Primer domingo de cuaresma: Conversión ecológica


Primer domingo de Cuaresma.
Conversión ecológica.


9  8Dios también les dijo a Noé y a sus hijos: 9“Miren, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con sus descendientes, 10y con todos los animales que están con ustedes y que salieron del arca: aves y animales domésticos y salvajes, y con todos los animales del mundo. 11Mi alianza con ustedes no cambiará: no volveré a destruir a los hombres y animales con un diluvio. Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la tierra. 12Esta es la señal de la alianza que para siempre hago con ustedes y con todos los animales: 13he puesto mi arco iris en las nubes, y servirá como señal de la alianza que hago con la tierra. 14Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, mi arco iris aparecerá entre ellas. 15Entonces me acordaré de la alianza que he hecho con ustedes y con todos los animales, y ya no volverá a haber ningún diluvio que los destruya. (Génesis 9,8-15 versión Biblia de Estudio Dios Habla Hoy).


1.    Contexto bíblico del relato.

El relato del Génesis, nos ubica en el contexto inmediato al diluvio (Gn 7-8).

Génesis 6 relata la maldad y violencia de la humanidad por lo que Dios se arrepintió de haberla creado (versículo 6) y con dolor decidió destruir la creación (versículo 7), pero salvar una pequeña parte de ella (versículos 9-22) por lo que Noé y su familia, acompañados por los diferentes animales entraron al Arca..

Génesis 7 relata la historia del diluvio.

Génesis 8 relata que “Dios se acordó de Noé y todos los animales que estaban en el Arca. Hizo soplar viento sobre la tierra y el agua comenzó a bajar”. Es el fin del diluvio, y el momento en que Noé con su familia, y los animales que le acompañaron en el Arca, vuelven a poblar la tierra.


2.    Contenidos de la escena bíblica.

El texto que nos propone la liturgia para la reflexión, en este primer domingo de cuaresma, relata la primer Alianza de Dios (9,8-15), producto de su intensión expresa de que la creación no vuelva a ser destruida (8,21-22).

En todos los relatos bíblicos de alianza, Dios se compromete unilateralmente a través de una promesa solemne, lo que llamamos Alianza o Pacto. En este caso, se compromete a preservar la vida de la humanidad y de todos los animales del mundo (9,9-10).

El arco iris, es el signo que recordará a Dios su promesa solemne de preservar la vida (9,13).


3.    El mensaje aquí y ahora 

Sabemos que en la Biblia no podemos encontrar una conciencia ecológica, pues sostiene una fuerte visión antropocéntrica, producto de la cultura en la que se produjeron los textos bíblicos. Sin embargo, este relato, nos permite recurrir a su “reserva de sentido”; es decir, obtener un mensaje para nuestra sociedad y nuestra cultura del siglo XXI, interpretando el texto bíblico con fidelidad creativa.

En el Arca, podemos identificar el lugar protector de la vida, pero no únicamente de la vida humana, sino de las diversas especies animales que entraron con Noé. En ella, podemos identificar el lugar teológico de comunión entre la humanidad y la naturaleza (Gn 7,1-4), representada por los otros animales.

En la frase “me acordaré de la Alianza” (versículo 15), podemos identificar la intensión divina de una Alianza o Pacto, no únicamente con Noé, sino de alcance cósmico, pactando con toda la creación. En el lenguaje bíblico, expresar que “Dios se acuerda”, significa que le presta una atención especial, particular y no quiere olvidar, brindándole un  cuidado especial (cf. Ex 6,5; Sal 74,2). Es por ello, que el memorial de la Alianza, el arco iris, se coloca en uno de los elementos del cosmos, el cielo (versículo 13), como recuerdo para siempre de una Alianza, que no es sólo con la humanidad, sino con toda la creación. (14).

Nuestro planeta, el lugar común que tenemos todas las especies, similar al Arca de Noé, está en riesgo inminente, por la explotación irracional impulsada por la humanidad, la última de las especies en aparecer, pero sin lugar a dudas, la más peligrosa, pues al decir de muchas personas expertas, nos consideramos dueños y protagonistas, postergando a las demás especies, considerándolas además, de status inferior.

Nuestro pecado de antropocentrismo, nos ha llevado durante milenios, a posturas e interpretaciones fundamentalistas (Gn 1,26) sin llegar a discernir, que las Escrituras también son palabra humana, productos de un tiempo y una cultura, atribuyéndole a la Divinidad un designio que es de la Humanidad

Este pecado rompió la comunión cósmica.

En este tiempo de cuaresma, las comunidades cristianas estamos llamadas a convertirnos a una conciencia ecológica:

-       Es tiempo de pedir perdón a Dios por atribuirle nuestros deseos mezquinos y al resto de las especies, por someterlas a una explotación irracional, poniéndolas en riesgo de extinción o produciendo, directamente su desaparición de la faz del planeta.

-       Es tiempo de incidir a nivel de nuestros gobiernos locales y nacionales, para desarrollar medidas de protección hacia el ambiente, porque es el único espacio donde es posible que se desarrolle la vida en toda su diversidad.

-       Es tiempo de incidir a nivel de los organismos internacionales, para que hagan cumplir los protocolos de protección ambiental, a los países desarrollados y a los grandes sistemas económicos, que explotan irracionalmente y contaminan inescrupulosamente nuestro planeta.

Las comunidades cristianas, sabemos por el mismo Jesús, que no basta con “decir”, sino que fundamentalmente es necesario “hacer”; por eso, en este tiempo de cuaresma, comencemos a dar verdaderos frutos de conversión ecológica.

Buena semana para todos y todas.
Primer domingo de Cuaresma.
+ Julio Vallarino.

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