La Epístola a los Colosenses - Biblia Queer.


Con esta publicación, inauguramos una nueva entrega de la Biblia Queer: La Epístola a los Colosenses. Traducida por nuestra hermana MCRP a quien agradecemos su esfuerzo por esta tarea.


COLOSENSES /Thomas Bohache

NOTA IMPORTANTE: Efesios, Colosenses, 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo y Tito son consideradas deutero-paulinas, por la mayoría de los estudiosos del Segundo Testamento (Fitzmayer 1990: 770; Levine 2003a: 1) Según el Diccionario de la Real Academia Española, deutero es un prefijo griego que significa “segundo”. Otros diccionarios agregan “secundario”.

A través de la mayor parte de la historia Cristiana, aquellos que han estudiado esta carta (la séptima epístola en el Testamento Cristiano de la Biblia) la han descripto como sigue: 1) una epístola, 2) escrita por el apóstol Pablo desde la prisión, 3) a la comunidad cristiana de Colosas, en Asia Menor. De modo que así aparece, para aquellos que estaban constreñidos por la tradición de la iglesia y los métodos más antiguos de la interpretación bíblica -; sin embargo, en las décadas recientes, los métodos de interpretación bíblica literarios, histórico-críticos y social-científicos, han desafiado cada uno de estos tres puntos. Los estudiosos contemporáneos del Segundo Testamento saben ahora que Colosenses fue compuesta: 1) en forma de epístola, 2) por un discípulo de Pablo, usando su nombre y 3) a una comunidad cristiana identificada con la antigua ciudad de Colosas.

Nos podemos preguntas qué diferencia hace esto; después de todo, esta es una epístola escrita hace casi 2.000 años. Lo que es importante para nosotros es lo que nos dice de Dios, ¿no es así? Quién la escribió, en qué forma y a quiénes parece casi irrelevante en el mundo de hoy.

Nada puede estar más lejos de la verdad, pues como la hermenéutica de liberación de lectores no-blancos, no-masculinos, -no –privilegiados y (¡finalmente!) no – heterosexuales continúa demostrando que el contexto de un texto es de fundamental importancia en la reconstrucción de su significado. En consecuencia, importa mucho para cualquier interpretación de Colosenses – especialmente una “queer” – si Pablo en verdad la escribió, si fue sin duda una epístola y para quién fue escrita.

Las eruditas feministas han demostrado que la segunda generación de cristianos alteró radicalmente la dirección de la incipiente Cristiandad imaginada en principio por Pablo en sus epístolas genuinas. Pablo parece haber predicado un Evangelio de la gracia de Dios, que alcanzaba más allá de las barreras sociales y las distinciones; convencido de que el mundo llegaría a su fin, creía que la unidad entre la diversidad era más importante que la obediencia a las reglas sociales y religiosas (Schüssler Fiorenza 1983: 205-41; Bohache 2000)

En la siguiente generación, sin embargo, como el fin del mundo no se materializó y los cristianos comenzaron a darse cuenta de que necesitaban continuar viviendo en un mundo dominado por el imperio romano, sus líderes comenzaron gradualmente a remodelar algunas de las creencias cristianas y a acomodarlas a la cultura que los rodeaba, de modo que pudieran coexistir en relativa paz con los no-cristianos (Schüssler Fiorenza 1983: 251-333) Así, las eruditas han afirmado que al menos seis de las epístolas del Segundo Testamento que llevan el nombre de Pablo, fueron más probablemente compuestas por una “escuela Paulina” de sus seguidores, quienes reorganizaron y reformularon el mensaje de Pablo para su propio contexto. Era perfectamente aceptable e incluso común en la antigüedad, adscribir el nombre de otra persona al propio escrito, a fin de honrar a esa persona, y reclamar autoridad a través de su nombre; la preocupación moderna por el plagio y los derechos de autor no existía en el mundo greco-romano que produjo el Segundo Testamento (Johnson 1992b: 338)

