Comentarios Queer a la Biblia - Génesis (décima quinta entrega)


 GÉNESIS / BERESHIT
Autor: Michael Carden
Traducción: MCRP (Diversidad Cristiana)

VAYISHLAKH (32.4 – 36.43)

Jacob ha aprendido y prosperado en la casa de Laban. Ha adquirido dos esposas y dos concubinas, que le han dado once hijos y, al menos, una hija. También ha adquirido bueyes, asnos, rebaños, esclavos y esclavas (Génesis, 32.5) Irritado con la autoridad de Laban, Jacob se prepara para regresar a Canaán. Sorpresivamente, Jacob consulta con sus esposas, como buscando su consentimiento a sus planes, que ellas le dan (Génesis 31. 4-16).

Este capítulo se abre con la comitiva acampada en las orillas de Seir, el país de Esaú. Jacob ha enviado mensajes a Esaú, anunciando su buena fortuna y su regreso, y está ahora anticipando la reunión con su hermano. Es en este contexto, que Jacob lucha con el visitante nocturno, en el vado de Jabbok. Antes, he realizado una utópica lectura erótica de este incidente, como significando una reconciliación de los dos hermanos, como una instancia del mito homoerótico de los Mellizos Divinos. Los cristianos han entendido este incidente como un encuentro entre Jacob y la divinidad, pues aquí se lo nombra Israel, lucha con Dios y hombre (ish), y porque Jacob nombra al lugar Peniel, el rostro de Dios, donde vio a Dios cara a cara, y siguió vivo. Esta identificación cristiana del visitante de Jacob, con la divinidad, puede servir para indicar que el homoerotismo es un terreno válido para la manifestación divina.

La divinidad se ha aparecido como un “hombre” y ha hablado a Jacob, en una noche altamente cargada de  hermandad erótica. Tal identificación está totalmente de acuerdo con  la Encarnación intrínseca al Cristianismo.

Tal identificación ha sido más problemática para el Judaísmo, y en el Islam sería considerada como shirk, asociando lo creado con lo divino. En consecuencia, esta historia no se encuentra en el Corán. En la tradición judía,  Jacob lucha con un ángel,  y algunos identifican a este ángel con Sammael/Satán. Mientras hace un tiempo, yo propuso una lectura “queer” utópica del regreso de Jacob, la presencia de Sammael permite una lectura diferente de este regreso,  que se conforma al proceso de disminución que emerge en esta parasha. Zornberg describe esta lucha de Jacob, como un tipo de fracaso por parte de este, al tratar con la cuestión del poder. Cita a Rashi, y destaca que el ángel garantiza a Jacob que ya no tendrá la reputación de que “las bendiciones vienen a ti a través de la insinuación y la mentira, sino por autoridad y abiertamente” (Zornberg, citando a Rashi: 1996: 228)

Jacob debe ir a Betel, para que su “nueva modalidad” sea confirmada por el ángel y “propiamente definida por Dios”, pero está impaciente y asume prematuramente el nombre “Israel”,  “antes de tener autoridad para hacerlo”, y sin esperar (Zornberg 1996: 228) Jacob es el “nancy” (despectivo para varón homosexual) que ha tenido que vivir de sus “vivezas”, superando a todos los varones confiados en las formas del patriarcado. Tiene miedo de su inmediata reunión con su hermano, teme no estar a la altura. Deteniendo a Sammael, el acusador “príncipe de este mundo” (Juan 12.31), Jacob pide su bendición, que confirme su poder y masculinidad.

En Juan 12.31, dice Jesús:
Este es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda en este mundo.

Al día siguiente, Jacob irá a encontrar a Esaú, arreglando todo su séquito delante de él. Ha enviado ya a sus rebaños y ahora coloca ante él a sus concubinas con los hijos, Lea con sus hijos detrás de ellos, seguida por Raquel y José, delante del mismo Jacob. Esaú no va a tener dudas de que su hermano se ha transformado en un hombre. La vergüenza homofóbica de Esaú y su escándalo por este “mariquita”, colapsan ante tan logro heteronormativo y cae llorando, en alegría aliviada, en los brazos de su hermano.

La apropiación y entrada de Jacob en el patriarcado, marca el principio del resto de esta parasha. El regreso de Jacob va seguido inmediatamente por la violación de Dina. (Génesis, 34) De acuerdo con Zornberg, este hecho es una consecuencia directa o una ilustración de la arrogación que hace Jacob del poder. Esta autora cita una tradición de que Jacob esconde a Dina, manteniéndola en un baúl, para que Esaú no ponga los ojos en ella. Zornberg argumenta que este control sobre Dina representa un tipo de avaricia,  un acaparamiento, un encierro de Dina en su familia. (Zornberg 1996: 226) Dina es un “commoditiy” (mercancía) para el mercado, un vientre, y debe ser mantenida bajo el control masculino. La avaricia de Jacob lleva este control a extremos, encerrando a Dina. Un baúl puede ser un tipo de armario, y recordando el cambio de sexo que sufriera Dina en el vientre de su madre, una lectura alternativa puede ser que Jacob ha escondido a esta criatura “queer” de su hermano muy heterosexual, para que su propia sexualidad no se vea desafiada por asociación. La salida de Dina es un intento de ejercicio de autonomía personal, y es significativo que ella salga en busca de compañía femenina.

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