Reflexión 6° Domingo después de Pentecostés - Mateo 13:1-23
Ese mismo día Jesús
salió de la casa y se sentó junto al lago. 2 Había
tanta gente a su alrededor que tuvo que subir a una barca y se sentó para
enseñarles, mientras la gente se quedaba en la orilla. 3 Les
dio muchas enseñanzas por medio de historias. Les dijo:
«¡Escuchen! El
sembrador salió a sembrar. 4 Al esparcir las
semillas, algunas cayeron en el camino; vinieron las aves y se las comieron. 5 Otras
semillas cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra. Esas
semillas brotaron rápido porque la tierra no era profunda. 6 Pero
cuando salió el sol, las plantas se quemaron y como no tenían raíces, se
secaron. 7 Otras cayeron entre espinos, crecieron
con las plantas y las ahogaron. 8 Otras semillas
cayeron en tierra buena y empezaron a dar fruto. Algunas plantas produjeron
cien granos más por semilla, otras sesenta y otras treinta. 9 ¡Oigan
bien lo que les digo!»
10 Sus seguidores se acercaron y le preguntaron a
Jesús:
—¿Por qué enseñas a
la gente por medio de historias?
11 Él les respondió:
—Ustedes tienen el
privilegio de entender la verdad que no se ha dado a conocer sobre el reino de
Dios, pero ellos no. 12 Porque al que entienda
algo, se le dará más a entender y tendrá más que suficiente. Pero al que no
entienda, hasta lo que entienda se le quitará. 13 Por
eso yo les hablo por medio de historias, porque aunque ellos miran, no ven
nada. Oyen, pero no escuchan ni entienden nada. 14 De
esta manera ellos muestran que era cierto lo que dijo Isaías sobre ellos:
“Por más que oigan, no entenderán.
Por más que miren, no captarán.
15 Han cerrado su mente,
se taparon los oídos
y cerraron los ojos.
Si no fuera así, entenderían lo que ven
y lo que oyen.
Se volverían a mí
y yo los sanaría”
16 »Pero ustedes son afortunados porque pueden ver y
entender. 17 Les digo la verdad: muchos profetas y
otros justos quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; también
quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
18 »Ahora escuchen lo que significa la historia del
sembrador: 19 ¿Qué significa la semilla que cae en
el camino? Esa semilla es como algunos que oyen el mensaje del reino y no lo
entienden. Viene el maligno y quita lo sembrado en ellos. 20 ¿Qué
significa la semilla que cae en el terreno pedregoso? Esa semilla es como
aquellos que oyen el mensaje y lo aceptan rápidamente con alegría, 21 pero
no tienen raíz en sí y duran poco tiempo. Cuando surgen los problemas o la
persecución por causa del mensaje, inmediatamente se dan por vencidos. 22 ¿Qué
significa la semilla que cae entre los espinos? Es como aquellos que oyen el
mensaje, pero dejan que las preocupaciones de esta vida y el engaño de las
riquezas ahoguen el mensaje y se vuelven estériles. 23 ¿Y
qué significa la semilla que cae en tierra buena? Esa semilla son los que
aceptan el mensaje, lo entienden y producen una buena cosecha. Darán mucho más
de lo sembrado, hasta cien, sesenta y treinta veces más.
1. El texto en su contexto
En el capítulo 13 de Mateo, Jesús desarrolla su enseñanza por medio de
parábolas para explicar el Reinado de Dios. En este caso, la historia o
parábola que narra es la un hombre que salió a sembrar al boleo y la semilla
cae por diferentes lugares teniendo un proceso germinativo y de desarrollo
diferente, dependiendo de cada lugar. Igualmente sucede con el fruto producido,
cuanto mejor es el terreno mayor es el fruto.
En esta enseñanza, Jesús cuenta con dos audiencias. Los discípulos que
debieran entender directamente sin ejemplos, pero que no lo logran y la gente
del pueblo, para quienes Jesús narra las historias.
El mensaje es claro. La semilla es el mensaje del Reinado de Dios. Unas personas
lo aceptan y otros no. Unas en su mediocridad aceptan parcialmente el Reino y
otras lo rechazan de plano. Unas se animan a arriesgar y recibirlo y otras por
temor a lo desconocido o a los cambios lo rechazan.
2. El texto en nuestro contexto
El mensaje del Reinado
de Dios sigue desafiando a la humanidad. En estos tiempos, de aislamiento
social y cuarentena por la pandemia del COVID 19, el individualismo se afianza;
se establecen nuevas formas de relacionamiento: ya no se utilizan ni el apretón
de manos, ni el beso o el abrazo para saludar, es necesario cubrirse la nariz y
boca en lugares públicos o muy concurridos; el otro o la otra, es la persona de quien debo
sospechar para protegerme.
La experiencia del
Reinado de Dios es diferente totalmente. Jesús nos convoca a compartir, a
solidarizarnos, a abrazar. Entonces, nos vemos desafiados a repensar nuestro
testimonio cristiano, de eso se trata la siembra en nuestros tiempos, de que
nuestro seguimiento de Jesús sea testimoniado para que otras personas crean.
Urge reinventar formas
de relacionamiento que no pongan en riesgo nuestra salud física pero que
tampoco atente contra nuestra salud espiritual. Las redes sociales pueden ser
un buen instrumento, todo depende de
como las utilicemos: facebook, whatsapp, instagram, correo electrónico, twiter,
etc. son formas posibles y útiles para dar razón de nuestra esperanza.
Les dejo planteado el
desafío de experimentar, a lo largo de esta semana, sembrar la semilla del
Reinado de Dios en nuestro entorno. Sembrar no adoctrinar, no imponer, no
someter. La siembra está sujeta al suelo y al clima, no a la voluntad del
sembrador.
Buena semana para todos
y todas.
+Julio.
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