Comentarios Queer a la Biblia - Evangelio de Mateo (segunda entregra)
EVANGELIO DE MATEO / Thomas
Bohache
Traducción MCRP - Diversidad Cristiana
GENEALOGÍA, NACIMIENTO Y HUIDA
1- La generalogía.
Al discutir la Narración de la Infancia en el
Evangelio de Lucas desde una perspectiva “queer”, he afirmado:
“Aquellos que realizan investigación sobre el Jesús
histórico, descartan las Narraciones de la Infancia en Lucas y Mateo, pues
consideran que no son históricamente confiables en cuanto a la concepción y
nacimiento de Jesús; destacan las inconsistencias, los elementos mitológicos, y
la absoluta incredibilidad de una concepción virginal… Más que descartar este
relato como una creación fantástica de la primera Iglesia, yo lo leería con una
hermenéutica “queer” de sacudir, agitar, posiblemente rebuscar, e imaginar lo
que Dios tiene para decir a las personas “queer”, a través de esta historia”.
(Bohache; 2003: 24-5)
En ese ensayo, utilicé las historias de Lucas de la
Anunciación, la Visitación y la Navidad, para demostrar cómo los lectores
“queer” podrían ver el relato tradicional de la Encarnación de Jesús en una
forma no-tradicional, para descubrir nuestra propia encarnación “queer” como
una encarnación del Espíritu de Cristo. Al hacerlo así, no consideré la
historicidad de las Narraciones de Infancia, porque para mí, una historia
bíblica no tiene por qué apoyarse en hechos históricos para contener y mostrar
la verdad revelada de Dios.
Esto será así para toda la investigación “queer” en
este ensayo. Prefiero, con el erudito e historiador Richard Horsley, “tomar la
totalidad del Evangelio” (Hosley 2003: 72), tratándolo como una completa pieza
de literatura – escrita para un grupo específico, por razones definidas, en una
forma particular, debido a un contexto concreto. Diseccionar los Evangelios en
una serie de dichos por “una cabeza charlatana” de Jesús, sin un contexto
histórico y literario, es contra-producente, si se está buscando interpretar el
contexto de Jesús, para que pueda informar a nuestro contexto. Esto está de
acuerdo con la metodología “respuesta del lector” en los estudios del Nuevo
Testamento (por ejemplo, Moxnes 2003), que busca no necesariamente saber qué
dijo o hizo en realidad Jesús, sino cómo los primeros seguidores comprendieron
lo que él dijo e hizo, y lo comunicaron a las generaciones siguientes. Este
tipo de crítica, a diferencia de la forma más antigua, crítica de la fuente y
la redacción, ve a Mateo como un todo unificado en su obra literaria, con un
punto de vista propio y, como veremos, un punto definido hacia lo que estaba
ocurriendo en el mundo imperial de su composición.
Mateo comienza con una extensa genealogía (1.1-17),
que ubica a Jesús en la línea del rey David, de acuerdo con las líneas
patriarcales de sucesión. La corriente normal de las generaciones se
interrumpe, sin embargo, en cuatro lugares, donde una mujer de la Biblia Hebrea
se introduce en esta genealogía. Estas mujeres son: Tamar, quien se quedó
embarazada de su suegro, Judá (Génesis, 38); Rahab, la prostituta, quien
asistió a Josué a tomar Jericó (Josué 3; 9); Ruth, la moabita, que sedujo a
Boaz a los efectos de asegurarse un hijo varón (Ruth 2-4); y Betsabé, quien
solo para Mateo fue “la esposa de Urías”, y se quedó embarazada después de un
romance adúltero con el rey David (2 Samuel: 11)
Génesis,
38.18
-
¿Qué quieres que te deje? – preguntó Judá.
-
Dame tu sello, con el cordón, y el bastón que tienes
en la mano – respondió ella.
Judá se los dio, y se acostó con ella, y la dejó embarazada.
Josué;
2.6
En
realidad, ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos,
entre unos manojos de lino puestos a secar.
