14º Domingo después de Pentecostés – El Tiempo de la Iglesia: Dios compartiendo la mesa con homosexuales, trabajadoras sexuales y personas marginales.
Lc 13,22-30:
1. El texto en su contexto:
El evangelista Lucas relata
muchas enseñanzas y acciones de Jesús en su camino a Jerusalén (versículo 22 cf
9,51-19,27); hoy nos trae a reflexión la escandalosa y contradictoria elección
de Dios.
Uno de la audicencia de
Jesús pregunta si son pocos quienes se salvarán (versículo 23). Seguramente
porque partía de la base que únicamente los judíos piadosos formarían parte del
Reinado de Dios. En su respuesta, Jesús propone varias imágenes. La primera imagen
es de la puerta angosta (versículo 24) haciendo referencia al Salmo 1,6 (cf Dt
30,15-20; Jer 21,8) y Proverbios 4,18-19 (cf Dan 12,3; Job 3,23; Prov 2,13;
13,9; Eclo 39,24). La segunda imagen es del dueño que cierra la puerta
desconociendo a quienes quedaron fuera de la casa y de la fiesta (versículo 25
cf Mt 25,10-12), quienes argumentarán haber compartido con Él en distintas
instancias (versículo 26), es decir, las autoridades y el pueblo judío que
habiendo escuchado y visto a Jesús lo rechazaron reclamarán el ingreso al
Reinado de Dios (versículo 26); no obstante, la sentencia será irrevocable
(versículo 27 cf Sal 6,8). Quienes debían estar en el Reino, simbolizado muchas
veces por la Casa y la Fiesta, lo pierden y son expulsados (versículo 28 cf Mt
8,12 ver también 13,42; 22,13; 24,51; 25,30) y su lugar será ocupado por gente
pagana (versículo 29) a las que Dios hace partícipes de su Reino (Sal 107,2-3).
Gente considerada maldita, impura, muchas veces etiquetada como “perros” Dios
hace partícipes de su casa y de su fiesta (Is 25,6; Lc 14,15; Ap 19,9). La tercera
imagen es la ocupación de lugares (versículo 30) que cierra esta respuesta de
Jesús; una respuesta lapidaria que describe como algunos de quienes se
consideraban personas justas y con derecho a participar del Reinado de Dios no
tendrán acceso, mientras que personas que por ley no lo merecían estarán en los
primeros lugares de la fiesta (cf Mt 19,30; 20,16).
La respuesta de Jesús
seguramente dejó preocupada a su audiencia. Son pocos (versículo 24) pero
muchos (versículo 29). Pocos judíos observantes de la Ley pero mucha gente de
mala fama (Mt 11,19 cf Lc 7,34). Parecería que no es suficiente haber conocido
a Jesús para asegurarse la salvación (versículo 26).
2. El texto en nuestro contexto:
Cuánta vigencia el mensaje
de este relato evangélico!. Cuántas veces hemos escuchado en las predicaciones
que se salvarán únicamente quienes cumplen con los mandamientos de Dios,
interpretados por la jerarquía eclesiástica! Cuántas veces hemos sido testigos,
cuándo no víctimas del juicio inmisericorde de líderes cristianos (obispos,
presbíteros, pastores, diáconos) porque tal o cual persona no se ajusta a las
expectativas y las exigencias de tal o cual denominación cristiana!
Curas y pastores hipócritas!
Ustedes no pueden controlar el acceso a la fiesta de la Vida. Ustedes no tienen
la potestad de cerrar la puerta y dejar fuera a nadie. El juicio no les
pertenece. Dios en su misericordia y amor incondicional quiere que todas las
personas entren a su casa y participen de su fiesta. No les pide nada y les da
todo, porque la gracia y la salvación son dones de Dios. No se pueden comprar.
No se pueden ganar. Son producto de la gratuidad divina.
Hoy quiero compartir este
mensaje de esperanza con aquellas personas que el cristianismo ha silenciado e
invisibilizado, juzgado y condenado. Ustedes trabajadoras y trabajadores
sexuales van a entrar al Reino. Ustedes gays, lesbianas, bisexuales, trasn van
a entrar al Reino. Ustedes personas de mala fama: que la sociedad les llama
adictos, menores, pichis, planchas … van a estar participando del Banquete
ocupando los lugares de quienes les juzgaron y condenaron. Ya han tenido
suficiente dolor con la persecución, la humillación, la burla, el desprecio.
Ahora es el tiempo del consuelo y nadie se los va a quitar. Ustedes tiene parte
en el Reino de Dios. Ustedes son herederos y herederas de la promesa. Jesús no
les mintió. Hoy, aquí y ahora Jesús está cumpliendo su promesa, levantando
iglesias inclusivas, abriendo las puertas para crear comunidades en torno a Él,
consolando y conteniendo, sanando y restituyendo derechos y dignidad.
No importa si todavía hay
líderes de iglesias cristianas que les persiguen, Jesús es más que ellos y les
recibe en su casa, les invita a su mesa y les sirve personalmente. Él es más
fuerte que el odio de quienes quieren ser guardianes de la fe olvidando las
enseñanzas del Maestro.
Queridas hermanas, queridos
hermanos si creen en sus corazones este mensaje ya están liberados y liberas de
la condena eclesial, porque Jesús la destruyó para siempre (Lc 4,18-19).
Tengan todos y todas una
bendecida semana +Julio.
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