“Tú eres mi hij@ amad@ a quien he elegido”.
Bautismo de Jesús
Marcos 1,4-11
1.
El
texto en su contexto:
Probablemente entre el año
27 y 28 aparece Juan desarrollando su actividad profética y no pasa para nada
desapercibido. Provenía de una familia sacerdotal del medio rural, sin embargo,
abandona su profesión y dirigiéndose al desierto, fuera de la tierra prometida
anuncia su mensaje: la alianza entre Dios y el pueblo está rota y necesita ser
restablecida, una vez purificado del pecado. Para nada es un mensaje pesimista.
Muy por el contrario, es una invitación a ir al desierto, al lugar donde Dios
se reveló al pueblo y renovar la alianza con Dios.
Juan desarrollaba su
actividad bautizadora en el desierto (versículo 4) junto al río Jordán en
Galilea (cf Mateo 3,13). Allí predicaba que debían cambiar de actitud y
convertirse a Dios (cf Mateo 3,2) y que una vez bautizados les serían
perdonados los pecados (cf Hechos 2,38; 13,24); por lo tanto, el bautismo no
era únicamente un rito sino expresión de un verdadero retorno a Dios.
Según el versículo 5, mucha
gente de distintas regiones iban a escuchar a este profeta y a bautizarse para
perdón de sus pecados. Ya lo hemos comentado en otros momentos, ese lugar del
río Jordán remitía al acontecimiento de la entrada en la tierra prometida, del
pueblo hebreo guiado por Josué. Por lo tanto, no es casual que Juan eligiera
ese lugar, frente a Jericó, para su predicación. Se estaba gestando la
renovación de la Alianza con un pueblo renovado.
El aspecto de Juan
(versículo 6) era similar al del profeta Elías (cf 2 Reyes 1,18; Zacarías
13,4), esperado por el pueblo para restablecer el reino de Israel. Y se
presentaba como una persona sin poder, similar a un esclavo (versículo 7). Y
anunciaba un bautismo diferente al que el pueblo estaba acostumbrado, hasta él,
el bautismo será en agua, pero cuando se cumplan las promesas, el pueblo será
bautizado en el Espíritu Santo (versículo 8 cf Juan 1,33; Hechos 1,5; 2,1-4).
Jesús se acerca a Juan y
recibe su bautismo hacia el año 28 (versículos 9-10 cf Mateo 3,13-17; Lucas
3,21-22; Juan 1,31-34). Los cuatro evangelistas son coincidentes en que Jesús
fue bautizado por Juan.
Este hecho fue muy
conflictivo para las primeras comunidades cristianas: Jesús ¿era inferior a
Juan para ser bautizado por él? Y si aceptaba ser bautizado por Juan para el
perdón de los pecados, Jesús ¿era pecador? Sin embargo, Marcos que es el
evangelio más antiguo, inmediatamente afirma la experiencia de la teofanía
(versículo 11 cf Génesis 22,2; Salmo 2,7; Isaías 42,1; Mateo 3,17; 12,18; Lucas
9,35; 2 Pedro 1,17) resolviendo estos interrogantes y situando a Jesús en el
lugar del señor y no del esclavo (versículo 7).
Una vez bautizado, Jesús no
retornó a su casa (Marcos 1,12-13), se unió al proyecto de Juan convirtiéndose
en uno de sus discípulos (en este punto hay acuerdo generalizado entre los
mayores investigadores: Jeremías, Becker, Meier, etc), seguramente fascinado
por el contenido del mensaje: el pueblo aunque hundido en su pecado sería
restablecido por Dios y sería partícipe de una nueva alianza; de hecho, este
fue el contenido de la predicación de Jesús (Marcos 1,14-15; cf Mateo 4,12-17;
Lucas 4,14-15).
2. El texto en nuestro contexto:
Sin lugar a dudas, nuestro
contexto nos remite a la misma situación en que se encontraba Israel separado
de Dios. Suficientes indicadores nos demuestran que nuestra sociedad y nuestra
cultura han prescindido de Él:
- las situaciones de
injusticia y discriminación que viven las personas con vih sida y las personas
gltb
- la explotación salvaje de
los recursos naturales del planeta
- la opresión de unas
personas sobre otras, expresado en el machismo dominante, el fanatismo y
fundamentalismo religioso, el patriarcado que no respeta los derechos de la
niñez y la adolescencia
- el individualismo y la
falta de solidaridad entre las personas y los pueblos que producen pobreza,
marginalidad, exclusión
- el consumismo producto de
un capitalismo desenfrenado que pone el tener sobre el ser
Y podríamos seguir
enumerando aquellas cosas que denominamos pecado, porque atentan contra los
derechos y la dignidad de las personas.
En este contexto de pecado,
personal y social, el mensaje de Juan el Bautista es una puerta que abre a la
esperanza. Dios no abandona a la humanidad que lo abandonó, por el contrario,
se hace presente: sanando, liberando e incluyendo, a través de la Nueva Alianza
sellada una vez para siempre, en la persona de Jesucristo.
Las comunidades cristianas,
estamos desafiadas a convertirnos a Dios, para ser signos en el mundo, de su
amor liberador e inclusivo. La sociedad y la cultura del siglo XXI necesitan
experimentar el rostro humano de Dios, revelado en Jesucristo y que la Iglesia
conoce y debe compartir con el resto de la humanidad.
El bautismo de Jesús,
reafirma esa elección divina, en la cual Dios dice a cada hombre y a cada
mujer: “Tú eres mi hij@ amad@ a quien he elegido”.
Buena semana para todas y
todos.
+Julio.
Comentarios
Publicar un comentario