El Libro de los Doce Profetas Menores - décima entrega

EL LIBRO DE LOS DOCE PROFETAS MENORES / Michael Carden
Traducción: MCRP


VISIÓN DE LA RECONCILIACIÓN FINAL (Oseas 12-14)

Esta sección final se abre no con lenguaje de reconciliación, sino con un lenguaje de amenaza. Oseas 12 también se refiere a las historias de Jacob, contándolas como “una parábola de rebelión y reconciliación” (Marks 1987: 228) Jacob es el ancestro epónimo de Israel que es llamado Israel, siguiendo su lucha “con un ser divino” (Oseas 12.4, recordando Génesis 32.22-32) Es Jacob quien habla con la divinidad en Bethel y allí establece su santuario (Génesis 35.14-15) En el curso de los Doce, es Bethel la que será suplantada por Zion, como el lugar de residencia de Yavé (Zacarías 7-8) La violencia y la denuncia continúan en Oseas 13, lo que invierte dramáticamente la imagen maternal del capítulo 11. Ahora, la divinidad prepara el ataque a Israel “como una osa a quien le han robado sus cachorros” para “desgarrar el estuche de sus corazones” (Oseas 13-8) La imagen de muerte y violencia crece, culminando en la brutal imaginería de guerra y expoliación. “Caerán bajo la espada, sus niños serán arrastrados a la muerte y sus mujeres embarazadas desgarradas” (Oseas 14.1)


Con esta escena el impulso homicida parece agotado, elevando una vez más una contra-voz. Esta al principio aparece como ratificando la ideología de dominación y castigo. Comienza como un llamado a “volver…a Yavé, tu Dios…” (Oseas, 14.1-2), en la voz del profeta, seguido por una plegaria coral por perdón, conducida por el profeta. La divinidad responde luego en un lenguje de erotismo creciente, hablando sobre los motivos del sagrado matrimonio. Israel volverá al amor (Oseas, 14.5), y luego

“Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano.Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano.Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano.Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado su fruto.¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Yavé son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos”. (Oseas 14. 6-9).

El grano, el vino y el aceite (de oliva) son signos de la unión regocijada del cielo y la tierra y representan el “lujurioso crecimiento de Israel en la tierra” (Yee 1998: 214) Tan sorprendente es la imagen erótica del rocío y el lirio. El rocío en el tema del sagrado matrimonio es el semen del cielo. Al ser como rocío para Israel y causarle su florecimiento, Yavé describe la relación con Israel como un matrimonio sagrado. Sin embargo, lo que sorprende en estos versículos es: un matrimonio sagrado entre dos seres masculinos. A diferencia de los capítulos de apertura en los cuales Israel es retratado y abordado como una mujer, en estos versículos se le habla claramente como a un hombre, revelando el homoerotismo de la metáfora matrimonial aplicada a una comunidad masculina, para retratar su relación con su dios. Haciendo explícito el homoerotismo, nombrando a esta relación como un matrimonio masculino, viene a colapsar el potencial de la metáfora que apoya la heteronormativa. El homoerotismo de esta imagen, podría incluso aprobar la liberación de los hombres gays y bisexuales (confieso que cuando vi por primera vez esta posibilidad homoerótica, me sorprendí gratamente) Pero ¿qué pasa con las mujeres lesbianas y bisexuales? ¿Como observa Ostriker, hablando sobre el análisis que hace Eilberg-Schwartz del homoerotismo en la relación de Israel con la divinidad, las mujeres representan “una amenaza…a la relación de amor hombre-hombre entre los hombres y Dios”, requiriendo de esta manera que “las mujeres reales deben ser excluidas totalmente del círculo de la relación espiritual inmediata” (Ostriker 2000: 51)? ¿Es este el impulso real detrás de la exclusión de la mujer del ministerio, más prominente en el centro del Catolicismo Romano? ¿Sirve el colapso del matrimonio sagrado aquí para apoyar y sostener la violencia contra Gomer, no como la figura de la hermandad de Israel, sino como una mujer representando a todas las mujeres?

Planteo estas preguntas porque creo que el tema del matrimonio sagrado puede ser usado para criticar las ideologías heteronormativas patriarcales en el texto. Creo que en estos versículos finales hay un exceso, como en Oseas 11 y los finales de Oseas 2, eso sirve para colapsar estas ideologías y abrir posibilidades “queer”. Para lograr este efecto, el exceso debe ser no androcéntrico sino andrógino, haciendo colapsar no solo a la heteronormativa sino a todas las rígidas categorías de género. ¿Hay una dimensión andrógina para la imagen final de Oseas del matrimonio masculino entre Efraín/Israel y Yavé? La dimensión andrógina puede encontrarse, y llega desde una fuente sorprendente: las antiguas tradiciones de la diosa. Marie-Theres Wacker cista a Oseas 14-9, el versículo que cierra esta escena de reconciliación, como una escena que incluye rasgos no de una, sino de dos diosas. Ella destaca que Wellhausen creía que el hebreo de 14.9b “cuando respondo y lo miro”, podría mejorarse leyendo “yo soy su Anath y Asherah” (Wacker 1995: 224) El hebro lee “ani anti wa surennu”, que Wellhausen proponería debería leerse “ani anato wa aserato”. Ella anota que la propuesta de Wellhausen ha sido tomada en cuenta por un número de eruditos. Weinfeld mismo la emplea en su ensayo sobre las tradiciones judías del sagrado matrimonio, para subrayar su lectura de estos versículos como parte del motivo de un sagrado matrimonio que subyace en Oseas. Argumenta él que el “propósito del pasaje es claro: el Dios de Israel proporciona fertilidad, y no los ídolos” y por tanto, la lectura estándar de este versículo, sería “apenas está de acuerdo con el contexto” (Weinfeld 1996: 525) Por otra parte, Wacker, argumenta para mantener la formulación tradicional, pero permitiendo una ambigüedad que “sugiera un alerta de sensatez sobre los términos “Anath” y “Asherah” (Wacker 1995: 226) Un problema para tal lectura, sugiere ella, sería si los nombres de estas diosas habrían sido conocidas y utilizadas por la audiencia de Oseas, que ella asume habría sido israelita de los siglos VIII y VII AC. Sobre esa base, dice que la evidencia es firme para Asherah, pero débil para Anah. Como ya he señalado antes, no creo que Oseas se dirija a una audiencia israelita del siglo VIII, sino mucho más tardía, en el período persa o helenístico. Esta datación afirma el caso para interpretar la terminología para ambas diosas, porque Wacker anota que la mejor evidencia para Anah proviene “del egipcio post-exílico de la colonia (judía) militar Elefantina” (Wacker 1995: 226)

