Somos imagen de Dios


Domingo 29º del Tiempo de la Iglesia.

Mensaje a las comunidades Diversidad Cristiana y Metodista de Aguada.


Después de esto, los fariseos fueron y se pusieron de acuerdo para hacerle decir a Jesús algo que les diera motivo para acusarlo. Así que mandaron a algunos de sus partidarios, junto con otros del partido de Herodes, a decirle: —Maestro, sabemos que tú dices la verdad, y que enseñas de veras el camino de Dios, sin dejarte llevar por lo que diga la gente, porque no hablas para darles gusto. Danos, pues, tu opinión: ¿Está bien que paguemos impuestos al emperador romano, o no?

Jesús, dándose cuenta de la mala intención que llevaban, les dijo: —Hipócritas, ¿por qué me tienden trampas? Enséñenme la moneda con que se paga el impuesto. Le trajeron un denario, y Jesús les preguntó: —¿De quién es esta cara y el nombre que aquí está escrito? Le contestaron: —Del emperador. Jesús les dijo entonces: —Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.

Cuando oyeron esto, se quedaron admirados; y dejándolo, se fueron”. (Mateo 22,15-22 versión Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)



La tensión entre Jesús y la dirigencia política y religiosa de su tiempo va creciendo. El capítulo 22 de Mateo nos presenta cuatro preguntas. En la primera los fariseos envían a alguno de sus partidarios junto con personas del partido de Herodes a preguntarle a Jesús sobre el pago de impuestos (versículos 15 al 22). En la segunda, los saduceos lo interrogan sobre la resurrección de los muertos (versículos 23 al 33). En la tercera los fariseos y maestros de la ley lo interrogan sobre el mandamiento más importante (versículos 34 al 40). Finalmente, la cuarta pregunta la hace Jesús a los fariseos sobre ¿de quién es hijo el Cristo? (versículos 41 al 46).

El texto evangélico de hoy se centra en la primera pregunta ¿Está bien que paguemos impuestos al emperador romano o no? (versículo 17).

Los fariseos que no eran simpatizantes de Herodes se alíaron para poner a prueba y tenderle una trampa a Jesús. Si respondiera que es lícito pagar los impuestos, seguramente perdería la simpatía del pueblo pobre, discriminado y excluido que le seguía. Si respondiera que no es lícito, seguramente le hubieran considerado un traidor al imperio.

Con gran habilidad Jesús escapa a la trampa preguntando de quien es la imagen que trae la moneda con que se paga el impuesto. En aquel tiempo, el denario traía estampada la imagen del emperador Tiberio. Entonces responde: “Pues den al emperador lo que es del emperador”. Pero a manera de enseñanza, agrega un comentario que nos interpela aún hoy: “y a Dios lo que es de Dios”.

¿Qué hay que dar a Dios?

En muchos lugares, este evangelio es utilizado para predicar lo que debemos darle a Dios: oraciones, diezmo, nuestro corazón, etc. Las personas que predican eso no entendieron el mensaje de Jesús y hablan por sí mismas.

Así como la moneda con que se paga los impuestos es portadora de la imagen del emperador (Mt 22,21), la humanidad es portadora de la imagen divina. El ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1,26).

Con esto, Jesús deja planteada la dignidad del ser humano. Las mujeres y los hombres de todos los tiempos, en todos los lugares, pertenecemos únicamente a Dios. Por eso, su dignidad tiene que ser siempre defendido y protegida.

En la sociedad donde están insertas nuestras comunidades tenemos varios colectivos cuyos derechos y dignidad son vulnerados: las personas empobrecidas que viven en situación de calle, las personas que se encuentran en situación de consumo problemático, las personas con VIH SIDA, las personas GLTBI, las trabajadoras y los trabajadores sexuales, las mujeres en situación de violencia doméstica, por mencionar sólo algunos de esos colectivos.

Si las comunidades cristianas no asumimos activamente, la defensa de los derechos humanos y la dignidad de la persona humana, en todas sus formas, pero especialmente de quienes son discriminadas y excluidas, podemos ser muchas cosas, pero nunca la Iglesia de Jesucristo.

Buena semana para todas y todos.
Obispo Julio.

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