¿A quién seguimos?
Reflexión semanal: ¿A quién seguimos?
5 17“No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor. 18Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. 19Por eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos. 20“Porque les digo a ustedes que, si no superan a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo ante Dios, nunca entrarán en el reino de los cielos.
21“Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: ‘No mates, pues el que mate será condenado.’ 22Pero yo les digo que cualquiera que se enoje con su hermano, será condenado. Al que insulte a su hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravemente a su hermano, se hará merecedor del fuego del infierno.
23“Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
25“Si alguien te lleva a juicio, ponte de acuerdo con él mientras todavía estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. 26Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.,
27“Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometas adulterio.’ 28Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29“Así pues, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácatelo y échalo lejos de ti; es mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. 30Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y échala lejos de ti; es mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo vaya a parar al infierno.
31“También se dijo: ‘Cualquiera que se divorcia de su esposa, debe darle un certificado de divorcio.’ 32Pero yo les digo que si un hombre se divorcia de su esposa, a no ser en el caso de una unión ilegal, la pone en peligro de cometer adulterio. Y el que se casa con una divorciada, comete adulterio.
33“También han oído ustedes que se dijo a los antepasados: ‘No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido al Señor bajo juramento.’ 34Pero yo les digo: simplemente, no juren. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios; 35ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36Ni juren ustedes tampoco por su propia cabeza, porque no pueden hacer blanco o negro ni un solo cabello. 37Baste con decir claramente ‘si’ o ‘no’. Pues lo que se aparta de esto, es malo.” (Mt. 5,17-37 Versión Biblia Dios Habla Hoy).
El versículo 17 es la clave interpretativa para este Evangelio: “No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor”. La ley y los profetas son las Escrituras Sagradas de su pueblo.
El Evangelio de Mateo presenta a Jesús en un rol social al que no pertenecía. Jesús era de profesión artesano. No existen pruebas de que estudiara las Escrituras con algún maestro, ni que perteneciera al grupo de los fariseos o escribas o maestros de la Ley. Sin embargo, Jesús enseña sobre las Escrituras.
Este cambio en los roles sociales, hace que su madre y sus hermanos lo considere loco, que sus vecinos de Nazaret lo cuestionen, que las autoridades religiosas sospechen de él. Sin embargo, convoca a aquellas personas que se encontraban fuera del sistema religioso, vulneradas en sus derechos y dignidad, por grupos sociales, políticos y religiosos que viciaron el mensaje de la Alianza entre Dios y su pueblo, cuya máxima expresión era la Ley.
Jesús, no pretendió cambiar el contenido de las Escrituras, sino la interpretación y la práctica legalista que las autoridades religiosas hacían, que resultaba una carga insoportable para la mayoría del pueblo, que discriminaba y excluía a muchísima gente. Retomó aquello que era esencial: el amor a Dios y el amor al prójimo; los dos mandamientos, capaces de hacer efectivos los cambios para alcanzar un sistema religioso liberador e inclusivo, un sistema social justo y solidario, un mundo donde la creación estuviera en paz y armonía.
El Evangelio de hoy, urge a las comunidades cristianas a cambiar el rol cúltico y encasillado en normas y ritos, para imitar a Jesús, no sólo anunciando, sino fundamentalmente siendo, buena noticia para las personas vulneradas en sus derechos y dignidad por el sistema religioso y social. Si las comunidades cristianas, no asumimos el revolucionario y escandaloso mensaje de Jesús no estamos construyendo ese otro mundo posible por el que vivió y entregó su vida. Entonces, tendríamos que preguntarnos ¿si no seguimos a Jesús y su buena noticia a quién o qué estamos siguiendo?
Buena semana para todos y todas.
Pbro. Julio.
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