La Iglesia es servidora o no es la Iglesia de Jesús
10 35Santiago y Juan, hijos de Zebedeo,
se acercaron a Jesús y le dijeron:
—Maestro, queremos que nos hagas el favor que vamos
a pedirte.
36Él les preguntó:
—¿Qué quieren que haga por ustedes?
37Le dijeron:
—Concédenos que en tu reino glorioso nos sentemos
uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
38Jesús les contestó:
—Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber este
trago amargo que voy a beber yo, y recibir el bautismo que yo voy a recibir?
39Ellos contestaron:
—Podemos.
Jesús les dijo:
—Ustedes beberán este trago amargo, y recibirán el
bautismo que yo voy a recibir; 40pero el sentarse a mi derecha o a
mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que les será dado a aquellos
para quienes está preparado.
41Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se
enojaron con Santiago y Juan.
42Pero Jesús los
llamó, y les dijo:
—Como ustedes saben, entre los paganos hay jefes que
se creen con derecho a gobernar con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen
sentir su autoridad sobre ellos. 43Pero entre ustedes no debe ser
así. Al contrario, el que quiera ser grande entre ustedes, deberá servir a los
demás, 44y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser el
esclavo de los demás. 45Porque ni aun el Hijo del hombre vino para
que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Evangelio de Marcos 10,35-45 versión Biblia de
Estudio Dios Habla Hoy).
El relato evangélico, leído en su contexto, presenta tres escenas.
Primera escena:
Santiago y Juan piden a Jesús, sentarse a uno a su derecha y otro a su
izquierda cuando se instaure su reinado (Mc. 10,35-40). Los discípulos
esperaban que Jesús restableciera el reino que habían construido David y
Salomón y que sistemáticamente fue atacado por potencias extranjeras:
Babilonia, Persia, Grecia, Roma.
Seguramente, los otros discípulos pensaban lo
mismo, pero Santiago y Juan se adelantaron.
Esta escena nos permite constatar dos
realidades que se estaban dando en la comunidad apostólica. Por un lado, era
claro que no entendían la propuesta de Jesús y seguían esperanzados en retirar
las fuerzas de ocupación romana de su tierra e instaurar el antiguo reino. Por
otro lado, queda en evidencia las disputas de poder y hasta los actos de
favoritismo que se daban a la interna de la comunidad apostólica. Santiago y
Juan se adelantaron al resto, para asegurar su jerarquía de poder.
Segunda
escena:
El resto de los discípulos se enojan con
Santiago y Juan (Mc 10,41). La causa del enojo es la manipulación de los
hermanos, hijos de Zebedeo. En la comunidad apostólica ya se venía discutiendo
quien de los apóstoles sería el más importante (Mc 9,33-37). Pero éstos sacaron
ventaja y se adelantaron a pedir los lugares de privilegio. Esa actitud genera
malestar a la interna de la comunidad apostólica.
Tercera
escena:
Jesús responde a la comunidad apostólica (Mc
10,42-45). Una respuesta que sin lugar a dudas debió escandalizar a aquellos
hombres en busca de poder. Jesús les propone, en lugar de los honores de los
colaboradores del rey: lugares de poder, privilegios y favores; asumir el rol
de las mujeres y los esclavos: servir. Y para que el escándalo sea mayor se
pone él como ejemplo: “no vine a ser servido sino a servir” (Mc 10,45).
En el contexto socio cultural de Jesús, el
varón tenía un lugar de jerarquía que nunca sería igualado por las mujeres, los
niños y las niñas, y quieres estaban en situación de esclavitud. Jesús les
propone a sus discípulos varones abandonar su categoría y asumir el rol de quienes
estaban en inferioridad y por lo tanto, personas vulneradas en sus derechos y
dignidad, discriminadas y oprimidas por quienes ejercían el poder (Mc 10,42).
El relato evangélico, leído en nuestro
contexto, nos sugiere un cambio radical en
las estructuras eclesiales y en las formas organizativas de las
comunidades cristianas.
Si nos remontamos a los primeros años de la
Iglesia de la antigüedad, podremos constatar que las palabras de Jesús fueron
una realidad. Entre la clase dirigente encontramos muchas mujeres y muchas
personas esclavas. Esta constatación la tenemos a partir de los nombres que
encontramos tanto en textos neotestamentarios como en escritos muy antiguos. La
carta a los Romanos realiza un importante aporte en esta línea, mencionando a
doce personas cuyos nombres eran de esclavos o esclavos liberados y ocho
mujeres líderes entre quienes destacan la diácona Febe y la apóstol Junia (Rom
16,1-24) liderando las iglesias de Roma.
Las comunidades cristianas del siglo XXI estamos
llamadas a volver a nuestras raíces. No para quedar aisladas de la realidad
actual, sino para reencontrar nuestra identidad de IGLESIA SERVIDORA.
La sociedad y la cultura del siglo XXI
necesitan de una Iglesia que deje de juzgar y condenar y comience a servir. Es
decir, que abandone su lugar de privilegio y poder y asuma un rol de servicio
junto a las personas empobrecidas, oprimidas, discriminadas y excluidas si
realmente quiere ser la Iglesia de Jesús.
No queremos ser la iglesia imperial, ni la
única poseedora de verdad, ni la verdadera iglesia. Queremos ser la Iglesia de
Jesús, la Iglesia del servicio y la búsqueda de la verdad, junto a otras
comunidades de fe, junto a quienes no creen, junto a la diversidad de visiones y
creencias.
Buena semana a todos y todas.
+ Julio.
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