Herodes, modelo para algunas Iglesias




TIEMPO DE EPIFANÍA
Celebración de la Epifanía del Señor
Mateo 2,1-18


En esta Epifanía, no centraremos nuestra reflexión en los magos de oriente sino en Herodes. Tengamos en cuenta que los Evangelios no contienen, necesariamente, verdades históricas sino teológicas. Ese debe de ser el primer lente que tenemos que utilizar para leerlos y entenderlos para poder vivir con fidelidad a Jesús.

Muy probablemente, Jesús nació en la aldea de Nazareth de Galilea y no en Belén de Judea; sin embargo, tanto para el evangelista Mateo como para la comunidad, destinataria de su evangelio, se nos proporcionan mucha información de la infancia de Jesús. Esta información no es histórica sino que tiene una finalidad teológica.


1.    El texto en su contexto:

La ciudad de Belén se encuentra a pocos kilómetros al sur de la capital, la ciudad santa de Jerusalén y era el pueblo natal del rey David (1 Samuel 16,1). El relato evangélico nos ubica en tiempos del reinado de Herodes, llamado el Grande, pues gobernó Israel desde el año 37 aC hasta el año 4 aC, respondiendo fielmente al emperador romano.

El contexto socio político es importante para situar y entender este relato evangélico, por lo tanto vamos a detenernos un poco en la figura del rey Herodes el Grande, nacido en el año 73 aC, hijo de Antípater, nombrado procurado por el emperador Julio César en el año 47 aC; con este gobernador se establece una dinastía familiar que gobernó varios años y varias ciudades palestinas.

Antípater estableció a su hijo primogénito Fasael como perfecto de Jerusalén y a su segundo hijo Herodes, como perfecto de Galilea, quien se caracterizó por reprimir todo vandalismo en la región. Muerto Julio César, el senado romano influenciado por Antonio y Octavio (Augusto) lo designa “rey de los judíos”, título que llevó por más de treinta años junto al de “amigo y aliado de Roma”. Tras eliminar uno a uno la familia de los asmoneos, incluida su esposa Mariamne, se dedicó a consolidar el reino. Edificó grandes obras arquitectónicas: reedificó Samaría y la llamó Sebaste en honor del emperador; reedificó la torre Estratón en la costa mediterránea, construyó un puerto artificial y la denominó Cesarea en honor del emperador; reedificó la fortaleza Antonia al noroeste del Templo de Jerusalén; reconstruyó el Templo, edificó su propio palacio, entre otras obras. A pesar de ello, el pueblo nunca lo aceptó por dos razones, en primer lugar por ser edomita y no judío y en segundo lugar por haber exterminado la familia de los sumos sacerdotes (los asmoneos).  Con Mariamne tuvo dos hijos, Alejandro y Aristóbulo, que se criaron en Roma y eran los herederos del reino que, siendo acusados de complot fueron ejecutados; unos años después, su hijo mayor, Antípater fue acusado de complot y ejecutado también. Herodes el grande, tenía una tendencia a sospechar y eliminar  a quien se interpusiera en su camino.

En su testamento dividió el reino entre sus tres hijos: Arquelao, hijo de Herodes y  Maltaqué gobernó en Judea y Samaría (Mateo 2,22) sin el título de rey, Antipas, su hermano menor gobernó en Galilea y Perea (Lucas 3,1). Esta decisión fue ratificada por el emperador romano.

El relato evangélico nos sitúa en un contexto complejo, donde los maestros judíos no pudieron leer los signos de los tiempos e interpretar las Escrituras y les pasa desapercibido el nacimiento del Mesías; donde aparecen estos magos de oriente, paganos, planteando que vieron la estrella del rey de los judíos que acababa de nacer (versículo 3); esta estrella en algunos escritos hacía alusión al Mesías (Números 24,17); donde hay malestar en el pueblo por el rey no judío y asesino de la familia del sumo sacerdote; donde el rey vive con una sospecha enfermiza de complot contra él.

El relato de la visita de los magos de oriente y la posterior matanza de los niños (Mateo 2,16-18), aunque esta historia no aparece en ninguna otra parte, ni en los escritos de la época, ni en los evangelios, lo que estaría evidenciando que es una construcción teológica y no un dato histórico, nos muestran claramente el contexto socio político del momento en que nació Jesús.


2.    El texto en nuestro contexto:

El relato evangélico nos enseña que Dios lleva adelante su proyecto liberador e inclusivo, más allá de las instituciones que aparecen en la cultura, como mediadoras entre Dios y la humanidad; en aquel tiempo el judaísmo y el Templo de Jerusalén, en nuestro tiempo las Iglesias del cristianismo y sus doctrinas y lugares de adoración.

Aquellas personas discriminadas por el sistema religioso judío, fueron depositarias de la revelación del Mesías. En aquellas personas discriminadas por el sistema religioso cristiano, Dios continúa anunciando su buena noticia (Efesios 3,1-12).

En la actualidad, hay Iglesias que se denominan cristianas, sin embargo discriminan y excluyen de la participación plena, en la vida eclesial. Hay denominaciones que no admiten a las personas divorciadas, hay denominaciones que no admiten a las personas GLTB, hay denominaciones que no admiten a las mujeres en el liderazgo con igualdad de condición que los hombres, hay denominaciones que no admiten a las personas con VIH SIDA, hay denominaciones que se consideran un club selecto de personas salvadas y justas, hay denominaciones que dicen ser inclusivas pero sus acciones demuestran lo contrario. Estas repiten la conducta enfermiza de Herodes asesinando dignidades.

La Iglesia que se considera fiel a Jesucristo, discípula suya, se caracteriza porque sus miembros son una comunidad de iguales. Si las Escrituras nos enseñan que Dios quiso manifestar su amor misericordioso e inclusivo a toda la humanidad (Isaías 60,1-6) ¿Quiénes son los cristianos para cerrar puertas? ¿Quiénes son los líderes eclesiásticos para excluir de la mesa?.


3.    En conclusión:

En Navidad, Dios eligió a los pastores, población vulnerada y excluida por el sistema religioso, para revelarles al Mesías. En esta Epifanía, Dios manifestó a los paganos, población vulnerada y excluida por el sistema religioso, la buena noticia del nacimiento del Mesías. En todos los relatos evangélicos, Jesús el Mesías, libera, sana, incluye, enseña, elige a las personas vulneradas y excluidas por el sistema religioso, para revelarles el proyecto divino al que llamó Reinado de Dios, una comunidad de iguales.

Si las Iglesias nos empeñamos en continuar nuestras posturas fundamentalistas, literalistas, dogmáticas, repitiendo modelos que vulneran derechos y dignidades, como Herodes, Dios continuará su proyecto liberador e inclusivo a pesar de ellas o tal vez, sin ellas.

Buena semana para todos y todas.
+Julio.



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