El hecho de que ambas diosas estén presentes en esta escena, a través de la ambigüedad de los sonidos, está reforzado por la imagen de los árboles en los versículos. El árbol sagrado está muy fuertemente asociado con las antiguas diosas, en particular Aherah y tales referencias se encuentran en otros lugares del mismo Oseas. Wacker argumenta que la evidencia de las diosas, a través de los sonidos en Oseas, se encuentra en Oseas 4.13, que se refiere a quemar incienso en bosques de encinas, álamos bajo los terebintos (elah). Como observa Wacker, el término traducido como “terebinto”, “es un homónimo de la forma femenina de “El”, Dios – o sea, Elah o Elt: diosa” (Wacker 1995: 228) En Oseas 14, Efraín /Israel es comparada con el árbol del Líbano y el olivo en el versículo 9, es la imagen del “verde ciprés”. Israel, como árbol, toma el lugar de la diosa, como esposa del dios, Yavé. Sin embargo, ¿es Yavé dios o diosa? En Oseas 11, se presenta a Yavé como la madre. ¿Se convierte ahora en esposa de la esposa, Efraín? Esta confusión de género se mantiene en el versículo 9 y su evocación de Anath y Asherah. De acuerdo con Weinfeld, Yavé aquí se apropia de los poderes de fertilidad de estas diosas, como poderes de Yavé. Lee el versículo “Efraín, ¿qué más tengo yo que ver con los ídolos? Soy su Anah y su Asherah. Soy como un lujurioso ciprés, su fruto es probado por mí” (Weinfeld 1996: 525) En Oseas 2, Yavé declara que él es el Baal que ha sido adorado en Israel, y ahora, en Oseas 14, Yavé declara que ella es ambas, Anah y Asherah, que trae fertilidad a Israel. La imagen del árbol, aquí aplicada a Yavé, refuerza la identificación de Yavé como diosa. Pero hay una posterior ambigüedad en el versículo 9, que se hace evidente al comparar la versión de Weinfeld con la traducción JPS, citada más arriba. Weinfel pone estas palabras en boca de Yavé, mientras en la JPS es Efraín quien habla. La mayoría de las otras traducciones inglesas atribuyen estas palabras a Yavé, pero el hebreo es ambiguo en esta parte (esta ambigüedad se retiene en la versión del Rey James) Yo diría que la ambigüedad permite las dos posibilidades. Admitiendo que tanto Yavé como Efraín dicen estas palabras mutuamente, se facilita el colapso “queer” de los límites rígidos que se originan en el exceso visionario del motivo del matrimonio sagrado. Más aún, no solo esto permite el colapso del heteronormativo matrimonio patriarcal, hacia el homoerótico, sino que también colapsa el aparente privilegio del varón. Lo que a primera vista es una unión homosexual, exclusiva de lo femenino, revela la unión de mujeres, incluso una unión de diosas. [Al comentar este versículo, Gale Yee destaca que Proverbios 3.18, la Sabiduría Femenina “la personificación femenina de la sabiduría de Dios, también se describe como un árbol que da vida” (Yee 1998: 214) Ella usa esta visión para ver en este versículo un colapso del aspecto masculino /esposo de la divinidad, en beneficio de una dimensión femenina de lo divino.

COLOFÓN.-

A medida que baja el telón de esta escena final del primer acto de los Doce, el narrador da un paso adelante, diciendo: -¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Yavé son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos. (Oseas 14.10)

Se advierte a la audiencia que utilice la sabiduría para discernir lo que se ha dicho. Este versículo puede tomarse como una advertencia contra la confianza en lo superficial, el significado aparente de las palabras, y un llamado a buscar en la profundidad de las imágenes, para entender todas sus posibilidades.

Gale Yee ve este llamado a la sabiduría, como un apoyo más a la evocación de la divinidad femenina, Sabiduría Mujer, a través de la metáfora del árbol en el versículo anterior (Yee 1998: 214).

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Agradecemos la contribución de nuestra hermana MCRP por el servicio comunitario que realiza, al traducir semanalmente los capítulos de la Biblia Queer. En esta entrega queda finalizado el Libro de los Doce Profetas Menores.

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