Volvamos al origen de Colosenses: los expertos paulinos destacan que esta epístola incluye 28 palabras que no utilizan las auténticas epístolas de Pablo, que difiere de estas genuinas en el tono teológico referente a la Cristología, escatología y eclesiología, y que refleja el contexto cultural dominante después de la muerte de Pablo (Horgan 1990: 876-7; Lohse 1971: 72,90-1) Además, se parece a la epístola a los Efesios, que es ciertamente deutero-paulina, más de lo que cualquiera de las legítimas epístolas paulinas. Ambas, Colosenses y Efesios, en inspección profunda, son más parecidas a sermones sobre la devoción cristiana y la conducta que epístolas, y llevan a muchos eruditos a concluir que son epístolas “en el nombre solamente” y que su propósito (como los libros de Santiago y Hebreos) es enseñar y elevar a la comunidad cristiana en su viaje a través del siglo II DC. Más aún, si asumimos que la autoría no-paulina y la fecha son posteriores a la muerte de Pablo (probablemente año 62; Perkins 1988: 117), esto plantea la cuestión de para quiénes esta epístola/tratado fue escrita: la ciudad de Colosas fue destruida por un terremoto en los años 60-61 y Colosenses es la única referencia que tenemos a una comunidad cristiana en esa ciudad. Asimismo, los nombres de los miembros de la comunidad en Colosenses, constituyen un virtual duplicado de los que aparecen en la epístola de Pablo a Filemón (no controvertida). Así, la estudiosa Mary Rose D’Angelo ha sugerido que el autor o autores deutero-paulinos seleccionaron un lugar que ya no existía, para discutir asuntos de relevancia para todos los cristianos de la segunda centuria (D’Angelo 1994b: 316)

METODOLOGÍA

De esta manera, examinando temas de autoría, género y audiencia, el intérprete “queer” `puede tener una mayor noción de cómo abordar la epístola a los Colosenses; en consecuencia, los siguientes presupuestos guiarán este examen de Colosenses: 1) Esta epístola no es lo que dice que va a ser; 2) Por lo tanto, debemos abordar el texto con una “hermenéutica de sospecha”, o sea, el principio de que el lector no está recibiendo la historia completa y deberá profundizar más allá del lenguaje superficial para un significado contemporáneo verdadero; 3) la autoría fue atribuida a Pablo, a efectos de recibir autoridad automática para las propuestas teológicas y sociales; 4) un lugar ficticio fue utilizado y los nombres de cristianos de primera generación empleados, a efectos de crear una locación que los cristianos de segunda generación pudieran relacionar a los “buenos días antiguos” del liderazgo de Pablo; quizás esto fue para convencer a la nueva generación de que las reacciones de los líderes cristianos ante las condiciones sociales, no estaban realmente cambiando, sino que siempre habían sido así. (Esto es similar a la evocación que hacían los autores patrísticos de una “era apostólica” de unidad doctrinal, cuando en realidad la primera Cristiandad estaba llena de diversidad y muy poca ortodoxia (Ver Bauer, 1971)

De acuerdo con estos presupuestos, la tesis que guía a este autor es que no solo Colosenses NO refleja el espíritu del Movimiento de Jesús y las primeras comunidades cristianas; más aún, fue instrumental para imponer sobre los cristianos de segunda generación la jerarquía heteropatriarcal y las costumbres morales del imperio romano. Como resultado, las personas socialmente marginadas, que habían sido bienvenidas como iguales en los primeros tiempos del Cristianismo, ahora eran impulsadas a aceptar las relaciones sociales y los valores que sustentaba un régimen colonial-imperial opresivo.

Teológicamente, Colosenses apoya esto, invocando a un Padre Dios y un Cristo triunfante, que es “Señor” de todos. Como la opresión de las minorías sexuales como personas gay, lesbianas, bisexuales, trasgénero y otros/otras “queer” siempre ha dependido de subyugar a la mujer y empujar una mente patriarcal, cualquier texto bíblico que apoye esta agenda, es una mala noticia para los y las “queer”. Aunque siempre he encontrado como ayuda algunos versículos de Colosenses, para ser utilizados como prueba en los sermones, en un examen más profundo de esta epístola entera, mi conclusión es que las personas “queer” deberían estar alertas en cuanto a Colosenses y todo lo que ella representa, mientras luchamos para ganar nuestro lugar en mundo que ha sido pervertido por el racismo, el colonialismo, el clasismo, la misoginia y una heterosexualidad compulsiva. Así, mi tratamiento de Colosenses no será una versión “queer” del texto, sino más bien un argumento para echarla por la borda enteramente del canon “queer” de la Escritura.

