Comunidades eclesiales sanadas, encarnadas y comprometidas con la sociedad y la cultura del siglo XXI
10 46”Llegaron a Jericó. Y cuando Jesús ya salía de la
ciudad, seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado
Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47Al oir
que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí 48Muchos
lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más todavía: —¡Hijo de
David, ten compasión de mí!
49Entonces Jesús se detuvo, y dijo: —Llámenlo. Llamaron al ciego,
diciéndole: —Ánimo, levántate; te está llamando. 50El ciego arrojó
su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, 51que le preguntó: —¿Qué
quieres que haga por ti? El ciego le contestó: —Maestro, quiero recobrar la
vista. 52Jesús le dijo: —Puedes irte; por tu fe has sido sanado.
En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y
siguió a Jesús por el camino” (Marcos 10,46-52 versión Biblia de Estudio Dios
Habla Hoy).
1-
El
texto en su contexto:
El relato evangélico de hoy,
narra la curación de Bartimeo. Proporciona una serie de detalles que nos
permiten suponer que estamos ante un hecho histórico pero cargado de contenido
teológico, a partir del cual, el evangelista desarrolla una catequesis para su
auditorio, una comunidad cristiana no judía.
El versículo 46 está cargado
de información histórica. Nos sitúa geográficamente en Jericó, ubicada en la
llanura del río Jordán, al pie de la subida a Jerusalén, distante a unos 30 km
de esa ciudad, el paso necesario para entrar a la tierra prometida (Deuteronomio
32,49; 34,1). Identifica a la persona protagonista de esta historia: “Bartimeo,
hijo de Timeo”; los evangelios de Mateo y Lucas no mencionan este dato (Mt
20.29-34; Lc 18,35-43), Marcos únicamente proporciona en su evangelio dos
nombres propios antes del relato de la pasión, Bartimeo y Jairo. Y también la
caracteriza, Bartimeo era un mendigo ciego, doblemente vulnerado (Levítico
19,14; Deuteronomio 27,18; Isaías 59,9); ubicándolo sentado junto al camino.
Los versículos 47 al 52
narran el diálogo entre Bartimeo y Jesús.
El diálogo comienza con la
frase de Bartimeo “Hijo de David ten compasión de mí”. Es la primera vez que
aparece en el evangelio de Marcos, “Hijo de David”, el título mesiánico utilizado
por el judaísmo para designar al Mesías, que tenía que ser descendiente del rey
David (cf Mateo 1,1). Seguidamente, una petición con hondo contenido
veterotestamentario (Oseas 6,6).
A diferencia de las
curaciones anteriores, en este relato no aparece ni el gesto ni las palabras
sanadoras. En esta ocasión, el último de los milagros, la sanación se da por la
fe. La fe, le permite a Bartimeo pasar de la ceguera a la visión, de estar
ubicado al borde del camino a pasar al interior del mismo, de la pasividad de
quien mendiga a la actividad de seguir a Jesús. Es un relato cargado de alto
contenido teológico: paso de la oscuridad a la luz, de la exclusión a la
inclusión, de la dependencia a la participación.
2-
El texto en nuestro contexto:
El fuerte acento que pone el
evangelio de Marcos en esta historia, de que la fe es lo único importante para
el discipulado, resulta un elemento doblemente importante.
Por un lado, el próximo 31
de octubre, estaremos conmemorando un nuevo aniversario de la Reforma
Protestante, que puso el acento en que para la salvación solo basta la fe.
Por otro lado, sabemos que
toda experiencia de seguimiento de Jesús, necesita una radicalidad que
necesariamente surge de la fe, para que sostenga el compromiso con el mensaje
evangélico.
Como comunidad eclesial, inclusiva
y ecuménica:
-
sentimos la necesidad de sanar, para ver la
sociedad y la cultura, con la mirada de Jesús, que no siempre ha sido la mirada
de algunos sectores de la Iglesia;
-
sentimos la necesidad de abandonar nuestro
lugar al borde del camino, responsabilizando a la sociedad y la cultura por los
males existentes, para ubicarnos en la sociedad y la cultura contemporánea,
siguiendo el ejemplo de encarnación de Dios en la humanidad;
-
sentimos la urgencia de asumir una posición
activa en las transformaciones que reclaman la sociedad y la cultura del siglo
XXI, generando la experiencia de otro Dios y otra Iglesia para esta sociedad.
Buena semana para todas y todos.
+Julio.
Domingo 30 del Tiempo de la
Iglesia.
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