Ruth;
3.9
-
Usted es mi pariente más cercano y tiene el deber de
ampararme. Quiero que se case usted conmigo.
2 Samuel; 11. 2-4
David mandó que averiguaran quién era ella, y le dijeron que era
Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías, el hitita.
David ordenó entonces a unos mensajeros que se la trajesen, y se acostó
con ella, después de lo cual, ella volvió a su casa.
11. 26-27
Cuando la mujer de Urías supo que su marido había muerto, guardó luto
por él; pero después que pasó el luto, David mandó que la trajeran y la recibió
en su palacio, la hizo su mujer y ella le dio un hijo. Pero al Señor no le
agradó lo que David había hecho.
Los intérpretes han explicado estas “intrusiones” en
varias formas, sugiriendo que las mujeres eran “pecadoras”, preparando el
camino para Jesús, quien iba a salvar al pueblo de sus pecados; o “extranjeras”
(no-judías), anticipando la aceptación de Cristo por los gentiles; o alusiones
a uniones sexuales que eran “inusuales” para la cultura patriarcal hebrea,
anticipando la anormal concepción de María (Harrington 1991: 32; Brown 1977:
71-4) La erudita feminista Jane Schaberg ha demostrado, sin embargo, que los
eruditos varones han llegado a estas conclusiones innecesariamente. En lugar de
ello, esta autora sugiere que deberíamos ver a estas mujeres no simplemente
como personajes negativos, sino más bien
como “conduciendo al lector de Mateo a esperar otra historia de una mujer, que
[como estas cuatro] se convierte en una inadaptada social de alguna manera. En
efecto, está equivocada o amenazada; es parte de un acto sexual que la coloca
en gran peligro; y su historia tiene un resultado que repara la fábrica social
y asegura el nacimiento de un niño que es legítimo o legitimado” (Schaberg
1987: 32-3) Concluye que María es este tipo de mujer. Una lectura contextual
del relato de la concepción de Jesús y su nacimiento, en Mateo 1. 18-25, revela
todos los componentes que Schaberg ha visto en las alusiones del Antiguo (o
Primer) Testamento.
Mateo 1. 18-25
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba
comprometida para casarse con José, pero antes que vivieran juntos, se encontró
encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido, que era un hombre
justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en
secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció
en sueños y le dijo: - José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a
María por esposa, porque el hijo que va a tener es del Espíritu Santo. María
tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a
su pueblo de sus pecados. -
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por
medio del profeta: - La virgen quedará encinta / y tendrá un hijo, / al que
pondrá por nombre / Emanuel (que significa: “Dios con nosotros”)
Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había
mandado, y tomó a María por esposa. Pero no vivieron como esposos hasta que
ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús.
Una lectura “queer” de la genealogía de Mateo, capitalizará
la inclusión de estas cuatro mujeres y la quinta: María. Cada una de las cuatro
mujeres de la Biblia Hebrea, en su propia manera, es “queer”, pues se sacude
las expectativas hetero-patriarcales y mueve el sistema, que la omitiría: Judá
ha intentado privar a Tamar de sus derechos, bajo el sistema del levirato y
así, ella lo engaña, haciendo que la impregnara, a los efectos de obtener su
dote; Rahab, sin duda usó y objetivó su vida por los hombres, como hacen las
prostitutas hasta hoy en día: determinan su propio destino capitalizando su
estatus como trabajadoras sexuales, para salvar su vida y la de su familia.
Ruth, vida y sin hijos, deseando mantener su unión con su amada Noemí, seduce a
Boaz y así obtiene un lugar legítimo en la familia de Noemí. Betsabé, violada
por el rey David y viuda por su orden, para tenerla a toda costa, se convierte
en reina, y da a luz al rey Salomón, recordado por poseer la Sabiduría
femenina. Cada uno de estos actos “queer” fabrica el escenario para el acto
“queer” que ocurrirá en conexión con el embarazo de María.
