Primer Domingo de Adviento: "Otro mundo es posible"




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Tengan mucha paz en este tiempo de Adviento que iniciamos hoy.

Dice el profeta Jeremías: “Cuando llegue ese tiempo y ese día, haré que David tenga un descendiente legítimo, que establecerá la justicia y la rectitud en el país” ( 33,15).

Iniciamos el tiempo de Adviento. Cuatro semanas donde las palabras de esperanza irán en aumento. Pero a lo largo de la historia del cristianismo, hemos ido adormeciendo, anestesiando, amaestrando el contenido de esa esperanza. Actualmente, centramos la atención del adviento en la Navidad. Planteamos que es un tiempo preparatorio a la Navidad, olvidando que el acontecimiento que recordamos en la Navidad ya sucedió, hace dos milenios atrás, cuando Dios se acercó a la humanidad. Cada Navidad recordamos ese acontecimiento maravilloso en el que Divinidad y Humanidad quedaron unidas para siempre en la persona de Jesús de Nazaret.

Es muy pobre y expresa una fe mágica o ingenua, utilizar este tiempo de adviento para preparar un acontecimiento que ya sucedió. El adviento es un tiempo de esperanza activa, comprometida, radical. Es el tiempo de transformar este mundo con estructuras injustas en otro mundo posible y realizable, para todas las personas, en todos los lugares, donde abunde la vida en justicia y paz.

El Reinado de Dios, anunciado por Jesús ya inició. Está entre nosotros y nosotras. Jesús, su palabra y sus acciones, es la confirmación de que Dios se acercó a la humanidad. La esperanza cristiana, la esperanza de adviento, es que ese Reinado llegue a su plenitud. Para eso es necesario que las discípulas y los discípulos de Jesús, continuemos su tarea. Adviento no es un tiempo de canciones de esperanza, de celebraciones litúrgicas y de sermones sobre la navidad a venir o el fin de los tiempos. Adviento es un tiempo para reavivar la esperanza en que es posible el fin de la injusticia, el fin de la falta de paz, el fin de la discriminación, el fin de la insolidaridad, el fin de la exclusión, el fin de la opresión, el fin de la intolerancia, porque otro mundo es posible, con dignidad y derechos para todas las personas.

Urge que las comunidades cristinas asumamos un compromiso activo en la transformación de este mundo, obra maravillosa de Dios, lugar que eligió para compartir con la humanidad su divinidad, en la casa – hogar no solo para la humanidad sino para toda la creación. 

La verdadera esperanza cristiana, dice a la sociedad y a la cultura que otro mundo es posible, aquí y ahora. 

Feliz Domingo de Adviento
2 de diciembre de 2012
+ Julio.


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