Aportes para un Tiempo de Renovación - Introducción
Introducción
Para gran parte del
cristianismo la Cuaresma es el tiempo litúrgico que va desde el Miércoles de
Ceniza hasta la Pascua. De hecho la celebran las diferentes iglesias católicas,
muchas de las iglesias protestantes y algunas iglesias evangélicas.
1. Etimología.
Cuaresma es un término
de origen latino: "quadragesima" y hace referencia a los cuarenta días previos a
la Pascua.
2. Fundamentos
Bíblicos.
Recuerda varios
acontecimientos bíblicos que mencionaremos. Es importante tener en cuenta que
el número cuarenta indica un período relativamente extenso (Gn 50,3; Ex 16,35;
24,18; Num 13,25) que se caracteriza en algunos casos por ser un período de
prueba (Num 14,34; Dt 8,2-3; Mc 1,13):
los cuarenta días que
duró el diluvio sobre la tierra (Gn 7,12),
los cuatrocientos
años que estuvieron las tribus de Israel en Egipto (Gn 15,13 cf Ex 1,1-14;
12,40-41; Hch 7,6),
los cuarenta años que
vagó Israel por el desierto (Num 14,20-35; Dt 1,34-40),
los cuarenta días que
Jesús pasó en el desierto como preparación a su ministerio profético (Mc
1,12-13; Mt 4,1,11; Lc 4,1-13).
3. Desarrollo
histórico.
Las primeras evidencias
de la celebración de Cuaresma como preparación de la Pascua, las encontramos en
los siglos II y III. Hay dos fechas claves que nos proporcionan información
sobre la existencia de la Cuaresma, una es el año 322 (EC) en Oriente y la otra
es el año 385 (EC) en Occidente. Durante este período la duración de días
variaba. Es recién hacia el siglo IV que se establecen los cuarenta días de
duración previos a la celebración de la Pascua.
Identificamos tres
vertientes históricas que contribuyen a la formación y consolidación de este
tiempo litúrgico tal como llega a nuestros días:
las celebraciones
pascuales más antiguas nos remiten a la práctica de un ayuno preparatorio los
días viernes y sábado y podemos encontrar indicios en la Traditio Apostólica
(siglo III) y en la Iglesia de Alejandría;
las exigencias
impuestas a las catecúmenas y los catecúmenos que implicaban tres aspectos:
doctrinal, oral y ritual (Itinerario de Egeria, siglo IV);
las prácticas
relacionadas a la reconciliación de los penitentes, fundamentalmente en Roma, y
su retorno a la comunión eclesial, ya que comenzaban su preparación a la
reconciliación el sexto domingo anterior a la Pascua mediante la imposición de
cenizas, vestidos de sayal y ayunos prolongados hasta la ceremonia de
reconciliación que se realizaba el Jueves Santo, durante la celebración
eucarística.
En los inicios, la
comunidad cristiana se reunía los domingos para la celebración eucarística y
los miércoles y viernes en asambleas no eucarísticas pero ya hacia fines del
siglo VI se hacían asambleas los lunes, miércoles y viernes donde se celebraba
la eucaristía
4. Del Tiempo de
Cuaresma al Tiempo de Renovación
Durante siglos se ha
mantenido un fuerte perfil penitencial y ascético. Al igual que el judaísmo de
tiempos de Jesús, las iglesias nos hemos quedado en lo ritual y hemos perdido
el sentido de espiritualidad, por esta razón, en la IADC en 2016 los pastores
nos detuvimos a revisar nuestras prácticas litúrgicas y a resignificar el
―soporte‖ del mensaje, es decir, la forma, las prácticas, los ritos. Entendimos
que este tiempo litúrgico es más que una preparación a la Pascua, es en sí
mismo un tiempo con contenido propio, un tiempo que nos remite a nuestro
bautismo y a las promesas que hicieron nuestros padres y padrinos en nombres
nuestro, un tiempo de renovación de esas promesas y por consiguiente de
renovación espiritual, pero que se hace carne en nuestras acciones cotidianas:
Ayuna de no decir nada malo de
otros. Pues de qué te sirve no comer carne si devoras a tu hermano
(San Juan Crisóstomo, 347-407).
+Julio Vallarino
Obispo de la IADC
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