El Evangelio de Juan - Comentarios de la Biblia Queer - Primera entrega

Comenzamos una nueva entrega de los Comentarios de la Biblia Queer. En esta oportunidad es el Evangelio de Juan. Trabajo de traducción realizado por nuestra hermana MCRP que iremos publicando en nuestro blog semana a semana.



EVANGELIO DE JUAN /Robert E. Goss
Traducción MCRP

La mayoría de los estudiosos no discute la localización del Evangelio de Juan en Éfeso o algún lugar similar, gran centro urbano en el Líbano o Siria. Se propone una fecha a fines del siglo I para la composición final de los Evangelios, aproximadamente 90-110 DC. Se toma a Juan 9.22 para referirse a la expulsión de los cristianos judíos de las sinagogas y se fecha el Evangelio en algún momento alrededor del año 90 DC. La narración reclama que el texto fue escrito por el discípulo amado, que fue testigo ocular de los hechos durante el ministerio de Jesús. El cuarto evangelista creía que estaba inspirado por el Espíritu Santo para recordar y narrar los eventos del Evangelio (Juan 14.26; 15.26)

Un rasgo fundamental de este Evangelio es su Cristología. La Palabra pre-existente se hace carne en Jesús (1.14) Dios se muestra en Jesús, revelando la naturaleza de Dios como divina fuente de amor. Roger Haight define en forma sucinta la Cristología como “la reacción e interpretación de Jesús” (Haight 1999: 30) En el Evangelio de Juan, la Cristología se da desde la perspectiva o desde lo alto. Jesús es retratado como alguien que desciende desde el cielo y revela la naturaleza de Dios. Así, el retrato de Jesús es Cristo exaltado, que revela a Dios como su padre y que es uno con Dios.

Por el siglo III DC, el Evangelio de Juan es reconocido como el Evangelio espiritual, porque difiere de los tres evangelios sinópticos en su retrato de Jesús y por su simbolismo. La forma altamente sacramental o simbólica en que se presenta la historia de Jesús, fue notada por los primeros escritores cristianos. En su “Historia Eclesiástica”, Eusebio cita a Clemente de Alejandría: “Por último, Juan, percibiendo que los hechos externos se han hecho ciertos en el evangelio, urgido por sus amigos e inspirado por el Espíritu, compuso un evangelio espiritual” (O’Day 2001: 26) El autor escribió un Evangelio con los hechos internos. El Cuarto Evangelio se dirige a las experiencias internas de la vida del lector, y acertadamente (pero no exclusivamente) se dirige a las experiencias de vida “queer” en la “salida del armario”, descubriendo la gracia de su propio ser e integrando el mensaje del Dios revelado en Jesús.

En este Evangelio, es central el tema de la revelación de Dios en Jesús. “Mostrarse, revelarse” es comprendido por muchos como un sacramento (Glaser, Goss, Heyward, Perkins, West) Mona West describe la “salida” como un “momento de ruptura en nuestro crecimiento espiritual”. Momentos de ruptura son aquellos momentos de invitación que ocurren a través de nuestra vida, en los cuales atisbamos algo más, algo más grande en que participamos nosotros”. (West, 2005) Chris Glaser, de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana entiende que la “salida” es un sacramento, un ritual que revela lo sagrado en las vidas “queer”. Es un tema central en las tradiciones bíblicas hebrea y cristiana.

Pero la revelación es un tema recurrente – si no central – en la Biblia, fácilmente reconocible para aquellos familiarizados con la experiencia y “salida” como lesbiana, gay, bisexual, transgénero… Esto une nuestra propia experiencia con aquella de nuestros ancestros espirituales, y nos abre a la universalidad del proceso de dar vida y cambiar la vida de todo ser humano. Así como revelarse a Dios abre la revelación del propio Dios elegida o afirmada en la Biblia, así nuestra vulnerabilidad crea un santuario bienvenido para la revelación del propio Dios (Glaser 1998: 49)

La revelación de Dios en Jesús en formas sorpresivas, ofrece un desafío. Ayuda a algunas personas en el Evangelio para dejar pasadas concepciones e imágenes tradicionales y les abre nuevas posibilidades de vida y transformación. Otros personajes – como Nicodemo, algunos discípulos y opositores – no dan la bienvenida a la revelación de Dios en Jesús. Rehúsan aceptar la posibilidad de un Dios encarnado en Jesús y transformado en una palabra de gracia.

