Rito de Sanación en Diversidad Cristiana.-
Rito de Sanación.
Fundamentos Bíblicos en el Antiguo Testamento:
La ley mosaica presenta un código sanitario y de prevención en materia de salud pública (Lv 11–15). Según las Escrituras Hebreas YHWH es quien sana las enfermedades, tanto por medios naturales (Lv. 13,18-37; 14,3; Eclo. 38,1-15); como sobrenaturales (Sal 103.3; Mt 8.16–17). La utilización de medicinas y otras prácticas no entraban en contradicción con la creencia en YHWH como sanador (Ex. 15,26; cf. Dt. 7,15; 32,39; Jer. 17,14; 30,17; Sal. 6,2; 41,3-4; 103,3; Tob. 12,14) quien también obraba por medio de personas a través de diversas formas (Gn. 20,17-18; Num. 21,4-9; 2Re. 5; 20,1-11).
A través de la revelación, se puede ubicar el origen primero de la enfermedad y de la muerte, en la desobediencia Humana a la llamada Divina, lo que las Sagradas Escrituras relatan como el pecado y en la caída. La humanidad creada a imagen de Dios fue destinada a una vida íntegra y plena, y no al sufrimiento al que se halla sometida (Gn. 1,27. 31; 2,7; 3,22). Por la desobediencia, la muerte –en cuanto ruptura y pérdida- entró en la historia; con las enfermedades que llevan a ella (Rom. 5,12); las enfermedades son entendidas por el judaísmo, como el castigo por un pecado concreto (Dt. 28,58-61; 2Sam. 24,15; 2Re. 5,27), o por las faltas cometidas por los padres (Ex. 20;5). Encontramos en las Sagradas Escrituras otros dos orígenes más: hay enfermedades que no son el resultado de un pecado personal; tal es el caso de Job (Job 1,8; 2,5-7) o del ciego de nacimiento (Jn. 9:2-3) y en ocasiones, el mal –representado en Satanás- puede ser la causa de ciertas enfermedades (Job. 2,6-7; Lc.13,16; Hch.10,38).
Fundamentos Bíblicos en el Nuevo Testamento:
Las Comunidades Discipulares identificaron el Siervo Sufriente de Isaías con Jesús de Nazaret (Is. 53,4-5), él cargó con las enfermedades y sufrimientos de la Humanidad (Mt. 8:16-17). Las curaciones de todo tipo realizadas por Jesús en medio de su pueblo fue la señal de la irrupción del Gobierno de YHWH venciendo al mal y a la muerte. Pero, sin lugar a dudas fue a la cruz donde llevó los pecado de la Humanidad, con todas sus consecuencias –físicas, psíquicas, sociales y espirituales-.
Encontramos en las Escrituras Cristianas que el acto de sanar fue practicado por Jesús y la Comunidad Apostólica: curaciones de leprosos (Mt 8.1-4; Lc 17.11-19), de fiebre (Mt 8.14-15), de parálisis parálisis (Mt 9.1-8; 12.9-14; Jn 5.1-18), de hemorragias (Mt 9.20-22), al sordomudo (Mc 7.31-37); a los ciegos (Mt 9.27-31; 20.29-34; Mc 8.22-26; Jn 9.1-12); a la mujer jorobada (Lc 13.10-13), al hidrópico (Lc 14.1-6); incluso curaciones desde lejos de las personas enfermas (Mt 8.5-13; 15.21-28; Jn 4.43-54); confiriéndosele a la Comunidad Discipular el don de sanar (Mc 16.18; 1 Co 12.9,28,30; Stg 5.14- 5). Estas acciones de sanación también estaban ligadas a exorcismos (Mt 8,28-34; 9,32-34; 12,22-23; 17,14-20; Mc 1,23-28).
Tanto para el judaísmo como para las comunidades cristianas primitivas la sanación física y el perdón de los pecados son del mismo YHWH (cf. St. 5,15; Mc. 16,18) quien sana y perdona (Pr. 12,18; Jer. 3,22; 30,17; Os. 14,4 (5); 5,13; 6,1; 7,1).
Jesús de Nazaret, el Mesías enviado por YHWH, tenía el poder de sanar a las personas enfermas, las Escrituras Cristianas presentan 26 casos de sanaciones individuales y 10 casos de sanaciones colectivas; en ellas se encuentra en 7 pasajes que Jesús sanó a todas las personas enfermas (Mt. 8,16; 9,35; 12,15; 14,36; Lc. 4,40; 6,18-19; 9,11). A la Comunidad Apostólica le dio el poder de sanar (Mt. 10,1- 8; cf. Hch. 5,15; 9,40; 19,11-12; 20,9-12). Santiago plantea qué debe hacer el discípulo o la discípula de Jesús en caso de enfermedad (San. 5.14-16). La persona enferma es conducida a un proceso de discernimiento y a confesar su pecado (1Cor.11,30-31); debe llamar a los ancianos de la comunidad, ya que ella participa de su sufrimiento (1Cor.12,26), intercesión en común (Tit. 18,19; Gá. 6,3).
El Rito de Sanación en Diversidad Cristiana:
En la tarde de ayer, nuestra comunidad practicó por primera vez este rito que consistió en leer las Sagradas Escrituras, comentarlas, orar por las personas enfermas ausentes e imponer las manos a las personas enfermas presentes.
A partir de este momento, una vez al mes, estaremos repitiendo este rito sobre las personas enfermas, además del acompañamiento pastoral a cargo de distintos integrantes de nuestra comunidad
Comentarios
Publicar un comentario