Todas las personas estamos invitadas a la fiesta de la Vida
Reflexión en el 28º domingo del Tiempo de la Iglesia
Todas las personas estamos invitadas a la fiesta de la Vida
“Jesús comenzó a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo: “Sucede con el reino de los cielos como con un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. Mandó a sus criados que fueran a llamar a los invitados, pero estos no quisieron asistir. Volvió a mandar otros criados, encargándoles: ‘Digan a los invitados que ya tengo preparada la comida. Mandé matar mis reses y animales engordados, y todo está listo; que vengan al banquete.’ Pero los invitados no hicieron caso. Uno de ellos se fue a sus terrenos, otro se fue a sus negocios, y los otros agarraron a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. Entonces el rey se enojó mucho, y ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: ‘El banquete está listo, pero aquellos invitados no merecían venir. Vayan, pues, ustedes a las calles principales, e inviten al banquete a todos los que encuentren.’ Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos; y así la sala se llenó de gente.
“Cuando el rey entró a ver a los invitados, se fijó en un hombre que no iba vestido con traje de boda. Le dijo: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí, si no traes traje de boda?’ Pero el otro se quedó callado. Entonces el rey dijo a los que atendían las mesas: ‘Átenlo de pies y manos y échenlo a la oscuridad de afuera. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.’ Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.” (Mt. 22,1-14 versión Biblia de Estudio Dios Habla Hoy).
1- La audiencia de Jesús.
El texto comienza diciendo que “Jesús comenzó a hablarles otra vez”. Se refiere a los líderes religiosos: “los sacerdotes y ancianos” (Mt 21,23). Los capítulos 21, 22 y 23 desarrollan extensamente el enfrentamiento entre Jesús y la dirigencia religiosa de su época (la discusión sobre la autoridad de Jesús en los vv 23-27; la historia de los dos hijos en los vv 28-32; la historia de los labradores perversos en los vv 33-46; la historia de los invitados a una boda en 22,1-14; el pago de impuestos en los vv 15-22; la resurrección de los muertos en los vv 23-33; el mandamiento más importante en los vv 34-40; la discusión sobre la procedencia del Mesías en los vv 41-46; para finalizar con la escandalosa crítica a los líderes religiosos en el capítulo 23).
Jesús dirige esta historia a la clase religiosa, las personas que actúan en el ámbito de lo sagrado.
2- La historia del Banquete de bodas.
La historia del banquete de bodas, el relato evangélico de hoy, da cuentas de una afición tanto de Israel como de los pueblos de su entorno: las fiestas sociales. Los actos cúlticos, eran acompañados de banquetes (Ex 34,15; Jue 16,23-25), igual que en cumpleaños (Gn 40,20; Job 1,4; Mt 14,6), uniones matrimoniales (Gn 29,22; Mt 22,2), funerales (2Sam 3,35; Jer 16,7), entre otras circunstancias.
Un gran banquete, requería de una segunda invitación el día de la fiesta. También, un criado escoltaba a los invitados al banquete (Lc 14,17). El anfitrión ofrecía túnicas a los invitados, les recibía con un beso (Lc 7,45), se les lavaba los pies (Gn 18,4; Jue 19,21; Lc 7,44) y se ungía su cabeza (Sal 23,5; Lc 7,46), se ponían adornos sobre su cabeza (Is 28,1), se sentaban de acuerdo a su rango (1Sam 9,22; Lc 14,8), se lavaban sus manos (2Re 3,11) y se bendecían los alimentos mediante oraciones (1Sam 9,13; Mt 15,35; Lc 22,17); la comida se acompañaba de música, canciones y bailes (2Sam 19,35; Lc 15,25) y el banquete podía durar varios días.
En esta historia, el rey representa a Dios, el banquete es el gozo mesiánico, el hijo del rey es el Mesías, los enviados son los profetas y los discípulos, los primeros invitados que rechazan la participación son el liderazgo religioso de Israel y quienes le siguieron, quienes controlaban el lugar de lo sagrado; los segundos invitados a quienes convocan en los caminos son personas discriminadas y excluidas de Israel, quienes ocupan el lugar de lo pagano y lo profano.
3- El mensaje hoy.
El proyecto de Dios es que todas las personas participen del gozo mesiánico, de su soberanía, de la comunión humana – divina (Is. 25,6-10) pero no exige ni fuerza, sino que deja que las personas decidan con libertad (Mt 22,5-6). El Reino, no es propiedad de un pueblo o una iglesia. El Reino pertenece a Dios y lo da gratuitamente a todas las personas, cuya solidaridad y la justicia es superior a la de los líderes religiosos (Mt 5,20). Solidaridad y justicia es la vestimenta para participar de la fiesta mesiánica.
La sociedad y la cultura, exigen de la dirigencia cristiana un cambio en el mensaje. Basta de legalismos. Basta de ritualismos. Basta de dogmatismos. Exigen coherencia con el mensaje de Jesús, que es liberador e inclusivo, abierto a toda la diversidad humana.
Las comunidades cristianas, somos portadoras de Buenas Noticias para todas las personas. La soberanía de Dios anunciada por Jesús es alegría, es fiesta, es gozo. Jesús lo compara a la alegría que produce un tesoro escondido que es encontrado (Mt 13,44), a la alegría de encontrar una perla de gran valor (Mt 13,45).
La Iglesia, tiene la misión de salir al encuentro de la sociedad y la cultura, e invitar a la fiesta mesiánica, donde todas las personas puedan participar de la mesa compartida y del gozo del encuentro con Dios y su Enviado. Está en nuestras manos transitar de la Iglesia de la moralidad y el dogmatismo a la Iglesia solidaria de la inclusión y la justicia.
Buena semana para todos y todas.
Obispo Julio.
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