Segundo domingo de Adviento: “Otro cristianismo es posible”.
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Tengan mucha paz en este segundo domingo de Adviento.
Dice el profeta Isaías: “Una
voz grita en el desierto: ‘Preparen el camino del Señor; ábranle un camino
recto. Todo valle será rellenado, todo cerro y colina será nivelado, los
caminos torcidos serán enderezados, y allanados los caminos disparejos. Todo el
mundo verá la salvación que Dios envía.’” (40,3-5).
Los acontecimientos de la actual coyuntura, revelan
que el cristianismo no está pudiendo generar la esperanza y el compromiso en
las transformaciones necesarias, para que vivamos con dignidad. Se hace
necesario plantearnos nuestra fe, muestra esperanza y nuestro testimonio a la
luz del anuncio liberador y dignificante de Jesús de Nazaret.
Algunos sectores del cristianismo no logran entablar
un diálogo maduro con las sociedades y las culturas de nuestro siglo, que se
caracteriza por transformaciones aceleradas, no pudiendo ser sal y luz para
quienes les rodean; utiliza un lenguaje anacrónico, dogmático, fundamentalista,
inentendible para la sociedad y la cultura del siglo XXI.
Unas sociedades y unas culturas que nos demanda la
razón de nuestra esperanza. Una esperanza, de la que no tenemos un pleno
convencimiento. El establecimiento del Reinado de Dios en este mundo,
manifestado en paz y justicia, en solidaridad y equidad, en derechos y dignidad
para todas las personas, lo hemos cambiado por un Reino de Dios en el cielo
después de la muerte, lugar en el que se hará justicia. Nada más lejos del
mensaje de Jesús.
El cristianismo durante siglos, cambió la razón de
su esperanza, la promesa de Jesús por la promesa de una tradición, que fue creada
para adormecer las conciencias, garantizar los privilegios, aumentar las desigualdades,
monopolizar el poder.
El cristianismo durante siglos defendió la
esclavitud, reafirmó la inferioridad de las mujeres, obstaculizó el desarrollo
de la ciencia, generó la homofobia, sostuvo el odio al pueblo judío, se
extendió haciendo uso de la fuerza e imponiéndose a través de la persecución,
la opresión y hasta la guerra.
Sin embargo, en cada época, fueron surgiendo
pequeños movimientos que dieron claras señales, a las sociedades y las culturas
de su tiempo, de que el movimiento de Jesús se mantenía vivo haciendo presente
su mensaje liberador y transformador, a quienes mostraran disposición a
recibirle.
Adviento, es el tiempo de
reavivar la esperanza, en que otro cristianismo es posible; un cristianismo
capaz de dialogar con las sociedades y las culturas contemporáneas; capaz de
redescubrir nuevas formas para comunicar al mundo, la verdad sobre Jesucristo y
su mensaje inclusivo; capaz de renunciar a los privilegios y al poder, para
imitar a quien es su fundamento, Jesucristo que vino a servir; capaz de abrir
las puertas para que todas las personas sin exclusión, puedan acceder a la fiesta
de la vida, una vida plena, digna y abundante para todas y todos; capaz de
aceptar, sin juicios, sin condenas, sin exclusiones la diversidad humana y la
diversidad cultural en todas sus expresiones, imitando al movimiento que generó
Jesús en torno suyo.
La “salvación de Dios para todo el mundo” no es el
cielo, sino la transformación de las estructuras injustas en este mundo, aquí y
ahora. La salvación de Dios para el todo el mundo, que promete el profeta
Isaías y que reveló plenamente Jesús, es la erradicación de la pobreza porque
no hay pobreza digna, es la erradicación de la desigualdad de géneros porque
Dios no hace diferencia entre las personas, es la erradicación de la injusticia
porque Dios toma partido por las víctimas, es la erradicación de la exclusión
porque Dios sale a los caminos a convocar a todas las personas a su fiesta y a
su mesa, es la erradicación de la discriminación porque Dios asumió la
naturaleza humana haciéndola digna, es la erradicación salvaje de los recursos
naturales porque Dios nos puso en este planeta junto a otras criaturas para que
fuera un hogar común para toda su obra.
Otro cristianismo es posible,
para las sociedades y las culturas del siglo XXI, un cristianismo que retorne a
los caminos del discipulado de Jesús, éste es el mensaje de Diversidad
Cristiana para todas las comunidades de fe y las personas de buena voluntad.
Feliz domingo de Adviento.
8 de diciembre de 2012.
+ Julio.
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