Domingo de la décima quinta semana del Tiempo de Misión en la Diversidad: ¿Mandamiento o Tradición?
Domingo de la décima quinta semana del Tiempo de
Misión en la Diversidad
2 de setiembre
Mc 7,1-23
1. El
texto en su contexto:
Una vez más, la comunidad
apostólica con el respaldo y apoyo de Jesús escandaliza a los piadosos judíos. El tema en cuestión es la tradición
recibida de los padres. Los piadosos judíos estaban inquietos y preocupados
porque la comunidad apostólica no se ajustaba a la tradición. Para ellos era un
motivo de escándalo e interpelan a Jesús por ese comportamiento desafiante (vv 1-5).
Jesús responde citando
un texto del profeta Isaías:
Este
pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Y si alguien
se pone a predicar no son más que mandatos de hombres. Su religión pues, de
nada sirve (Is 29,13).
Luego pronuncia la
sentencia que deja en evidencia una religiosidad mediocre afirmando que dejan
de lado el mandamiento de Dios por seguir la tradición humana (vv 9-13). Luego
dirigiéndose a la gente que presenciaba esta escena les deja una enseñanza una
enseñanza para no olvidar: lo que hace a una persona impura son sus
pensamientos, sus palabras y sus acciones contrarias al mandamiento divino
(vv14-23).
2.
El texto en nuestro contexto:
Nos encontramos en un tiempo en que las comunidades
discipulares estamos revisando nuestras interpretaciones de las Escrituras,
nuestras tradiciones y nuestras prácticas cristianas. A la luz de las
enseñanzas evangélicas, la Iglesia Antigua – Diversidad Cristiana está dando
pasos significativos y radicales en el intento de cumplir con el mandamiento de
Dios aunque eso signifique dejar atrás tradiciones que hemos recibido de
nuestros antepasados.
En la actualidad, el
parlamento en Uruguay está discutiendo el proyecto de Ley Integral para las Personas
Trans. Un proyecto de ley que de aprobarse, no genera derechos especiales para
las personas trans sino que lo que hace es devolverle derechos que les fueron
quitados de formas diversas; como el derecho a la identidad, el derecho al
estudio y al trabajo, el derecho a ser indemnizada cuando el Estado,
respondiendo a dictaduras militares perjudicó, persiguió y cercenó derechos.
La sociedad no es ajena
a esta discusión y liderada por los sectores conservadores del cristianismo que
responden al neo pentecostalismo y a la Iglesia Católica Apostólica Romana
expresaron su desacuerdo con el proyecto de ley e iniciaron una campaña de recolección
de firmas para presionar a Senadores y Diputados; al igual que los piadosos
judíos, estos hermanos en la fe han olvidado el mandamiento de Dios y se han
aferrado a tradiciones y enseñanzas humanas que consideran a las personas trans
enfermas, endemoniadas, contrarias a la naturaleza.
Otros sectores del
cristianismo, aquellos que entendemos:
Ø que
el mandamiento de Dios es el amor, tal como nos lo transmitió Jesús (Jn
15,12-14);
Ø que
las personas trans son imagen y semejanza de Dios (Gn 1,27) pues el Libro del
Génesis no dice que Dios creó la heterosexualidad sino que creó a “ser humano”
y entendemos que a éste, en su más amplia diversidad;
Ø que
Jesucristo, al asumir la naturaleza humana (Jn 1,14) y hacerse uno de tantos
(Fi 2,6), asumió TODA la naturaleza humana no solo la heterosexual;
Ø que
las personas trans, actualmente son víctimas del fundamentalismo cristiano así
como en otros tiempos lo fueron otros colectivos a lo largo de la historia del
cristianismo: las mujeres considerándolas inferiores a los hombres y
responsables del mitológico pecado original, las personas surdas
considerándolas endemoniadas, las personas negras negando su humanidad y
defendiendo la esclavitud, los pueblos originarios dudando de su eran humanos o
si tenían alma;
renunciamos a
tradiciones humanas que vulneran los derechos y la dignidad de un colectivo de
personas a las que reconocemos como nuestros hermanos y nuestras hermanas y
reafirmamos la enseñanza del apóstol Pedro en Hechos de los Apóstoles:
Dios no hace diferencia entre las personas (Hch 10,34).
La Iglesia Antigua –
Diversidad Cristiana, en el convencimiento de la posición tomada referente a
las personas trans:
Ø pedimos
perdón a todas las personas transgénero por la ignorancia causante del
fundamentalismo que las discrimina y condena a través de las palabras y
acciones de sectores que se denominan cristianos;
Ø reafirmamos
nuestro compromiso en la lucha por recuperar sus derechos y su dignidad, que
son los derechos y la dignidad que poseemos la mayoría de las ciudadanas y
ciudadanos del Uruguay;
Ø nos
sumamos a la campaña de apoyo a la Ley Integral para las Personas Trans siendo
una voz discordante dentro del cristianismo tradicional, que escandaliza a las
personas piadosas de nuestra religión y promovemos las firmas en apoyo a este
proyecto de ley.
Entendemos que lo que
hace impuro al ser humano no es su orientación sexual o su identidad de género,
sino su incomprensión, su intolerancia, su discriminación, su falta de solidaridad,
sus acciones que excluyen, su homofobia, su lesbofobia, su transfobia.
Buena semana para todos
y todas.
+Julio, Obispo de la
IADC.
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