Conmemoración de la Pasión de Jesús - Viernes Santo

Dibujo de Cerezo - Tomado de Koinonía

Conmemoración de la Pasión del Señor

La muerte violenta de Jesús fue la consecuencia directa de su ministerio dedicado a liberar, dignificar, transformar las realidades menos humanas en más humanas; eso significan los relatos de milagros narrados por los Evangelios.

A este Jesús que pasó “haciendo el bien” los poderes político y religioso lo ejecutaron. Mataron su cuerpo en una cruz, pero no pudieron matar su PROYECTO porque es el proyecto de Dios, no pudieron matar su AMOR porque era es el amor encarnado de Dios, no pudieron matar su NOMBRE porque Jesús es Dios con nosotros y nosotras, y entre nosotros y nosotras (Emmanuel), salvando (Yeshúa).

La buena noticia (evangelio) que Jesús trajo a la humanidad hace dos mil años, sigue viva en cada comunidad cristiana que se abre a todas las personas y las recibe (inclusividad), en cada comunidad cristiana que se compromete radicalmente con las personas vulneradas en sus derechos y su dignidad (solidaridad).

La misión profética que tenemos sus discípulas y discípulos es comunicar a los poderes políticos y religiosos de hoy, que “Dios sigue escuchando el clamor de las personas oprimidas, discriminadas y excluidas”; que sigue poniéndose de parte de ellas y por eso envía hombres y mujeres que asumen un compromiso radical con el Evangelio de Jesucristo para liberar y sanar; que sigue manteniendo viva y firme la PROMESA de que otro mundo es posible, aquel por el que Jesús entregó su vida.

En este viernes santo, no pongamos el énfasis en el ayuno y la penitencia, el mundo está lleno de dolor, no es necesario crear más dolor para agradar a Dios. Asumamos al pie de la cruz de Jesús, y de todos los crucificados y todas las crucificadas, el compromiso de luchar para transformar las estructuras injustas e insolidarias de este mundo, para que a todas las personas se les respete sus derechos, para que a todas las personas se les restablezca su dignidad, para que todas las personas tengan un lugar en una Civilización del Amor que todavía es posible construir.

Que así sea.
Julio, obispo.

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