Mateo, a diferencia de Lucas, cuenta la historia de la
concepción de Jesús y su nacimiento, a través de la mirada de José, y no de
María; en la versión de Mateo, María permanece en silencio, una víctima virtual
que es actuada en lugar de actuar por sí misma. Sin embargo, la genealogía de
Mateo cuidadosamente evita decir, que José “engendró” o “fue el padre
biológico” de Jesús: “y Jacob [fue] el padre de José, esposo de María, de la
cual nació Jesús” (Mateo 1.16)
Jacob fue el padre de José, el marido de María, y ella fue madre de
Jesús, al que llamamos el Mesías.
El papel de José en la genealogía y la narración del
nacimiento es exclusivamente el de esposo de María; Jesús nace “de María”.
Tienta leer la infancia en Mateo junto a la de Lucas, y llevar información de
uno al otro (como los pesebres contemporáneos muestran los pastores de Lucas y
los animales, junto a los magos de Mateo) Sin embargo, en el texto no hay
evidencia de que Mateo y Lucas tuvieran algún conocimiento de las historias
respectivas; los estudiosos creen que las historias de infancia en primer lugar
circularon en forma de tradición oral y luego fueron incorporadas por estos dos
evangelistas y redactadas de acuerdo con sus propósitos narrativos (Albright
and Mann 1971: xxxvii-xxxviii, xlii, 6)
Un análisis feminista o “queer” de las historias de
infancia parecía preferir la narración de Lucas, pues allí María es la actriz
que dice su verdad apasionadamente, en el “Magnificat” de Lucas 1.46-55 y da su
“fiat”, al plan de Dios.
Lucas 1. 46-55
Mi alma alaba la grandeza del Señor; / mi espíritu se alegra en Dios mi
Salvador,
Porque Dios ha puesto sus ojos / en mí, su humilde esclava, / y desde
ahora siempre me llamarán dichosa; / porque el Todopoderoso ha / hecho en mí
grandes cosas. / ¡Santo es su nombre!
Dios tiene siempre misericordia / de quienes lo reverencian.
Actuó con todo su poder; / deshizo los planes de los orgullosos, /
derribó a los reyes de sus tronos, / y puso en alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos / y despidió a los ricos con las manos
vacías.
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo / y no se olvidó de tratarlo con
misericordia.
Así lo había prometido a / nuestros antepasados, / a Abraham y a sus
futuros descendiente.
Sin embargo, creo que la narración del nacimiento en
Mateo también puede ser visto en forma “queer”, si miramos más allá de lo que
estamos acostumbrados /as a ver en una lectura hetero-normativa. Se nos dice
que María de alguna manera queda embarazada mientras está “comprometida” con
José, pero antes de que vivieran juntos. Si José fuera el padre de Jesús, esto no
sería un tema: la pareja simplemente se casa antes de lo planeado; quizás José
habría tenido que pagar algún tipo de remuneración al padre de María, como
recompensa por la relación prematura. Porque Mateo ni siquiera presenta esa
opción, sino que anota que José tiene intención de “despedirla en silencio”, la
conclusión normal sería que María había tenido relaciones sexuales ilícitas fuera
del matrimonio / compromiso; el castigo para este acto podría haber sido la
muerte.
(Deuteronomio 22.23-7)
“Si una muchacha virgen es prometida de un hombre, y otro hombre la
encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, serán llevados los dos ante el
tribunal de la ciudad, donde serán condenados a morir apedreados; la joven por
no pedir socorro estando en plena ciudad, y el hombre por deshonrar a la mujer
de su prójimo. Así acabarán con el mal que haya en medio de ustedes…”
[No hay evidencia suficiente para afirmar si esta pena
fue de hecho llevada a cabo en Palestina, en el siglo I]
El orgullo masculino de José podría haber sido
satisfecho por la vergüenza pública y la posible ejecución de su desleal novia.
