Estudios Bíblicos de Cuaresma: - semana 3: ❧ La persona y ministerio de Jesús en el Evangelio de Lucas ☙

❧ Jesús y la mujer pecadora



Watanabe (1960) - La mujer que amó mucho





Texto bíblico: Lucas 7.36-50


Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.

Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora». Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte». El dijo: «Di, maestro». Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?». Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más». El le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra». Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados».

Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?». Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz».

Objetivo de la reflexión

Observar como Jesús ofrece el perdón de Dios a la humanidad insolventes de la tierra, en este caso un fariseo y una mujer prostituida.

Notas sobre el texto

Vs. 36-50: Este es un episodio propio de Lucas y distinto de la unción de Betania (Cf. Mt 26.6-13). Tampoco se debe identificar a la mujer prostituida con María de Betania, la hermana de Marta (Lc 10.39), ni tampoco con María Magdalena (Lc 8.2). Estas son tres mujeres distintas que, debido a interpretaciones tendenciosas de algunos Padres de la Iglesia, fueron unidas en la tradición popular.

V. 37: Dificultades que se suelen confundir en este texto: En Lucas la mujer pecadora no tiene nombre, es «pecadora». En Mateo y Marcos la mujer no es «pecadora». En Juan se llama «María». En Lucas todo sucede en Galilea. En Mateo, Marcos y Juan, todo sucede en Betania. En Lucas el anfitrión es Simón, el Fariseo. En Marcos es Simón. En Mateo es Simón, el leproso. En Juan no tiene nombre. Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. En Lucas y Juan la mujer unge los pies con sus lágrimas y cabello. En Mateo y Marcos unge la cabeza y cabello de Jesús. Sucede en distintas ocasiones. En Lucas es en los primeros días del ministerio de Jesús. En Mateo y Marcos es dos días antes de la última pascua. En Juan es seis días antes de la última pascua. En Mateo, Marcos y Juan, Judas el Iscariote se queja. En Lucas, este discípulo no es mencionado.

V. 37: El frasco carísimo de alabastro que lleva la mujer constituye un hecho insólito. Las palabras utilizadas en griego indican «sorpresa» o «algo inesperado que sucede».

V. 38: La mujer «lloraba». San Gregorio afirma al respecto: «Ved cuanto es un dolor cuando no se avergüenza de llorar en medio de las alegrías del convite».

Vs. 37-38, 44-46: Parece que el gran amor de la mujer le gana el perdón de sus faltas. Aquí aparece el reconocimiento de Jesús de las obras de las personas, algo que también es el centro del mensaje en Mateo 25.31-46.

Vs. 41-43: Contienen una pequeña parábola dentro del relato: dos insolventes de la tierra: el fariseo y la mujer pecadora.

Vv. 40-43: Parece, sin embargo, la inversa de los versículos que le preceden y suceden: un perdón mayor produce un amor mayor.

Guía para la reflexión

1. Según San Gregorio, el fariseo es «falsamente justo, que reprende a la enferma de su enfermedad, y al médico por el socorro». ¿Si los dos son enfermos, y Jesús es el Médico, de qué enfermedad padece el fariseo? Si le falta al fariseo una experiencia clave en su religión, ¿cuál es?

2. ¿Es realmente necesario hacer tanto «drama» en convertirse a Cristo, al modo que la mujer se comporta de una manera insólita e inaceptable en esa sociedad? ¿Cómo experimentas el perdón de Cristo en tu propia vida?

3. 1° Juan 5:10 dice: «Por esto existe el amor: no porque amáramos nosotros a Dios, sino porque él nos amó a nosotros y envía su Hijo para que expiase nuestros pecados». ¿No te parece que la mujer ya había encontrado tal amor antes de su atrevida interrupción en la fiesta del fariseo? ¿Cuándo se comienza a sentir el amor de Dios?

4. En ningún momento Jesús acusa a la mujer de «pecadora». Ella viene a él en un gesto de profundo agradecimiento. ¿Piensas que este encuentro ofrece a la Iglesia Cristiana un posible enfoque en nuestro estilo pastoral? ¿Podrías dar ejemplos sobre esto? 

Pensamiento para esta semana

Jesús ofrece el amor y el perdón del Padre a todos. Sin embargo hay sorpresa y confusión al ver que mucha gente no está en condiciones de recibirlo y otros, inesperadamente, lo están.

Oración

Dios, Madre y Padre, que te manifiestas «rico en misericordia» y nos amas al punto de enviar a tu Hijo único para comunicarnos tu proyecto, despierta en nosotros y nosotras el profundo agradecimiento y la profunda gratitud por permitirnos participar, inmerecidamente de la vida divina. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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