2° Domingo del Tiempo de Misión en la Diversidad - Corpus Christi
Juan 6,25-59
1. El texto en su contexto
Este discurso, puesto
en boca de Jesús es único, no tiene paralelo en los evangelios sinópticos y
desarrolla temas centrales del evangelio de Juan, partiendo del simbolismo del
pan. El verdadero alimento que ofreció YHWH a la humanidad no fue el maná (versículo
31 cf Éxodo 16,4; Nehemías 9,15; Salmo 78,24; Sabiduría 16,20), sino que es
Jesús (versículo 35) que en el evangelio de Juan se identifica con los bienes
que da a la humanidad: el pan (6,35), la luz (10,12), la puerta (10,7), la vida
(11,25), el camino (14,6), la verdad (14,6).
Frente a estas
afirmaciones de Jesús, muchas veces surge el racionalismo humano (versículos
41-42 cf Mateo 13,55; Marcos 6,3; Lucas 4,22). En este pasaje se plantea el
tema de la fe en Jesús (versículo 29 cf 1,12); la fe como don de Dios a la
humanidad (versículo 37 cf 10,29; 17,6-9; 18.9); una fe que Jesús cuida y
protege hasta el último día (versículo 39 cf 10,28-29; 17,12).
Jesús, es el pan que
ha bajado del cielo (versículo 51 cf 1,14; Filipenses 2,6-7) y se entrega por la
vida del mundo; este texto tiene sus paralelos en los de institución de la
Eucaristía (Mateo 26,26-29; Marcos 14,22-25; Lucas 22,14-22; 1 Corintios
11,23-26).
2. El texto en nuestro
contexto:
La referencia bíblica
a la presencia real de Jesús en la Eucaristía es incuestionable, son
coincidentes Mateo, Marcos, Lucas, Juan y Pablo. La comunidad apostólica no
tuvo duda ninguna en creerlo y transmitirlo a las siguientes generaciones de
cristianas y cristianos.
Como está realmente
presente Jesús, en el pan y en el vino consagrados, es un misterio y como tal
lo creemos aunque no lo entendamos. Es un acto de fe no un acto de la razón.
Como todo misterio no
trataremos de explicarlo, porque habría tantas explicaciones como personas que
quieran hacerlo. Por intentar explicar la presencia real las iglesias nos hemos
dividido en posiciones teológicas sustentadas no en las Sagradas Escrituras y
la tradición apostólica, sino en corrientes filosóficas ajenas al Evangelio de
Jesucristo. Así unas iglesias se aferran a la doctrina de la
transubstanciación, otras lo hacen a la doctrina de la consubstanciación,
mientras que otras lo hacen al memorial.
La Iglesia Antigua
reconoce que Jesús está realmente presente en la Eucaristía, sustentada en las
Sagradas Escrituras y la tradición apostólica ((Mateo 26,26-29; Marcos
14,22-25; Lucas 22,14-22; Juan 6,23-59; 1 Corintios 11,23-26), pero entiende,
que es un Misterio y lo acepta como tal, y como Moisés frente al misterio de la
zarza que ardía sin apagarse (Éxodo 3,1-6), se descalza, se despoja de todo lo
que le imposibilita adorar a Dios que se revela en el Misterio.
Pero como Mateo
(25,31-46) y Juan (13,1-15), entendemos que la presencia real de Jesús en la
Eucaristía está al mismo nivel que la presencia real de Jesús en las personas
vulneradas en sus derechos y dignidad. No puede haber verdadera adoración a
Jesús Sacramentado si no hay verdadero servicio a Jesús Encarnado (1 Juan
4,20).
Buena semana para
todos y todas. +Julio.
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