Sin embargo, se nos dice que José es “justo” (en griego, dikaios), jerga legal que indica que José cumplía la ley y era un
hombre sin culpa ante los ojos de Dios. Aquí hay una real ironía: técnicamente,
lo “legal” y “sin culpa”, (o sea, justo), habría sido hacer que María – y su
hijo – fueran ejecutados, de acuerdo con la ley hebrea. Sin embargo, José –
influido por el Espíritu de Dios – hace lo “injusto”, se casa con la mujer que
aparentemente lo ha traicionado, y por esta razón es llamado “justo” por el
evangelista.
[Schaber estudia esta historia de otra manera,
afirmando la posibilidad de que María haya sido violada. Evidentemente, en caso
de violación, la ley hebrea permitía o una terminación del compromiso o una
continuación, con el matrimonio (Schaberg 1987: 45 y sigs.) Sin embargo, la
violación era increíblemente difícil de probar; en la antigua sociedad
patriarcal, tan a menudo como hoy en día, no se asume que una mujer ha sido
violada, sino que ha favorecido la seducción. Es mucho más probable que – sin
la intervención de José – María habría sido exilada o ejecutada.]
De esta manera, José subvierte las expectativas
hetero-patriarcales; desafía al sistema de doble moral sexual que demandaría la
vida de una mujer. Como resultado de su acto “queer”, María y Jesús no son ni
exiliados no ejecutados, sino que se les permite vida y futuro; el Mesías de
Dios nace porque un hombre actúa fuera de su papel hetero-normativo. José, al
no hacer lo que su sociedad espera de él, puede ser un modelo para las personas
“queer” de fe, quienes, siguiendo la directiva de Dios, eligen actuar en contra de las demandas
sociales – casándose ilícitamente, teniendo hijos en formas no-tradicionales,
formando intencionales familias no-biológicas.
Sin embargo, hacer la voluntad de Dios no es sin
costos. La historia de los magos y su huida de Herodes, en Mateo 2. 1-23,
levanta el espectro del miedo y las posiciones. La narración de Mateo, en el
contexto del terrorismo cotidiano del imperio romano en Palestina. Mientras
algunos estudiosos consideran esta historia como un mito o una fabricación para
explicar cómo la Sagrada Familia llegó desde Belén en Judea hasta Nazaret en
Galilea (Brown 1977: 188-9, 225-9), Richard Horsley considera que no hay razón
para considerar a esta historia como una ficción. Los elementos históricos en el texto, tales
como el rey Herodes y la presencia de los magos, que ambas pueden verificarse
en fuentes extra-bíblicas, sugieren que Mateo 2 sería más propiamente
calificado como “leyenda”. En efecto,a diferencia de los mitos, las leyendas son
artefactos históricos que han sido transformados, adornados, a lo largo del tiempo (Horsley 1993b: 11-13;
17-19)
2- El nacimiento.
Mateo 2. 1-13
Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea,
en el tiempo en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces a Jerusalén
unos sabios del Oriente, que se dedicaban al estudio de las estrellas, y
preguntaron:
-
¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues
vimos salir su estrella, y hemos venido a adorarlo.-
El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo
les pasó a todos los habitantes de Jerusalén. Mandó el rey llamar a todos los
jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde había
de nacer el Mesías. Ellos le dijeron:
_ En Belén de Judea, porque así lo escribió el
profeta: En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña
Entre las principales ciudades de esa tierra;
Porque de ti saldrá un gobernante / que guiará a mi
pueblo Israel.-
Entonces, Herodes llamó en secreto a los sabios, y se
informó por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Luego
los mandó a Belén, y les dijo:
-
Vayan allá y averigüen todo lo que puedan acerca de
ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a dorarlo.
Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron.
Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se
detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron
mucho. Luego, entraron en la casa, y vieron al niño con María, su madre, y
arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres, y le ofrecieron oro, incienso
y mirra. Después, advertidos en sueños de que no debían volver a donde estaba
Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Herodes el Grande, hijo de Antipater, fue nombrado rey de los judíos por
el Senado romano, bajo el patrocinio de Marco Antonio. Sus súbditos judíos lo
odiaban, pues había nacido extranjero y por su parcialidad hacia los romanos.