Este tema de la revelación permite a las personas “queer” apreciar la revelación de Dios en Jesús y las luchas engendradas en la narración. Esta revelación resuena en las experiencias de la vida “queer”. Muchos de nosotros experimentaron la “salida” como una espada de doble filo, una experiencia de gracia y auto-aceptación y de rechazo a una sociedad juzgadora. La fuente de los signos surge (capítulos 1.19-12.50), a menudo considerados por los eruditos Juaninos como una fuente escrito de un tratado misionero para persuadir a los judíos de que Jesús era el Mesías, proporciona a los lectores “queer” una oportunidad para mirar los temas de la revelación de Dios en Cristo. Para muchos “queer”, la revelación es una graciosa invitación para ver lo divino en nuestras vidas, pero también es una experiencia dolorosa, incluso conflictiva.

El segundo aspecto de la revelación de Dios a través de Jesús es la muestra de Dios como fuente de amor. Sigue a la lucha de las personas “queer” para “salir”. Revelarse, salir, implica una vida auténtica, hacer visible nuestro amor. Robert Williams observa: “La urgencia para mostrarse, para superar la opresión y el auto-desprecio, para celebrar quién soy, es el llamado de Dios, el Amante Divino – el más promiscuo de todos los amantes” (Heyward 1989: 120) El amor de dios no puede ser derrotado, controlado o regulado. Se manifiesta en las formas y en las personas menos esperadas. La invitación divina para mostrarse, “salir del armario” es dejar atrás viejos modelos y llevar vidas auténticas. Jesús modela de esa manera la revelación de Dios para las personas “queer” de fe.

Jesús y sus discípulos pertenecen a la luz, pero sus opositores vienen de la oscuridad. No pueden reconocer a Jesús como la revelación de Dios. Jesús dice: “Ustedes son de abajo, yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo” (8.23) Esencial para la narración que hace Juan de Jesús, es este particular conflicto de la comunidad cristiana, con elementos de la comunidad judía en la etapa pos-templo. De Juan 9, parece que la alta Cristología de la comunidad de Juan condujo a su expulsión de ciertas sinagogas. Los opositores a Jesús preguntan constantemente: “¿De dónde son ustedes?” Ellos no son capaces de contestar estas preguntas existenciales para ellos, y así, asumen una posición hostil a Jesús y al hombre ciego cuya vista ha recuperado.

La llamada del Cuarto Evangelio a los grupos despreciados como los samaritanos puso en mayor antagonismo a la comunidad con los líderes judíos fundamentalistas, que estaban dispuestos a mantener fuertes límites en la comunidad judía. La comunidad juanina se siente aislada en un mundo hostil, visualizándose a sí misma como una luz en la oscuridad. Para la comunidad, el Evangelio ofrece reafirmación de que no están solos en el mundo y que son amados por Dios.

Es natural para los cristianos “queer” identicarse con las dimensiones sectarias de la comunidad juanina y leer la historia de Jesús de manera similar. Como esa comunidad, la cristiana “queer” perseveró en su fe, a pesar de la exclusividad y hostilidad de las iglesias institucionales. Los cristianos “queer” extendien la buena noticia a la comunidad LGTB y llegan a las personas marginadas y oprimidas. Preservan la memoria de que Jesús estaba cómodo con los excluidos y los oprimidos y que Jesús aparece como la Palabra de Dios encarnada. Sin embargo, muchos no pudieron aceptar la aparición de la Palabra, porque era demasiado escandalosa, demasiado encarnada, y demasiado llena de gracia.

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