¿DE QUÉ TRATA COLOSENSES?

Como se conoce poco de una comunidad cristiana en Colosas, los intérpretes han tenido dificultades en cuanto a la fecha de esta epístola. (por ej., Lohse 1971 y MacDonald 2000) Referencias en cuanto a evitar “espíritus elementales” y “tradiciones humanas” son vagas; por tanto, siguiendo la hipótesis anotada más arriba, de D’Angelo, en cuanto a que Colosenses fue escrita a una comunidad que ya no existía, creo que puede considerarse como una instrucción general para todos los cristianos, en lugar de una epístola dedicada a una situación específica (como Gálatas o 1 Corintios) “Espíritus elementales”, “tradiciones humanas”, “auto-humillación” y referencias a “ángeles” y “visiones”, podrían fácilmente resumir el sincretismo que la segunda generación de líderes cristianos estaba tratando de erradicar, mientras la Iglesia crecía y se extendía ampliamente. La uniformidad, la jerarquía y el orden correcto se veían como controles necesarios, una vez que la Cristiandad se transformó en una fe mundial; más aún, como el fin del mundo y la “parusía” de Cristo no se habían materializado, los líderes creían que la Iglesia debería conformarse con el status quo del imperio romano y no “sacudir este bote”, arriesgando más persecución (esto llega a su formulación definitiva en 1 Pedro, con la directiva de someterse al gobierno) Referencias a la prisión de Pablo y el sufrimiento y ejecución de Jesús, recordarían a la segunda generación de cristianos de su persecución bajo los emperadores Tiberio y Nerón (y posiblemente Domiciano, dependiendo de cómo se feche Colosenses) Los líderes, en nombre de Pablo, habrían estado impulsando la compatibilidad con las fuerzas del imperio – diciendo que la perseverancia espiritual y la creación de armonía sin importar las condiciones que los rodeaban, los cristianos podrían actuar “como si” y soportar el mundo, debido a que hasta que el mundo se terminara (no importaba cuándo) esto era lo mejor que se iba a poder estar. ¡Este es un grito lejano desde la visión no-tradicional, anti-imperial y contra-cultural a la que Jesús se refería como “el Reino de Dios”! (puede verse el tratamiento de este autor sobre la noción “Reino de Dios”, en su comentario de Mateo, en esta misma obra)

A partir de ahora, propongo que la mejor manera de tratar a Colosenses es como una pieza de propaganda en la agenda de la segunda generación de cristianos, que Elizabeth Schüsler Fiorenza denominó inicialmente la “patriarcalización” de la Iglesia (Schüssler Fiorenza 1983: 288-9), y más recientemente “kyriarcalización” (Schüssler Fiorenza 1992ª: 117) Este concepto de “kyriarcalización” es muy importante para una interpretación liberadora de Colosenses: “La sociedad occidental y la familia no son solo masculinas; son patriarcales (gobierno del padre) o, más exactamente, “kyriarcales” (gobierno del dueño o señor), porque los dueños de las propiedades tienen poder sobre sus subordinados y sus dependientes.” (Schüssler Fiorenza 1992ª: 117)

Esta propaganda, muy parecida a la emanada de la Casa Blanca de George W. Bush, tenía como objetivo inspirar una cultura de miedo y desinformación, de modo que la gente común siguiera las indicaciones de sus líderes sin cuestionarlas.

¿Qué mejor manera de lograr que la gente suba a bordo que poner estos sentimientos en boca de Pablo (como George W. se acredita la inspiración divina)? Al darse cuenta de que el texto es propaganda, el lector puede ir “más allá” del texto, para determinar que se está diciendo en realidad: en el caso de Colosenses, proponga que vayamos más allá del texto, para descubrir qué estaba diciendo en realidad el deutero-paulino autor, dirigiéndose a la Iglesia Cristiana. Al hacer esto, veremos que Colosenses no es un texto liberador para quienes permanecen oprimidos y marginados en el mundo de hoy, incluyendo a las personas “queer”.

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