Después de su acceso al trono, hubo rebeliones a través de Palestina,
particularmente persistentes en Galilea, que le llevaron a Roma tres años para
reprimir. Herodes era considerado, sin duda correctamente, como un sicofante
(impostor) de los romanos, primero Antonio y luego Augusto. Las inscripciones
indican que adoptó para sí, títulos como “Admirador del César”, y “Admirador de
los romanos”. Su admiración tomó la forma de proyectos de construcción masiva
en cada parte de su reino, incluyendo monumentos y ciudades enteras, en honor
de César. En Jerusalén, Herodes construyó el palacio real Antonia (nombrado así
por Antonio) y comenzó una reconstrucción del templo de la ciudad, tan
extensivo, que el templo de Herodes sobrepasó el esplendor de cualquier otro
punto de su existencia(Horsley 2001b: 143-4)
El homenaje de Herodes a sus benefactores romanos fue financiado, sin
embargo, por las espaldas de los súbditos judíos, a quienes se les impuso
impuestos salvajes, a los efectos de pagar las obras públicas y los proyectos
de construcción comenzados por su rey; estos impuestos eran cargados sobre los
diezmos y ofrendas requeridas a los judíos observantes, por el sacerdocio del
templo. Además, una vez que Palestina se convirtió en vasallo del estado
romano, había un tributo exigido por Roma; uno de los propósitos del censo mencionado
en Lucas 2.1, era para inscribir a cada ciudadano, de modo que se pudiera
cobrar una “tasa per cápita” (Horsley 2001ª: 125)
Bajo el reinado de Herodes, la tierra de los judíos puede haber lucido
más hermosa, y “próspera”, pero el
pueblo judío sufría la sobrepoblación en las ciudades, el agotamiento de su
tierra debido a la sobre-plantación, el hambre, la pobreza, la enfermedad y la
sequía. Bajo el sistema socio-económico durante el imperio romano, se estima
que los gobernantes imperiales y la aristocracia local /referida en los
Evangelios varias veces como los jefes de los sacerdotes, los saduceos y
herodianos), constituían la proporción
menor de la población, que sin embargo, consumía la mayor parte de los
recursos; los campesinos y los artesanos así como los sin tierra constituían la
mayor parte de la población (Crossan 1991: 43-6)
Esta era la situación en el momento del nacimiento de Jesús. Palestina
era un polvorín de tensión política, desilusión colonial y falta de todo poder,
así como de esperanzas mesiánicas. En Galilea, especialmente, las masas se
acumulan detrás de pretendientes políticos, coronándolos como mesías y reyes
(Horsley 2003: 35-7, 45-52)
Los métodos de Herodes para acabar con la insurrección y la deslealtad,
eran increíblemente crueles. Un gobernante inseguro, hacía ejecutar a cientos
de personas percibidas como traidoras. “Herodes, en efecto, instituyó lo que
hoy se llamaría estado policial, completo con juramentos de lealtad,
supervisión, informantes, policía secreta, prisión, tortura, y brutales
represalias (Horsley 1993b: 47) Su inseguridad solo se comparaba a su paranoia:
la Historia registra que fue responsable por la muerte de sus hermanos, su
madre, al menos una de sus esposas y varios de sus hijos varones (Harrington 1991:
41-2; Garland 1995: 26-7) Es en este escenario político que debe leerse la
historia de Mateo sobre la visita de los magos a Herodes.
