Primer domingo de Cuaresma: ¿Desde qué lugar leemos e interpretamos las Escrituras?




Lucas 4,1-13


El texto en su contexto:

El pueblo hebreo, al salir de Egipto, permaneció cuarenta años en el desierto (Éxodo. 24,18; 34,28; Números 11,33-34; 32,13; 1Reyes 19,8) . Jesús simboliza al nuevo pueblo que, a diferencia del primero que sucumbió a las tentaciones, él las enfrenta y supera (versículos 4 – 10; cf. Hebreos 2,18; 4,15).

La primera tentación (versículos 2-4). En el bautismo, Jesús había sido declarado “hijo de Dios” y “elegido” (Lucas 3,21; cf. Génesis 22,2; Salmo 2,7; Isaías 42,1). Ambas designaciones eran atribuidas al rey de Israel pero a lo largo de los siglos fue reservado al Mesías. La tradición judía se fue construyendo sobre la esperanza de que el Mesías realizaría señales aún mayores a las de Moisés; por eso, la primera tentación se refiere a la señal del maná en el desierto (Éxodo 16 cf. Juan 6,30-31); pero, a diferencia de Moisés que alimentó al pueblo hambriento, Jesús es tentado a realizar una señal en provecho propio. Jesús supera esta tentación recurriendo a las Escrituras (Deuteronomio 8,3).

La segunda tentación (versículos 5-8) ubica a Jesús en el Templo de Jerusalén, la ciudad santa. Jesús es tentado a recibir el poder del mundo, también en provecho propio. Jesús nuevamente supera esta tentación recurriendo a las Escrituras (Deuteronomio 6,3).

La tercera tentación (versículos 9-12) nuevamente ubica a Jesús en el Templo de Jerusalén, el centro del culto judío. Esta vez, es a partir de las propias Escrituras que Jesús es tentado (Salmo 91,11-12). Pero esta promesa, que hace Dios a quienes confían, no es para quienes le ponen a prueba (versículo 7). Jesús nuevamente supera esta tentación recurriendo a las Escrituras (Deuteronomio 6,16).

Es significativo que en esta última tentación que nos presenta el relato lucano, el Tentador recurre a las Escrituras, las mismas a las que Jesús recurrió para vencer las tentaciones.

Es significativo también, que el escritor sagrado afirma que el Tentador se alejó de Jesús sólo por un tiempo (versículo 13). Actividad que reaparecerá más adelante (Luca 22,3 cf. Hebreos 4,15). 

¿Qué pretendían transmitir los relatores evangélicos a la comunidad destinataria?

Las tres tentaciones que plantea el relato evangélico tienen su correlato en las tentaciones que tuvo el pueblo hebreo en el desierto. Seguramente, estas tentaciones se fueron dando a lo largo del ministerio público de Jesús y el escritor sagrado destaca que, allí donde Israel no supo hacer la voluntad de Dios, Jesús sí, porque encontró en las Escrituras, el mensaje liberador e inclusivo de Dios para la humanidad.

El texto en nuestro contexto:

La Iglesia, como continuadora de la misión de Jesús en el mundo, también, a lo largo de su historia, debió enfrentar y debe enfrentar estas tentaciones, al igual que Jesús y al igual que Israel.

Sabemos, que quienes se sirven de su ministerio para provecho propio son faltos servidores y falsas servidoras de Dios. El ministerio está al servicio del Evangelio, es decir, del anuncio de la Buena Noticia de Dios para la humanidad. Una noticia liberadora, sanadora e inclusiva para todos y todas: “Dios nos invita a la fiesta de la vida” (Lucas 14,15-24).

Quienes limitan, condicionan o regatean el acceso de algunas personas a esta fiesta, no son discípulos y discípulas de Jesús, pues “Dios no hace diferencia entre las personas” (Hechos 10,34), por lo tanto no pertenecen a la Iglesia de Jesús.

Las comunidades eclesiales, tenemos que revisar nuestra práctica de lectura e interpretación de las Escrituras; ¿las leemos desde la perspectiva de Jesús o desde la perspectiva del Tentador? ¿nuestra lectura de las Escrituras libera y sana a las personas, incluyéndolas o discrimina y excluye? ¿nuestra lectura de las Escritura nos cuestiona e interpela o fundamenta nuestros posicionamientos dogmáticos y fundamentalistas?

Las Escrituras, durante siglos han sido utilizadas por los poderosos, políticos o religiosos, para asegurar su status e imponer sus criterios, que no son los de Dios; así se negaron leyes de la astronomía que hoy son verdades incuestionables, se defendió la esclavitud, el exterminio de pueblos, el sometimiento de la mujer, la persecución de quienes pensaban y actuaban diferente, se condenó la diversidad sexual; todo esto avalado por una simple frase “la Biblia dice”. Evidentemente, estas personas, manipulando como el Tentador, los textos bíblicos, generaron odio, discriminación, exclusión y opresión de unas personas sobre otras.

Las comunidades eclesiales, contamos con un único marco de lectura e interpretación de las Sagradas Escrituras: Jesús, sus palabras y sus acciones. Este tiempo de cuaresma, es una oportunidad propicia para revisar nuestros “marcos” de lectura e interpretación bíblica

Buena semana para todos y todas.
+Julio, obispo de Diversidad Cristiana.
Primer Domingo de Cuaresma.


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