Las personas mediocres no tienen lugar en el proyecto de Jesús (Lucas 14,25-33)
1. El texto en su contexto:
El evangelista Lucas, nuevamente
nos remite a las exigencias del discipulado. Esta perícopa es común a Lucas y a
Mateo (cf 10,37-38).
Mucha gente seguía a Jesús
(versículo 25), pero una cosa es seguirlo y otra muy diferente ser discípulo o
discípula. Transitar por el discipulado es una experiencia que exige una
ruptura que muchas veces no estamos dispuestos y dispuestas a efectuar.
Recorrer el camino del
discipulado, es recorrer el camino que hizo Jesús. Un camino donde el amor al
Maestro es la única e insalvable condición. Un amor capaz de liberarse de todas
las ataduras de este mundo (versículo 26) para comprometerse con lo únicamente
valedero: el Reino, en cuanto proyecto de Dios para la humanidad, un nuevo
mundo con justicia y solidaridad.
Seguir al Maestro en el
discipulado implica cargar con la cruz (versículo 27 cf Marcos 8,34-35; Mateo
16,24-25; Lucas 9,23-24; Juan 12,24-25). La cruz era el instrumento más cruel
para torturar a una persona, parecería que los romanos la tomaron de los persas
para aplicar la pena de muerte; la persona que era condenada a la pena capital,
debía cargar con el madero transversal de ella hasta el lugar donde sería
ejecutada. Jesús, prepara a sus discípulos y discípulas para enfrentar su destino,
pero aún más, para considerarse ya muertos respecto de sí mismos y del mundo,
en la misma línea escribe Pablo (Romanos 6,2-11; Gálatas 2,19; 6,14; Colosenses
3,3-5).
Jesús enseña que el
discipulado es una elección radical (Mateo 10,38). No hay lugar para las
personas mediocres (Lucas 9,62; Apocalipsis 3,16). Es necesario que midamos el
alcance de nuestra respuesta (versículos 28-32). Asumir la tarea del discipulado
exige necesariamente dejarlo todo (versículo 33 cf Lucas 9,57-62; 18,29-30;
Filipenses 3,7).
2. El texto en nuestro contexto:
Nuevamente nos enfrentamos a
la situación de tener que elegir entre ser cristianos y cristianas o ser
discípulos y discípulas.
Las personas cristianas son
muchas y son buenas, pero son como la mucha gente que seguía a Jesús (versículo
25). Tal vez suene muy duro lo que voy a decir, pero, para hacer posible el
Reino no se necesitan personas cristianas, sino personas que asuman el
discipulado, capaces de dejarlo todo y darlo todo por el proyecto de Jesús, la
transformación de la sociedad y la cultura, de injusta a justa, de egoísta a
solidaria, de desigual a equitativa, de opresora a liberadora, de
discriminadora a inclusiva.
Esta tarea transformadora,
exige un compromiso radical que no mide consecuencias (versículos 26-27). Es
urgente y no hay tiempo para cosas que nos distraen de la misión, por más
buenas que éstas sean (Mateo 8,22).
Diversidad Cristiana, Jesús
nuevamente vuelve a desafiarnos. ¿Somos buenas personas que oramos, vamos a las
celebraciones, ayudamos a nuestras familias y amistades? O ¿Somos personas radicalmente
revolucionarias, con un proyecto transformador que no nos pertenece pero con el
que nos sentimos comprometidos y comprometidas? ¿Qué personas o cosas queridas,
estamos dispuestas y dispuestos a dejar, por quienes no conocemos y lo único
que sabemos es que están siendo vulnerados sus derechos y dignidad? ¿Qué cosas
estamos dispuestos o dispuestas a hacer por estas personas vulneradas por
gratuidad, sin esperar nada a cambio, sin preguntar nada de las causas de su
actual situación?.
Diversidad Cristiana
¿cuántos domingos en familia estamos dispuestas y dispuestos a sacrificar por
quienes son destinatarios del evangelio de Jesucristo?; ¿cuánto de lo que
tenemos, no de lo que nos sobra, estamos dispuestas y dispuestos a compartir
con quienes son las predilectas y los predilectos de Jesucristo? (Mateo
25,34-40).
Diversidad Cristiana
¿estamos dispuestas y dispuestos a transitar el camino del cristianismo al
discipulado?
Quiera Dios que así sea.
Buena semana para todas y
todos.
+Julio, obispo de Diversidad
Cristiana.
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