Los comentarios bíblicos y los relatos populares se refieren a los magos
como “astrólogos”, “hombres sabios”, “magos” y “reyes” de Oriente. Ninguna de
estas designaciones es precisamente correcta; en realidad, ellos eran
probablemente una combinación de todas estas descripciones. Los estudiosos
creen que procedían del Imperio de los partos, enemigo de Roma del este de Palestina,
contra el cual Herodes y sus sucesores cuidaban las fronteras, en nombre de
Roma. Sacerdotes de Zoroastro, probablemente ellos sí observaban al cielo para
manifestaciones de luz, interpretaban estas luces, eran consejeros de sus
gobernantes. Debido a algunas oscuras referencias en las fuentes, hay
especulación en cuanto a que los magos tomaron el control de su país, como
gobernantes teocráticos (Horsley 2001b: 155-8)
La líder religiosa lesbiana Nancy Wilson incluso ha sugerido que ellos
pueden haber sido sacerdotes eunucos que luego habrían tenido tres “reinas”
(Wilson 1995: 131-2) Su aparición en la escena ha sido sentimentalizada en
relatos y canciones, sus cofres con tesoros y la estrella la agrandaron y su
importancia para la narración, ha sido explicada por los intérpretes
anti-semitas como ejemplo de “apertura pagana” a Jesús, en contraste con los “descreídos judíos”
(representados por el rey Herodes), que rechazaron al Mesías.
Sin embargo, hay algo equivocado en esta escena. La historia de los
magos no debe ser trivializada o sentimentalizada. No es una encantadora
historia de hadas sobre visitantes extranjeros que llegan un poco tarde para la
Navidad, sino más bien “un texto de terror”, pues “nadie canta en la infancia
relatada por Mateo, como lo hacen en Lucas; en lugar de esto, lloran” (Garland
1995: 30) Como anota Horsley, es una historia con fuertes elementos históricos,
una pintura realista de celos, paranoia y deseo de sangre, por parte de un rey
inseguro de su poder y que recurrirá a cualquier acción con tal de permanecer
como soberano. El hecho de que estos magos busquen al nuevo “rey de los
judíos”, lleva a esta historia al terreno político. Un gobernante ya paranoico
se habría sentido terriblemente amenazado por unos viajeros del imperio que
está encargado de vigilar. En efecto, los magos aparecen en su palacio,
preguntando por un nuevo rey, cuando Herodes mismo es el único rey de los
judíos. Su mentira a los magos y la
subsiguiente matanza de todos los bebés judíos de menos de dos años, pudo
fácilmente haber ocurrido, como lo confirma Josefo, quien detalla los
escuadrones de muerte que Herodes envió sin mucha provocación.
Aquí es importante recordar que la audiencia de Mateo habría oído o
leído esta narración en dos niveles. En el primero, esta es una historia
horrenda de matanza a inocentes, que ocurrió durante la infancia de Jesús y
amenazó al Elegido de Dios. En un segundo nivel, la audiencia de Mateo,
encontrando este relato en los años 80, habría recordado la matanza sufrida por
los judíos a manos de Roma, durante la Guerra Judía justo 20 años antes.
Palestina fue diezmada por esta guerra; el maravilloso templo de Herodes fue
destruido, nunca reconstruido, los judíos de fuera de Palestina, oyendo de la
huida de José, María y Jesús a Egipto, habrían tenido en mente a los refugiados
de su propia época. Más todavía, el
viaje de los magos habría resonado aún más profundamente en la audiencia de
Mateo de los años 80, cuando recordaban un viaje real que tuvo lugar en el año
66, durante lo peor de la Guerra Judía. Los historiadores romanos Suetonio y
Plinio relatan la historia del rey Tiridates de Armenia (él mismo llamado
“mago” por Plinio) que viajó a Roma acompañado de sus magos, para recibir la
corona directamente del emperador Nerón, como parte de un tratado con Roma
(Horsley 1993b: 56-7) La búsqueda que realizaban los magos de Mateo por un rey
recién nacido, que iba a “salvar al pueblo”, habría sido considerada en abrupto
contraste no solo con el brutal Herodes en la historia, sino con la maquinaria
entera del imperio romano, en el tiempo de la composición de este Evangelio.
