Domingo de la Epifanía - Anuncio de una civilización planetaria de paz con justicia





Celebración de la Epifanía del Señor
Is 60,1-6


Para la IADC inicia el tiempo litúrgico de la manifestación de Dios a todos los pueblos.


1.     El texto en su contexto:

Este capítulo del profeta Isaías tiene fuertes puntos de conexión con el Libro de la Consolación (Is 40) y nos remite a la esperanza cristiana de la Nueva Jerusalén, liberada, sanada e incluida (Ap 21,10-14.23-25): la Iglesia de Jesucristo.

Esta perícopa pertenece a un poema que se extiende del vv 1 al 22 donde relata la restauración de Jerusalén y la peregrinación de todos los pueblos, el triunfo de la paz con justicia en la nueva civilización que ya no tendrá fin.

La vieja Jerusalén, sometida, corrompida, confundida es invitada a levantarse porque el Señor será su gloria, iluminándolo todo y para siempre (vv 1). La aurora de la presencia divina comienza a disipar la oscuridad, primero de Jerusalén y luego del resto del mundo (vv 2-3 cf Ez 10-11 y 43,1-5). Esta ciudad mira asombrada el retorno de las personas que fueron desterradas, excluidas, alejadas (vv 4 cf 43,6; 49,18.22), es un retorno con mucho mayor esplendor que el retorno del éxodo de Egipto o el de Babilonia porque esta vez, congregará a todos los pueblos de la tierra. Esta peregrinación de la humanidad a la nueva ciudad, nosotros diríamos a la nueva civilización, es motivo de una “radiante alegría” de un “gozo infinito” porque concentrará las mayores riquezas del planeta (vv 5-6): la diversidad de pueblos, etnias, razas, culturas congregadas en una civilización de paz con justicia.


2.     El texto en nuestro contexto:

La profecía de Isaías presenta una enorme vigencia en nuestro contexto socio cultural y político económico. Nos encontramos en una civilización judeo cristiana agotada por las divisiones, las discriminaciones, las explotaciones, las exclusiones, la invisibilización y silenciamiento de millones de personas, la pugna entre el fundamentalismo y literalismo anacrónico de un sistema religioso corrupto y cómplice de los poderosos, el surgimiento de falsos profetas que actuando como renovadores del cristianismo y del catolicismo resultan en todo peores que los originales.

Frente a esta sobrecogedora realidad planetaria, resurge con una fuerza inmensa la esperanza de una civilización planetaria sin exclusiones, donde la diversidad de personas que sistemáticamente han sido excluidas del sistema religioso por estar divorciadas, por volverse a casar, por su orientación sexual, por su moral dudosa, por no cumplir con las expectativas de la dirigencia religiosa, por no cumplir con los preceptos y dogmas, puedan retornar, vuelvan a ser visibles y se les devuelva la voz, vuelvan a ser parte de esta comunidad humana, de esta civilización planetaria de la paz con justicia.

Llegará el tiempo, y confío que será pronto, en que todas las personas podamos tener los mismos derechos y los mismos deberes, donde no habrá personas con hambre, sin vivienda, sin trabajo, condenadas por su orientación sexual o por su condición, sea cual sea; el tiempo en que la humanidad será plenamente humana; donde los derechos y la dignidad primarán sobre toda ideología o sistema. Sin lugar a dudas, ese tiempo será la plena epifanía del Señor, la revelación del Reinado de Dios, no ya en la Iglesia, que será testigo ante la humanidad, sino la instalación de la paz con justicia –el Reino de Dios- en una nueva civilización planetaria donde ya no habrá clamor, ni dolor, ni exclusión porque Dios todo lo transformará (Ap 21,4) y será Dios con nosotros y nosotras, Dios entre nosotros y nosotras (Is 7,14).

Estamos iniciando el tiempo de la nueva civilización de paz con justicia. Habrá quienes se opongan. Habrá quienes la combatan. Tal vez demoren su instauración pero no podrán impedirlo. Será una fuerza arrasadora que no podrá ser detenida y la paz con justicia reinará en esta tierra.

Feliz manifestación del Señor en sus vidas personales, familiares, comunitarias, nacionales. Feliz Epifanía del Señor. Hasta el encuentro pleno y definitivo en la civilización planetaria de la paz con justicia.

+Julio, Obispo de la IADC.

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