Domingo de la Tercera semana del Tiempo de Misión en la Diversidad
Domingo 3° del Tiempo de Misión en la Diversidad
Mc 3,20-35
1.
El
texto en su contexto
La gente busca a Jesús
y va donde se encuentra. Necesita un referente, un líder, un profeta y lo
encuentran en Jesús (vv 20). La resistencia que opondrán los poderosos del
pueblo a la actividad mesiánica de Jesús, se infiltra e instala en su familia
(cf Zac 13,3). Un episodio que interpela nuestra visión de la “sagrada familia”
(vv 21).
Las autoridades lanzan
una grave acusación para desacreditarlo y desacreditar su actividad mesiánica
(vv 22). Pero Jesús responde ayudando a
discernir a su auditorio: Si las fuerzas del mal están divididas nunca vencerán
(vv 23-27) y atribuir al Mal lo que es obra de Dios es un pecado grave, una
blasfemia contra el Espíritu Santo (vv 28-30).
Las autoridades y sus
familiares se obstinaban en reconocer la acción de Dios que se manifestaba en
las palabras y acciones de Jesús, incluido su perdón. Quienes rehúsan a Dios se
cierran a su acción salvífica no pueden experimentar su misericordia y recibir
su perdón.
2. El texto en nuestro contexto:
La acción salvífica de
Dios continua revelándose en la historia de diversas formas, según el mismo
designio divino. Algunos sectores radicales del cristianismo, que se
caracterizan por posiciones fundamentalistas y dogmáticas, creyendo que son la “verdadera
iglesia” (= las autoridades de tiempos de Jesús) tienden a desestimar y
desacreditar a las personas, grupos u organizaciones que Dios suscita en la
historia.
Mantienen discursos
encontrados o enfrentados. Por un lado su autoridad afirma una cosa pero luego
ellos hacen otra. Por un lado se lanza un llamado al ecumenismo y por otro se
juzga y condena a quien piensa o hace diferente, dejando en evidencia que están
divididos y que su testimonio no procede de Dios y por lo tanto no resulta
creíble.
La Iglesia Antigua –
Diversidad Cristiana, invita a discernir sobre los signos de Dios en nuestro
tiempo. Donde se manifiesta su acción hay perdón, hay misericordia, hay
solidaridad, hay liberación. Todo lo que no es perdón no viene de Dios. Todo lo
que es juicio y condena no viene de Dios. Todo lo que es falta de solidaridad e
intolerancia no viene de Dios. Todo lo que es opresión no viene de Dios. Muchas
iglesias hablan de Dios pero no tienen a Dios. Muchos pastores predican a Dios
pero no le conocen. Muchas personas creen en Dios pero no con el corazón
aceptando sus designios.
Las cristianas y los
cristianos, al igual que los familiares de Jesús y sus allegados, corremos el
riesgo de oponer resistencia al desarrollo del Reino en medio nuestro, fruto de
nuestro egoísmo, de nuestros prejuicios, de nuestro miedo a creer. El Evangelio
de hoy nos invita a dejarnos llevar por la acción liberadora del Espíritu
Santo, identificando y confesando la acción salvífica allí donde se manifiesta.
Buena semana a todos y
todas.
+Julio.
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