La comunidad de fe: un espacio de reconocimiento y de gratuidad.

Mensaje Semanal.
La comunidad de fe: un espacio de reconocimiento y de gratuidad.



“Aconteció que un sábado Jesús entró a comer en casa de un gobernante fariseo, y ellos lo acechaban.

Observando cómo los convidados escogían los primeros asientos a la mesa, les refirió una parábola, diciéndoles: «Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: “Da lugar a este”, y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Dijo también al que lo había convidado: —Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos; y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. (Lc. 14,1.1-14 Versión Reina Valera de Estudio).



Jesús propone antivalores de acuerdo a los criterios de nuestra sociedad y cultura. Propone cambiar lo que parece natural y normal. Su planteo es subversivo, provocador, alternativo al modelo dominante. En este texto, nos plantea dos temas que las comunidades cristianas no podemos obviar.

En primer lugar la humildad. Y esto no significa negación y renuncia a nuestras capacidades y potencialidades, muy por el contrario, el Evangelio nos urge a desarrollar todo nuestro potencial, al servicio de la comunidad de fe y de la humanidad. De esta forma, construimos la autoestima, con el reconocimiento, entre otras cosas, de nuestros logros. Jesús no nos pide que renunciemos a ello. Nos pide que no la construyamos a partir del egocentrismo. Desafía a las comunidades de fe, a ser espacios de reconocimiento de los dones personales y comunitarios, espacios donde se construye y fortalece la autoestima de sus miembros.

En segundo lugar la gratuidad. En la dimensión comunitaria de nuestra fe, muchas veces perdemos la perspectiva de la gratuidad. Hacemos cosas que serán devueltas por el resto de las personas que integran la comunidad. Jesús nos pide que rompamos este modelo y no es fácil, porque lo diferente, lo desconocido, lo que nos amenaza, lo que nos produce inseguridad, generalmente lo rechazamos. Pero, en el marco de la gratuidad divina que nuestras comunidades experimentan, Jesús nos desafía a abrirnos a todas las personas para ofrecerles lo que somos y tenemos.

En definitiva, el mensaje bíblico para esta semana nos invita a formar comunidades que promuevan a las personas que la integran y sean inclusivas con aquellas personas que son diferentes.

Buena semana para todos y todas.

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