Introducción a los Comentarios de la Biblia Queer


A partir de esta semana, iniciamos una nueva serie de entregas de los Comentarios, partiendo de la introducción del texto original en inglés. Luego continuaremos con los libros del pentateuco.
 

INTRODUCCIÓN A LA “THE QUEER BIBLE COMMENTARY”

DESARMEMOS LA EXCLUSIÓN A LOS GAYS BASADA EN LA BIBLIA

“El líder, el gran hombre o la gran mujer, no dice: - El fin justifica los medios. La gran persona dice: “No hay fin, e incluso aunque pueda costarme (como le costó la vida a Santa Juana su vida; como puede costarle a X, a Y o Z la elección; como puede costarle al actor la audición), no voy a darles lo que ellos quieren, si lo que desean es una mentira”. (David Mamet, Tres usos del cuchillo)

La tradición bíblica refleja la herencia de la revolución profética. Es con los profetas de Israel que la práctica de la fe llega a estar asociada a la persecución de la justicia.  “…qué quiere Dios de ti”, pregunta el profeta Miqueas, “sino que hagas justicia, y ames la misericordia y que camines humildemente con tu Dios” (6.8b) Y más puntualmente el profeta Amós: “dejemos que la justicia fluya como el agua, y la corrección como una gran corriente” (5.24) Desde entonces, una podría esperar que aquellos que se consideran entre los creyentes,  estarían en el frente de los movimientos que buscan la justicia social, especialmente desde cada Pascua, los judíos deberían recordar cómo habría sido una vida de esclavos en Egipto,  y los cristianos deberían recordar que su Dios fue ejecutado  como un ser histórico totalmente prescindible. Quizás hubo un tiempo en que las iglesias pudieron estar en la vanguardia de la búsqueda de la justicia. En efecto, la primitiva Iglesia, ayudó a la erradicación de la práctica romana que mataba infantes y condujo la forma de establecer los hospitales de niños huérfanos. En tiempos modernos, - en contraste – la Iglesia ha defendido, muy a menudo, el estatus quo, contra el cambio. Mientras voces individuales como Wilberforce pueden haber estado en el frente, al desafiar la práctica de la esclavitud y Henry Primatt y el Earl de Shftesbury en la defensa de la vida animal, contra la crueldad humana, el grueso de los creyentes ha defendido a menudo prácticas que han llegado a ser demasiado cómodas, para ponerse a cambiarlas.
Puede llegar como una sorpresa que el repositorio de la “fe una vez entregada a los santos” pudiera cada tanto tiempo cambiar su mente en materias morales, pero ha ocurrido así a través de la historia. Aunque algunos de nosotros podríamos dudar de la sabiduría  moral implicada, la “usura” – el nombre bíblico por la recarga de intereses, una práctica no solo prohibida en las Escrituras, sino además considerada no-cristiana hasta la Reforma – se convirtió, con la sociedad capitalista tan religiosamente inocua, que la larga historia de su proscripción frecuentemente pasa inadvertida (Jones 2004) Por otra parte, la esclavitud, por mucho tiempo fue considerada como teniendo una garantía bíblica. Solo con la Modernidad se reconoció universalmente que la esclavitud era a la vez una institución anti-bíblica e inmoral.

Naturalmente, desde que las instituciones cristianas toman a la Biblia como “Palabra de Dios” – aunque en la Teología Cristiana tradicional, Jesús es la Palabra, y la Biblia es la “Palabra” en un sentido solo secundario y derivado – cada vez que la Iglesia ha cambiado su pensamiento referido a los prejuicios morales específicos (aquí estoy usando el témino en el sentido literal de “pre-juicio”), ha requerido una revisión y re-evaluación de su herencia escritural. Ha tenido que preguntarse: “¿Dice la Biblia en realidad lo que hemos considerado hasta ahora que dice?” ¿Cuáles son las bases para decir lo que dice?”, “¿Qué autoridad tiene la precisión textual o el razonamiento moral bíblico para la Iglesia en este asunto concreto?”

En nuestros días, el movimiento por la equivalencia moral del homosexual y heterosexual – el que tomo como tema de los derechos y liberación GLTB – ha causado la aparición de “fallas geológicas” no solo en la sociedad en su conjunto, sino también dentro y fuera de las denominaciones. Los “tradicionalistas” protestan “La Biblia dice que es un pecado”, incluso aquellos que en realidad no se preocupan mucho de lo que puede decir la Biblia de una forma u otra en otros temas. Solo una  atención crítica cercana al testigo bíblico, sus bases y su autoridad pueden rechazar las presunciones tradicionalistas homofóbicas, basadas en la Biblia. A pesar de la retórica contemporánea, el tema del sexo homosexual no es en realidad muy prevalente.  Si bien algunos episodios o pasajes, como la historia de la desnudez de Noé ante su hijo Ham (Gén. 9.18-29) y otros, necesitarían ser empleados como marco de una pintura bíblica del sexo, el tradicionalista sostenedor de la homosexualidad como invariablemente pecaminosa, recurre normalmente a tres pasajes. En primer lugar, la proscripción Levítica repetida (Lev. 18.22; 20.13); segundo, la historia de Sodoma y Gomorra (Gen. 19) y por último, el primer capítulo de la Carta de Pablo a los Romanos. Y son estos textos los que necesitan primariamente una revisión y evaluación a la luz del estatus moral del amor homosexual en nuestros días.
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Próxima entrega: "Escrituras Hebreas".

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