Reflexión en el 16° Domingo después de Pentecostés – Mateo 20,1-16
19 30 Muchos de los que
ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos de los que ahora son los
últimos, serán los primeros.
20 »El reino de Dios es como el dueño de una finca que salió bien temprano a contratar trabajadores para su viñedo. 2 Se puso de acuerdo con ellos en el pago por un día de trabajo y los envió a trabajar a su viñedo. 3 Casi a las nueve de la mañana salió de su casa y vio a unos hombres que estaban sin hacer nada en la plaza de mercado. 4 Les dijo: “Vayan ustedes también a trabajar en mi viñedo y les pagaré lo justo”. 5 Así que ellos fueron a trabajar allá. Una vez más, salió de su casa como al mediodía y luego como a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. 6 Cuando eran las cinco, salió de su casa y encontró a otros desempleados en la plaza de mercado. Él les preguntó: “¿Por qué ustedes no hacen nada en todo el día?” 7 Le contestaron: “Es que nadie nos da trabajo”. Él les dijo: “Vayan ustedes también a trabajar en mi viñedo”.8 »Cuando se hizo de noche, el dueño le dijo al encargado: “Llama a los trabajadores y págales. Empieza desde los últimos que se contrataron hasta los que se contrataron al principio”. 9 Se presentaron los que se habían contratado a las cinco de la tarde y cada uno recibió el pago de un día. 10 Cuando llegaron los primeros que se habían contratado, creyeron que les iban a pagar más, pero recibieron el mismo pago. 11 Lo recibieron y empezaron a quejarse con el dueño del terreno, 12 diciendo: “Los últimos que se contrataron sólo trabajaron una hora y usted les pagó lo mismo que a nosotros que trabajamos todo el día aguantando el calor”. 13 El dueño le contestó a uno de ellos: “Amigo, yo no soy injusto contigo. ¿No nos pusimos de acuerdo en que yo te daría el pago por un día de trabajo? 14 Toma lo que es tuyo y vete a tu casa. Al último que contraté quiero darle lo mismo que a ti. 15 ¿No tengo derecho de hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O es que estás celoso porque soy bueno con los demás?”
16 »Así es que los últimos serán los primeros, y los primeros serán
los últimos.
1.
El texto en su contexto.
El primer versículo (19:30) anuncia el orden en la
nueva comunidad y también en el Reinado de Dios y el último versículo (20:16)
explica esta nueva realidad.
Si bien al comienzo del relato evangélico (vv 30)
anuncia la inversión de valores:
Muchos de los que ahora son los primeros, serán
los últimos; y muchos de los
que ahora son los últimos, serán los primeros
Al final del relato termina en una igualación entre todos los miembros:
Al último que contraté quiero darle lo mismo que a ti. 15 ¿No
tengo derecho de hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O es que estás celoso
porque soy bueno con los demás?”
16 »Así es que los últimos serán los primeros, y los primeros serán
los últimos.
En aquellos días no existían los sindicatos para
exigir la idea de justicia distributiva, distribuyendo el salario matemáticamente
de acuerdo al trabajo. En la primera relación laboral (vv 1-2) se procede a un
contrato, el salario de un día por una jornada laboral y finalizada la misma,
lo recibirá. En las otras relaciones laborales (vv 3-7) se establece otra relación laboral que,
ciertamente nos cuesta comprenderla en nuestro sistema laboral, regulado por
dos medios, radicalmente opuestos y muchas veces negativos; por un lado
patronales que explotan a los trabajadores y las trabajadoras, y por otro,
sindicalistas que rara vez han trabajado pero que, en muchos casos politizados,
hablan en nombre de trabajadores y trabajadoras sin ser representativo del
colectivo. Esta nueva relación laboral se rige por la necesidad del trabajador
y la generosidad del dueño de la viña.
Para este último grupo, no existe una relación trabajo
– salario, sino necesidad – generosidad, cuya consecuencia, finalmente, es el
agradecimiento del trabajador porque no fue proporcional el pago del dueño de
la viña.
Para los trabajadores de la primera hora, con quienes se estableció un
contralo laboral de un día de paga por un jornal, les pareció una injusticia
cobrar lo mismo que cobraron quienes trabajaron menos, sin embargo no hay
injusticia en ser generoso, ellos recibieron lo pactado (vv 19:2-3, 20:13-14)
en el acuerdo laboral.
El evangelista nos enseña que Dios no es injusto
aunque se muestre generoso con todas las personas.
2.
El texto en nuestro contexto.
Muchas veces las comunidades cristianas nos regulamos
por la idea de méritos y derechos provocando envidias y malestar al interior de
las comunidades. Sin embargo, esa no es la lógica de Dios que se manifiesta
bondadoso y misericordioso con todas las personas (5:44-45).
El tema surge en diferentes momentos del ministerio de
Jesús: ¿Quiénes son primeros? ¿Quiénes más importantes? ¿Quiénes se sentarán
junto a él?
Una y otra vez, la respuesta es la misma, en una
comunidad, donde hay personas: célibes y casadas, dedicadas a tiempo completo o
a medio tiempo, jóvenes y ancianas, migrantes y locatarias, destacadas y otras
que viven en anonimato, heterosexuales y homosexuales, bisexuales y
transexuales; ya que estamos en el mes de la Diversidad Sexual las recordamos
muy especialmente, ya que en nuestras comunidades de fe, las personas GLTBIQ
han sufrido invisibilización, silenciamiento, discriminación, juicio y
expulsión; la respuesta a siempre la misma: Dios es quien asigna los roles y
los rangos en la comunidad. No es cuestión de méritos humanos sino de elección
generosa y gratuita de Dios.
En su infinita generosidad, Dios hace partícipe de su
amor y misericordia a quien quiere. Y es hora de recordarles a quienes se atribuyen
los derechos de hablar en nombre de Dios y privilegios de ser primeros, de
ocupar lugares importantes, de creerse mejores o superiores o con méritos, que “Dios
no hace diferencia entre las personas” (Hch. 10:34), a todas las personas
ofrece su paternidad “rica en misericordia” (Ef. 2:4) sin preguntarle a cuántas
celebraciones litúrgicas asistió, ni su orientación sexual, o incluso, su
religión; porque Dios, es Dios.
Buena semana para todos y todas.
+Julio V.
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