El Evangelio de Mateo (sexta entrega) La perfección
EVANGELIO DE MATEO / Thomas
Bohache
Traducción MCRP / Diversidad Cristiana
MATEO 5.48
Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el
cielo es perfecto.
“El reino de Dios, en las palabras utilizadas
por Jesús…es la forma en que serían la vida y la sociedad, si un Dios compasivo fuera imitado, en lugar
de imitar a los gobernantes romanos, los reyes clientes y el orden del Templo”.
(Nelson-Pallmeyer 2001: 174)
La
interpretación que hace la Torah de Jesús es la que últimamente lo pone en
conflicto con los demás maestros judíos. El tiempo de Mateo, comparte con Jesús
en que no hay un judaísmo único, definitivo, sino varios, que compiten por la
atención y la respetabilidad. Esto se refleja en el Evangelio de Mateo, en el
cual la Torah y el templo son temas fundamentales de controversia en las
confrontaciones de Jesús con los escribas, los fariseos, los saduceos y otros,
que creen que deberían ser los únicos árbitros
de la fe ancestral.
Esto
debió haber resonado en la comunidad judía cristiana de Mateo, pues ella
luchaba con otras comunidades judías en cuanto a cómo estudiar la Torah; o sea,
si la interpretación adecuada y el cumplimiento de la ley era a través de Jesús
mismo o de los rabinos (los sucesores espirituales de los fariseos), que
buscaban controlar la práctica judía y actuaban como policías después de la
destrucción del templo. Por esta razón, el Evangelio de Mateo puede ser
utilizado en una forma anti-semita, por lectores que no tienen cuidado de
colocarlo en su contexto: es tentador para ver contrastes importantes (Jesús,
correcto, versus los fariseos, erróneos: el Cristianismo, bueno, versus el
Judaísmo, malo; la letra de la ley, mala, versus el espíritu de la ley, buena;
la libertad cristiana, buena, versus el legalismo judío, malo; etc.) Esto en
lugar de reconocer las características de una disputa inter-religiosa, en la
cual ningún grupo está absolutamente correcto ni absolutamente equivocado (véase
Saldarini 1994: 44-8, 87-90)
Vemos
esto hoy en la comunidad “queer”, en el a menudo fuerte debate entre “religión”
y “espiritualidad”, en la cual cualquier tipo de tradición de fe organizada se
ve como homofóbica y enemiga de la espiritualidad genuina, o las tradiciones
orientales son juzgadas automáticamente más liberadoras que las occidentales.
Lo que debería ser central en cualquier discusión espiritual, es el Amor de
Dios/el Divino/ el Último (como sea que elijamos llamarlo) para todas las personas.
Este Amor debe manifestarse en la justicia, la igualdad, la libertad y el
empoderamiento, o será pervertido; este es el mensaje de todas las enseñanzas
de las grandes religiones, incluyendo la de Jesús. Si se examina con
cuidado cada uno de los versículos del Sermón del Monte que figura en Mateo, es
fácil ver este Amor, que motiva cada afirmación de Jesús acerca de cómo cumplir
mejor la Torah de Dios.
El
Evangelio de Mateo coloca otras partes de enseñanza, fuera del Sermón del Monte.
Esto se agrega al retrato general del Reino/Regla/Imperio de Dios, como la
enseñanza central de Jesús, y contribuye a una lectura “queer” de este
Evangelio. Por ejemplo:
Las
Parábolas: Jesús
describe el Reino de Dios en un lenguaje figurado de parábolas, utilizando imágenes
familiares de la vida cotidiana. Las “parábolas galileas” en Mateo 13, van
dirigidas a campesinos que trabajan lejos del templo de Jerusalén y su elite
político-religiosa. Sin embargo, estas personas deben pagar tasas y tributos, a
menudo agotando sus campos y a sí mismos en este proceso. Warren Carter anota
que, en el momento en que la audiencia ve u oye estas parábolas, ya sabe mucho
acerca de la naturaleza del Reino de Dios:
Se manifestó en las palabras y obras de Jesús.
Es el regalo gratuito de Dios, su iniciativa y acción.
Resiste, más que respaldar, al imperio romano.
Es divisorio; algunos son bienvenidos en él, mientras
otros, especialmente la elite, resiste el llamado de Dios.
Es interruptor y perturbador, da vuelta los
compromisos previos, las estructuras imperiales, sus prácticas y prioridades,
mientras crea una nueva forma de vida que contrarresta los valores sociales
dominantes.
Está en conflicto y en competencia con el reino del
mal.
Está presente en parte, pero – para muchos – la vida
permanece incambiada.
Su manifestación actual será completada cuando se
establezca el reino de Dios sobre todo, incluyendo el imperio romano (Carter
2000: 280)
Cada
una de las parábolas confirma uno de estos aspectos de la regla de Dios e
implica contraste con la regla de Roma: “El foco en el imperio de Dios y
eventual triunfo sobre todas las cosas, implica la desaparición de Roma”
(Carter 2000: 281) Más aún, las insinuaciones previas acerca de la naturaleza
de la basileia de
Dios, alertan a la audiencia para que espere lo inesperado.
¿No
puede esto decirse también de los aspectos “queer” que este comentario
presenta? De la misma manera que estas nuevas interpretaciones bíblicas sacuden
y remueven el estatus quo, son interruptoras y perturbadoras, bienvenidas para
algunos y no para otros, presentan una
visión acerca de cómo la vida podría ser cuando la heter-normatividad haya
caído. Estas parábolas de Jesús hacen “queer” el estatus quo de la hegemonía
romana en el mundo de la Palestina rural.
Así,
cuando leemos la Parábola de los yuyos y el trigo (Mateo 13. 24-30), podríamos
esperar que se nos diga: No debería permitirse que las malezas y el trigo
crezcan juntos. En lugar de esto, Jesús dice a sus oyentes que no deberían
cortarse las malezas antes de que crezcan totalmente, y luego, los cosechadores
harán la separación. ¿Qué nos dice esto acerca del Reino de Dios que Jesús
anunció? ¡Nos dice que debe dejarse espacio para las sorpresas y para
resultados inesperados! Alguien etiquetado como una “maleza o yuyo” en sus
comienzos vitales, puede eventualmente convertirse en “trigo”; nuestras propias
ideas acerca de qué constituye trigo y qué yuyo, pueden incluso cambiar con el
tiempo.
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