Mensaje Pastoral de Navidad 2012.
FELIZ
ENCUENTRO ENTRE LO HUMANO Y LO DIVINO: JESÚS DE NAZARET UN HOMBRE CUALQUIERA
“Aunque existía con el mismo ser de Dios,
no se aferró a su igualdad con él,
sino que renunció a lo que era suyo
y tomó naturaleza de siervo.
Haciéndose como todos los hombres
y presentándose como un hombre cualquiera”
Filipenses 2,6-7
Nuestro saludo a
todas las personas que se toman un tiempo para leer este mensaje navideño,
tengan mucha paz!.
1.
El
Hijo del hombre: un humano.
Durante siglos, la Iglesia
se esforzó por resaltar la divinidad de Jesús el Enviado de Dios, postergando
su humanidad. En los últimos tiempos, surgieron corrientes teológicas que intentaron
rescatar su naturaleza humana, devolviéndole al Hijo del hombre (Mateo 8.20; 9.6; 12.8,32,40; 13.41; 16.13,27,28; 20.18; 26.64)
su
plena humanidad. Jesús, el Enviado de Dios prefería este título a cualquier
otro al referirse a su persona y su misión, expresando su condición plenamente
humana.
En Diversidad Cristiana nos
ubicamos en esta corriente teológica y desde ella pretendemos dialogar con la
sociedad y la cultura contemporáneas.
2.
Un mensaje esperanzador.
Como comunidad cristiana, queremos
brindar un mensaje de consuelo y de esperanza, de alegría gozosa, una buena
noticia a todas las personas de nuestra sociedad y nuestra cultura (Lucas
2,10-12),
porque no transitamos en soledad la historia humana, en la persona de Jesús,
Dios se acercó a la humanidad, está con nosotros y nosotras y entre nosotros y
nosotras (Is 7.14; 8.8;
Mt 1.23).
A diferencia de otras comunidades cristianas,
queremos decir que no somos pesimistas, no creemos que la humanidad se
encuentra perdida, no aceptamos una visión negativa del desarrollo y los
acontecimientos de la historia; porque en su designio Dios quiso encarnarse no
para salvarnos del pecado, eso podría hacerlo de muchas maneras, sino para
dignificar la naturaleza humana, no ya para que la humanidad fuera únicamente
su imagen y semejanza (Génesis
1,27), portadora del
Espíritu Divino (Génesis
2,7) sino para llevarla
a su plenitud haciéndola participar de su propia Divinidad (Colosenses 2,9) por medio de Jesús (Colosenses 3,11).
En su historia, la humanidad transita desde la
imperfección hacia la perfección, y en ese camino tenemos mucho para superar,
corregir, mejorar, sanar. A lo largo de la historia humana es mucho lo que se
avanzó desde el punto de partida. Es cierto que aún queda mucho por hacer, pero
no podemos perder de vista lo mucho que se ha hecho y especialmente en los
últimos dos siglos: abolición de la esclavitud, declaración de derechos
civiles, declaración de los derechos de las personas trabajadoras, declaración
de derechos humanos, declaración de derechos de la niñez, igualdad de derechos
entre el hombre y la mujer, reconocimiento de la diversidad sexual, por mencionar
algunos logros en materia de dignidad humana y derechos humanos.
Siempre habrán personas e instituciones que se
esfuercen por ver el medio vaso vacío, pero en Diversidad Cristiana nos
esforzamos por ver el medio vaso lleno; los logros que la humanidad va
alcanzando, son sin lugar a dudas, los signos de los tiempos que nos revelan la
cercanía de ese otro mundo posible al que Jesús llamó Reinado de Dios.
Estos logros, nos fortalecen
y nos estimulan a continuar trabajando, para avanzar en una infinidad de
posibilidades que puedan hacer a todas las personas, verdaderamente plenas y verdaderamente
dignas.
3.
Dios humanizado.
El mismísimo Dios, asumió la
naturaleza humana (Juan 1, 14) haciéndose
como todos los humanos y todas las humanas (Filipenses 2,7),
nada extraordinario, sino uno de tantos y tantas, compartiendo nuestro
crecimiento y desarrollo, nuestra fragilidad y nuestras fortalezas, nuestras
angustias y nuestras esperanzas, nuestras opresiones y nuestras liberaciones, nuestras
luchas y nuestros logros.
“Presentándose como un hombre cualquiera” (Filipenses
2,7),
con sus palabras y sus gestos nos demostró que otro mundo es posible, donde los
derechos no sean vulnerados por el sistema cultural, social, político,
económico, religioso. Dedicó su vida entre nosotros y nosotras a trabajar por
la inclusión de todas las personas y su dignificación, los relatos de milagros contenidos
en los evangelios son la prueba de ello.
4.
Humanidad divinizada.
El nos dejó su ejemplo, para
que quienes somos sus discípulas y discípulos, congregados en comunidades
eclesiales, hagamos lo mismo.
La misión de la Iglesia en
el mundo es vivir de acuerdo al Evangelio de Jesús, el Enviado de Dios (Filipenses
1,27-2,18), estando alerta frente al surgimiento de fundamentalismos
y dogmatismos que limite la acción liberadora e inclusiva del Evangelio (Filipenses
3,1-4,1),
generando relaciones de concordia entre las distintas comunidades cristianas
que formamos la Iglesia y dando testimonio de la alegría que nos convoca (Filipenses
4,2-9), para
que Jesús, el Enviado de Dios, en quien “reside
toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente” (Colosenses
2,9) sea
todo en todos y todas (cf. Colosenses 3,11).
Feliz encuentro entre
lo humano y lo divino.
Feliz Navidad 2012.
+Julio, obispo de
Diversidad Cristiana.
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