iglesia Católica es la verdadera, pretendida por
Cristo, el cumplimiento de la Iglesia del Antiguo Testamento. Su doctrina en laEucaristía es notoria. Si algunas
veces parece acercarse a la postura simbólica, en otros tiempos se acerca mucho
a una fuerte doctrina realista. El pan y el vino no son meros elementos, sino
el cuerpo y la sangre de Cristo.
Sus famosas veintitrés
lecturas catequéticas (Gr. Katechesesis),
que escribió siendo aún un presbítero, en
el año 347 ó 348, contiene instrucciones sobre los principales temas de la fe
cristiana y su práctica en una forma un tanto popular y no tan científica,
llenas de cálido amor pastoral y cuidado por sus catecúmenos, a quienes se
dirigía. Cada lectura está basada en un texto de la Escritura, y hay una
abundancia de citación escritural en todas ellas. Luego de una introducción
general, siguen dieciocho lecturas para lacompetencia, y las cinco
restantes están dirigidas a los recientemente bautizados, en preparación para
recibir la comunión. En paralelo a la exposición del Credo como fue recibido
por la Iglesia de Jerusalén, hay vigorosas polémicas contra los errores paganos,judíos y heréticos. Son
de gran importancia para dar luz al método de instrucción usual en esa época,
así como a las prácticas litúrgicas del período, de las cuales aquí se da el
más extenso recuento existente (tomado de Wikipedia)
Comentarios
Publicar un comentario