“La obediencia que ellos rendían no es una veneración a una divinidad, sino un
acto de homenaje y sumisión a un gobernante político”. (Horsley 2001b: 158)
Las palabras del evangelista habrán penetrado en la memoria de su
audiencia, haciéndole recordar al genocidio. En primer lugar, José llamó al
bebé “Jesús” (Mateo 1.21), que puede traducirse al inglés como “Deliverance”
(Entrega) – prueba de que habrá entrega divina y salvación, sin importar lo que
ocurra políticamente; nombrar a un niño “Entrega”, bajo el yugo del Imperio
romano, ¡es un acto radical, un acto “queer”!
En segundo lugar, José y su familia regresaron a casa después de la
muerte de Herodes, aunque todavía
tenían miedo, debido al gobernante sucesor (Mateo 2. 20-22), como prueba de que
la vida continuaría, incluso bajo la continuación de la tiránica regla
colonial, imperialista.
En tercer lugar, se establecieron en Nazaret, en Galilea (Mateo 2. 23),
un lugar conocido como políticamente volátil – un signo de que no se puede
evitar la tiranía, en la esperanza de que desaparecerá, sino que permanecerá;
o, en palabras de Musa Dube, intérprete bíblica feminista de Botswana, “estar
en la lucha por la justicia y la liberación es, por lo tanto, estar en una lucha continua, la lucha que siempre
continúa.” (Dube 2000: 197)
MATEO 1.21
“María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.”
3- La huída
MATEO 2. 19-23
Pero después que murió Herodes, un ángel del Señor se
le apareció en sueños a José, y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a
su madre, y regresa a Israel, porque ya han muerto los que querían matar al
niño.
Entonces José se levantó y llevó al niño y a su madre
a Israel. Pero cuando supo que Arquelao estaba gobernando en Judea, en lugar de
su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá: y habiendo sido advertido en sueños
por Dios, se dirigió a la región de Galilea. Al llegar, se fue a vivir al
pueblo de Nazaret. Esto sucedió para que se cumplieron lo que dijeron los
profetas: que Jesús sería llamado “Nazareno”.
La matanza de los inocentes y la huida de la Sagrada Familia a Egipto,
así como su regreso debería resonar fuertemente en los lectores “queer”. El terror
doméstico, como este, no es desconocido en nuestro mundo contemporáneo, como se
ve en los escuadrones de la muerte apoyados por el gobierno de El Salvador,
Nicaragua y Guatemala, y en la pérdida de derechos civiles en los Estados
Unidos, después de los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001. Todos
los días, nos enfrentamos a propaganda derechista en una cultura del miedo,
creada por un presidente que, como Herodes, está inseguro de su poder y toma
como “chivo expiatorio” a la comunidad gay y lesbiana. Las personas “queer”
recuerdan el genocidio promovido desde el gobierno en los 80s y 90s, cuando no
se hizo nada para ayudar a los miles de personas que sufrían de SIDA, porque se
consideraban “elementos prescindibles de la población”.
Sin embargo, las personas “queer” también, como la comunidad de Mateo,
recibimos buenas noticias de esta historia evangélica, porque nos asegura que
en medio de este caos político y social, el Cristo de Dios continúa naciendo –
los ángeles de Dios aún nos rodean y nos dan fuerzas para la aventura: salir
del armario de la soledad, la desesperación y la degradación - ¡Dios está con
nosotros! La estrella de Dios aún se eleva en el Oriente y nos asegura que no
todo está perdido, si seguimos la guía de Dios, más allá de las nociones
sociales sobre lo que es apropiado o salvador, o incluso cristiano. ¿Quién
sabe? Justo en este minuto, hay un niño naciendo en la trastienda de un
comercio en Bagdad o Khandahar, que llevará al mundo el conocimiento de paz y
justicia duraderas. ¿Vivirá él o ella, o será destruida por las fuerzas
imperiales? ¿Qué pasaría si todas las personas “queer” conscientes hicieran
fuerza, para que vivieran esos niños? ¿Cuán “queer” sería esta acción?
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