Otro Dios es posible (entrevista 31) - ¿Dios hace milagors?



ENTREVISTA 31
¿Dios hace milagros?


RAQUEL       Sí, te copio bien… Aló… Sí, ya los colegas se fueron… Dame paso… Amigas, amigos de Emisoras Latinas, continuamos en Cafarnaum. A nuestro lado, Jesucristo, con quien tenemos que aclarar muchísimas cosas. Disculpe que insista, pero debemos volver al tema de los milagros.

JESÚS          Pues volvamos, Raquel.

RAQUEL       En la reciente y accidentada rueda de prensa, usted decía que el milagro es compartir. Compartir la comida, los bienes que tenemos, cambiar de vida. Pero la gente busca otros prodigios. A Lourdes, a Fátima, a otros santuarios, los enfermos peregrinan pidiendo curaciones. ¡Y cuántas cruzadas de milagros y sanaciones no se celebran!

JESÚS          Como en mi tiempo. Iban a la piscina de Betesda y al Templo
de Jerusalén… y rezaban y pedían a Dios que los curara…

RAQUEL       ¿Y?

JESÚS          Y nada.

RAQUEL       Nuestra audiencia se preguntará: Si Dios es bueno… ¿qué le costaría curar a una viejita que le reza y le enciende velas y le suplica que la cure?

JESÚS          Tú lo has dicho. Dios es bueno. Y como bueno, tendría que curar
a esa viejita y a todos los viejitos que le rezan. ¿No te parece que Dios sería muy injusto si cura a una sí y a noventa y nueve no?

RAQUEL       Tal vez esa señora lo merece porque rezaba más que los
demás, porque tenía más fe.

JESÚS          No, Raquel, la fe no es una moneda para comprar milagros.
“Señor, te doy tanta fe a cambio de un par de milagros.”

RAQUEL       Entonces, que los cure a todos…

JESÚS          Y como nadie quiere enfermar, como nadie quiere morir, Dios tendría que convertirse en médico, y suspender la muerte, y andar curando a todo el mundo todo el tiempo.

RAQUEL       Pero podría hacer alguna excepción, no sé, algún trato especial
con algunas personas…

JESÚS          Dios no tiene preferencias con nadie. Recuerdo cuando se desplomó una torre en Siloé y mató a 18 galileos. Los que se salvaron dijeron: Gracias a Dios que nos salvamos… ¿Y los que se murieron? ¿Eran peores que los que quedaron vivos? ¿No merecían también vivir? No, Dios no tiene preferencias.

RAQUEL       Entonces, ¿por qué murieron esos 18 galileos?

JESÚS          Porque les cayó la torre encima. Porque los albañiles habrán
fabricado mal la torre. O porque un mal viento la echó abajo.

RAQUEL       En cualquiera de los casos, desastre natural o error humano, Dios
podría haber impedido que la torre se cayera.

JESÚS          Si Dios estuviera corrigiendo el mal trabajo de todos los albañiles
del mundo, si Dios se dedicara a cambiar el rumbo de los vientos, a impedir todo lo malo que nos pasa, todo lo que hacemos mal, tendría que ser médico y maestro de albañiles, y ocuparse de las lluvias y de las cosechas, y ser juez para resolver los pleitos… y nosotros no seríamos hombres y mujeres, sino muñecos de barro en sus manos. Muñecos sin alma, sin libertad.

RAQUEL       En resumen, usted nos dice que Dios no actúa. Que no cura a nadie, porque tendría que curar a todos. ¿Es así?

JESÚS          Así es.

RAQUEL       A mí y seguramente a muchos de nuestros oyentes, nos asalta una duda. ¿Para que sirven, entonces, las oraciones pidiendo salud, pidiendo trabajo, pidiendo…?

JESÚS          ¿Te puedo pedir algo a ti?            Aquí en Cafarnaum vendían antes unos
pescados sabrosísimos. Quiero ver cómo los hacen ahora. ¿Me acompañas? ¿Me puedes invitar? Y seguimos conversando.

RAQUEL       Por supuesto. Está invitado. Así hago yo el milagro de compartir. Raquel Pérez en Cafarnaum, a través de Emisoras Latinas y en Internet en nuestra página www.emisoraslatinas.net

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LOCUTOR    Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.


MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA…

Director de un casino

El problema del mal en el mundo ha sido siempre para cualquier conciencia sensible el Problema Mayor con el que tropieza la fe en Dios. El tropiezo surge de una determinada imagen de Dios: si Dios es el creador de todo, si es todopoderoso e infinitamente bueno, ¿por qué permite el sufrimiento, por qué las catástrofes, por qué el mal, por qué la muerte? ¿No podría evitar todo eso? ¿No podría actuar para impedir los males, no podía hacer milagros para liberarnos de tanto dolor?

A veces, son las metáforas, las comparaciones, las que nos ayudan no a dar respuesta sino a preguntarnos en otra dirección. Es esto lo que hace el teólogo alemán Eugen Drewermann cuando reflexiona:

A Dios no se le puede concebir como si fuese el hombre que planifica el horario de los trenes. Si se me permite una imagen, utilizaría la del director de un casino que no pusiera interés en que todos los jugadores ganaran, pero que sentiría curiosidad por saber qué iba a pasar. Me imagino a un Dios que trata de sacar adelante el mundo tal como es. Si existe, ha renunciado a saber cuál va a ser el destino de este mundo. Para las ciencias naturales, que están guiadas por la relación entre el azar y la necesidad, es una imagen adecuada, que nos permite comprender por qué nuestra Tierra cobija tantas maravillas y, al mismo tiempo, tanto sufrimiento. Las dos cosas relacionadas de una forma inseparable. Y así hay que asumirlo. Y así hasta el final. Los seres humanos tenemos que aprender a aceptar un mundo abierto y no determinado, porque es esto lo que nos hace tremendamente responsables de nuestros actos.


Torres mal construidas

En el evangelio de Lucas (13,4) Jesús se refiere a una torre en Siloé que al derrumbarse mató a dieciocho galileos. Cuántos desastres se evitarían si quienes “construyen torres” fueran responsables en su trabajo, si todos los trabajadores y profesionales hicieran bien las cosas que tienen que hacer. Hay mucho sufrimiento evitable en el mundo, mucho sufrimiento que nos causamos nosotros mismos y que causamos a los demás. Por eso es tan sensata y útil esa oración que se ha popularizado en diversas versiones y en distintos ambientes: Dios, dame fuerzas para cambiar lo que es posible cambiar, dame paciencia para aceptar lo que no es posible cambiar y dame sabiduría para distinguir una cosa de la otra.

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