Anunciamos un Cristo crucificado (1 Corintios 1,23) a quien Dios resucitó (Hechos 2.32).



Lucas 23,35-43



Introducción:

Hoy es el último domingo del Tiempo Ordinario o Tiempo de la Iglesia o Tiempo del Espíritu Santo. Es el fin del año litúrgico y la Iglesia propone como tema de reflexión el Reinado de Jesucristo.

La festividad de Jesucristo Rey es tardía en el año litúrgico. Surge, más como una reafirmación de los privilegios a las monarquías y en contra de las democracias que estaban surgiendo y que representaban los intereses de las personas empobrecidas, que como  una propuesta de reflexión y acción enmarcada en el Reinado de Dios, anunciado por Jesucristo.

El cristianismo, al igual que el judaísmo en tiempos de Jesús, adoptó una imagen del mesianismo triunfante. En el judaísmo habían tres representaciones de la esperanza mesiánica: un rey al estilo de David, un caudillo militar, un Sumo Sacerdote. En el cristianismo no varía mucho, hemos instituido la festividad de Jesucristo Rey y la festividad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. En cualquiera de las dos tradiciones religiosas, el Mesías es un personaje poderoso.

Sin embargo, para escándalo del judaísmo y del cristianismo, Jesús se identifica con el Hijo del Hombre (Mateo 8,20; 9,6; 12,8.32.40; 13,41; 16,13.27.28; 20,18; 26,64; Hechos 7,56; Apocalipsis 1,13 cf Daniel 7,13-14), es decir, el humano; enmarcado en al corriente profética del Siervo de YHWH (Isaías 42,1-9; 49,1-6; 50,4-11; 52,13-53,12 cf Mateo 12,18-21; Hechos 3,13.18.26; 4,27; 8,32-35; Filipenses 2,5-11).


Veamos el texto en su contexto:

Jesús, una vez traicionado por uno de los suyos, detenido por la guardia del Templo, abandonado por el resto de sus seguidores, juzgado por las autoridades religiosas, negado por otro de los suyos, torturado por el ejército romano, condenado a muerte por el poder político; se encontraba en proceso de ejecución frente al pueblo y las autoridades que habían pedido su muerte (versículo 35).

El Mesías crucificado y agonizando, era motivo de burla, no sólo de las autoridades civiles y religiosas (versículo 35) sino también del ejército romano (versículo 36) presente durante la ejecución.

El motivo de las burlas era el letrero en la parte superior de la cruz que decía “Este es el Rey de los judíos” (versículo 38). Un rey sin trono, sin palacio, sin ejércitos (cf. Lucas 19,28-40).

Cumplía su condena en medio de delincuentes. Uno de ellos también se burlaba de Jesús (versículo 39), pero el otro, reconociendo su responsabilidad en los hechos delictivos proclama la inocencia de Jesús (versículos 40-41).

Los versículos 42-43 son la reafirmación del ministerio de Jesús (Lucas 5,32; 19,10). El delincuente que asume la responsabilidad de sus actos y deposita su confianza en Jesús, recibe la promesa de ingresar al paraíso, el lugar donde los judíos creían que las personas justas esperaban la resurrección de los muertos.

Desde el inicio de su ministerio en Nazaret de Galilea (Lucas 4,16-19) hasta su culminación en Jerusalén de Judea (Lucas 23,43), Jesús jamás se presentó como un líder poderoso, amigo de poderosos y tomando partido por poderosos, por el contrario, se presentó como un hombre cualquiera (Filipenses 2,7), restableciendo derechos y dignidad en las personas discriminadas y excluidas (Lucas 4,31-35. 38-39. 40-41; 5,12-14. 17-25. 27-30; 6,6-10; 7,1-10. 11-15. 36-48; 8,26-33. 43-48; 9,37-42; 13,10-13; 14,1-4; 17,11-19; 18,35-43) hasta el último momento de su vida (versículo 43).


Veamos el texto en nuestro contexto:

Ante el anuncio de muchas Iglesias, que predican un Mesías Rey Universal; un Mesías poderoso, triunfante, glorioso; un Mesías Rey de reyes y Señor de señores, nuestra predicación marca la diferencia.

Diversidad Cristiana “anunciamos un Mesías crucificado” (1 Corintios 1,23 a), junto a las personas crucificadas de este mundo (Mateo 25,40), escándalo para unos y necedad para otros (1 Corintios 1,23 b), a quien Dios resucitó (Hechos 2,32).

Como comunidad eclesial, estamos con las personas oprimidas, discriminadas y excluidas, siguiendo el ejemplo de Jesús; por eso, queremos ser una iglesia de puertas abiertas y de mesa servida (Lucas 14,16-24) a las personas con vih sida, a las personas divorciadas, a las personas gltb (gays, lesbianas, transexuales y bisexuales), a las personas con capacidades diferentes, a las personas ancianas … para, con Jesús, comunicarles vida plena, digna y abúndate (Juan 3,16; 10,10). Esto no es una opción preferencial. Es la única opción que nos permite el Evangelio de Jesucristo (Lucas 4,18-21 cf 7,22-23) que es radical y escandaloso.

Sentimos el llamado, a denunciar la mediocridad, el conformismo, la complicidad y la instalación de algunas Iglesias cristianas porque desvirtúan el Evangelio de Jesucristo; y de anunciar, junto a otras, que otra Iglesia es posible, que a ejemplo de Jesús trabaje por los derechos humanos y la dignidad de las personas, haciendo posible el Reinado de Dios, que se traduce en acciones de solidaridad y justicia aquí y ahora

Les invito a asumir el desafío, radical y escandaloso, de desterrar de nuestra liturgia, aquellas celebraciones que son contrarias al mensaje evangélico, entre ellas, la fiesta de Cristo Rey.


Buena semana para todos y todas.
+Julio, obispo de Diversidad Cristiana
Último domingo del año litúrgico 2013.

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