Otro mundo es posible.
El
discurso escatológico
13 24“Pero en aquellos días, pasado el tiempo de
sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su luz, 25las
estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales temblarán. 26Entonces
se verá al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. 27Él
mandará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro puntos
cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el último rincón del
cielo.
28“Aprendan esta enseñanza de la higuera: Cuando sus
ramas se ponen tiernas, y brotan sus hojas, se dan cuenta ustedes de que ya el
verano está cerca. 29De la misma manera, cuando vean que suceden
estas cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está a la puerta. 30Les
aseguro que todo esto sucederá antes que muera la gente de este tiempo. 31El
cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras no dejarán de
cumplirse.
32“Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni
aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre.
33“Por
lo tanto, manténganse ustedes despiertos y vigilantes, porque no saben cuándo
llegará el momento. 34Deben hacer como en el caso de un hombre que,
estando a punto de irse a otro país, encargó a sus criados que le cuidaran la
casa. A cada cual le dejó un trabajo, y ordenó al portero que vigilara. 35Manténganse
ustedes despiertos, porque no saben cuándo va a llegar el señor de la casa, si
al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana; 36no
sea que venga de repente y los encuentre durmiendo. 37Lo que les
digo a ustedes se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!” (Marcos 13,24-32 versión Biblia de Estudio Dios
Habla Hoy).
El Evangelio de Marcos nos presenta una parte del discurso
escatológico. Pasaje que es común a Mateo 24,29–35,42,44 y Lucas 21.25–36.
1.
El
texto en su contexto.
Marcos toma el lenguaje utilizado en el Antiguo
Testamento (Isaías 13,9-10; 34,4; Jeremías 4,23-26; Ezequiel 32,7; Joel 2,10-11;
Amós 8,9; Sofonías 1,15) para desarrollar una catequesis sobre la importancia
del discipulado para transformar las estructuras injustas de este mundo.
El versículo 24 nos sitúa en un contexto
apocalíptico (cf. Apocalipsis 6,12-13; 8,12). En el lenguaje del Antiguo
Testamento, estas imágenes de conmoción cósmica hacen referencia a la
finalización de un sistema opresor del pueblo de Dios. El sol y la luna, eran
imágenes utilizadas para representar a las divinidades paganas (Deuteronomio
4,19-20; Jeremías 8,2; Ezequiel 8,16) y las estrellas representaban a los jefes
que oprimían al pueblo (Isaías 14,12-14;
24,21; Daniel 8,10).
El versículo 25 es una referencia a la profecía de
Daniel 7,13-14: “Vi que venía entre las
nubes alguien parecido a un hijo de hombre, el cual fue a donde estaba el
Anciano; y le hicieron acercarse a él. Y le fue dado el poder, la gloria y el
reino, y gente de todas las naciones y lenguas le servían. Su poder será
siempre el mismo, y su reino jamás será destruido” (cf Mateo 16,27;
1Tesalonisenses 4,13; Apocalipsis 1,7).
El versículo 26 es una referencia a la profecía de
Deuteronomio 30,3-4: “entonces el Señor
su Dios cambiará la suerte de ustedes y les tendrá compasión. Los reunirá otra
vez de entre los países donde antes los arrojó, 4y aunque los
desterrados de ustedes estén esparcidos por los lugares más lejanos del mundo,
de allá los hará venir el Señor su Dios, y hasta allá irá a buscarlos”. Este
texto de Deuteronomio es parte del último discurso de Moisés, y se da en el
marco de la Alianza entre Dios e Israel en Moab. Un texto que se escribe en
situación de destierro, pues Israel había sido invadido por el ejército
babilonio y gran parte del pueblo se encontraba disperso en tierra extranjera.
Los versículos 28 al 30 enseñan a las discípulas y
los discípulos, a observar los signos
de los tiempos; para en la coyuntura histórica, identificar los signos que
anuncian la llegada de la opresión y los signos que anunciaban la llegada de la
liberación (= el Reinado de Dios). Las discípulas y los discípulos de Jesús,
creemos que ese Reinado irrumpió en la historia, en la persona misma de Jesús
de Nazaret, sin embargo, no sabemos cuando este Reinado de Dios llegue a su
plenitud. Es un misterio, nos dice Marcos, que solo el Padre lo sabe
(versículos 31 y 32).
Los versículos 33 al 36 enseñan a las discípulas y
los discípulos a vigilar. Mantener la
atención en aquellas señales que nos revelan la cercanía de la opresión que
impide el desarrollo de integral de las mujeres y los hombres, para dar
testimonio, de que Jesús anuncia la liberación de un sistema injusto. Sabe que
la única forma de cambiar los destinos injustos de la historia por los queridos
por Dios (= salvar) es hacer caer el sistema que oprime, vulnera y excluye
levantándose como el enemigo de Dios en la historia.
2.
El
texto en nuestro contexto.
Tenemos muy claro, que este texto del discurso
escatológico, ha sido utilizado durante años, anunciando el fin del mundo y con
ello, adormeciendo la fe y el compromiso en la transformación de este mundo.
Pero Jesús, nunca anunció el “fin del mundo” sino la caída del sistema injusto
y opresar que impide a las personas ser y hacer, plenamente el proyecto divino;
en esta línea va la profecía de Deuteronomo 30,3-4 a que hace referencia el
versículo 26 de este Evangelio. Quienes sostienen la postura del “fin del mundo”,
conspiran contra la enseñanza de Jesús y atenta contra la fe y el compromiso de
quienes queremos seguir a Jesús en el discipulado.
La intención del Evangelio de Marcos, es mostrar a
Jesús como el Mesías al que únicamente se le puede conocer mediante el
seguimiento. Un seguimiento que requiere el mismo compromiso radical con el
cambio de las estructuras injustas que tuvo Jesús entregando su vida a la causa
de la liberación de las mujeres y los hombres (= Reinado de Dios).
En esta catequesis, el Evangelio de Marcos, nos
enseña que las discípulas y los discípulos de Jesús, estamos comprometidos con
la liberación integral de las mujeres y los hombres que sufren opresión, cuyos
derechos y dignidad son vulnerados. Nuestro compromiso, es con la caída de los
sistemas injustos, no importa si son políticos, económicos, sociales,
culturales, religiosos, familiares. Si vulneran la dignidad de las personas
deben caer porque conspiran contra el designio divino. Por lo tanto, este texto
no debe causarnos miedo ni paralizarnos, por el contrario, nos anuncia que es
posible la liberación de todos los sistemas injustos y nos compromete
activamente en la transformación de nuestras estructuras políticas, económicas,
sociales, culturales, religiosas, familiares, donde no puede haber lugar a la
opresión de unas personas sobre otras porque eso es violar el designio divino.
Quienes realizan una interpretación literalista de
este texto están muy lejos del pensamiento, las palabras, y las acciones de
Jesús de Nazaret. Estas personas predican otra cosa y no el Evangelio (= Buena
Noticia) de Jesús de Nazaret.
El Evangelio de hoy, es el anuncio de una gran
alegría: otro mundo es posible aquí y ahora, donde todas las
personas gocen plenamente de sus derechos, donde la inclusión y la equidad sean
realidad para todas y todos, pero para ello es necesario dejar de esperar el
fin de este y la llegada de otro mundo. Este es el único mundo al que Dios ama
tanto, que se hizo humano (= hijo del hombre) para compartir con la humanidad
su divinidad (Juan 1,14; Galatas 4,4; Filipenses 2,6-8).
Buena semana a todas y todos.
+Julio.
Semana 33 del Tiempo de la Iglesia.
Comentarios
Publicar un comentario