Reflexiones del domingo 27 de junio.-

“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén. Envió por delante mensajeros, que fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque se daban cuenta de que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: —Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos? Pero Jesús se volvió y los reprendió. Luego se fueron a otra aldea.

Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús: —Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas. Jesús le contestó: —Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Jesús le dijo a otro: —Sígueme. Pero él respondió: —Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: —Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios. Otro le dijo: —Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de los de mi casa. Jesús le contestó: —El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios” (Biblia de Estudio Dios Habla Hoy - Lc. 9,51-52).


Mensaje Semanal.

El texto bíblico nos presenta dos ejes de reflexión.

El primer eje son los versículos 51 a 56. La población de Samaría era discriminada por el judaísmo. Se la considerada impura debido a la mezcla de razas producto de las deportaciones llevadas a cabo por el imperio asirio (722 aC); y pagana porque no adoraban a Dios en el Templo de Jerusalén, además no aceptaban todos los libros que el judaísmo había definido como Escrituras Sagradas.

Estas personas aldeanas de Samaría, que eran víctimas de discriminación por parte del pueblo judío, repitieron el modelo de exclusión rechazando a Jesús y sus discípulos. Próximos a un nuevo aniversario de los disturbios de Stonewall, acontecimiento que permitió generar toma de conciencia y defensa de los derechos humanos y ciudadanos de las personas GLTTB, tendríamos que preguntarnos si no estamos repitiendo el modelo que tanto daño causó y sigue causando a la comunidad GLTTB.

Tanto las personas aldeanas como los discípulos Santiago y Juan, continúan inmersos en un sistema que oprime, excluye y discrimina a quienes son diferentes o piensan diferente. Pero Jesús los reprende. Es que el mensaje de Jesús, es buena noticia para todas las personas oprimidas, discriminadas y excluidas. El amor gratuito e incondicional de Dios, Padre – Madre, Jesús lo manifiesta a todas las personas sin distinción alguna, a través de sus palabras y de sus gestos.

El segundo eje son los versículos 57 al 62. En los tres casos que relata el evangelio de Lucas, el seguimiento que propone Jesús es radical debido a la urgencia en la construcción de lo que él llamaba el Reino de Dios.

Para el judaísmo y especialmente para la corriente profética que Jesús representaba, el Reino de Dios no era algo por venir desde otro mundo, sino el inicio del reinado – gobierno de Dios, ya aquí y ahora, construyendo una sociedad de iguales, fundada en la justicia y la solidaridad.

Las iglesias estamos desafiadas a abandonar discursos y posturas moralistas, para asumir el Evangelio liberador e inclusivo de Jesús: la justicia e inclusión para que todas las personas tengan igual dignidad, aquí y ahora.

No es suficiente recordar las enseñanzas de Jesús de Nazareth. Es preciso profundizarlas y actualizarlas. Así como no es suficiente conmemorar los disturbios de Stonewall. Es preciso responder a los desafíos que enfrentan en la actualidad las personas GLTTB. Por eso, en Diversidad Cristiana asumimos nuestro llamado al discipulado, generando nuevas formas de relacionamiento humano, dejando de lado los prejuicios que oprimen, discriminan y excluyen a las personas, con la convicción de que junto a otras comunidades cristianas estamos siendo pioneras en esta tarea.

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