La Biblia Hebrea Subversiva - Eclesiastés

Los días lunes comenzamos un nuevo espacio donde iremos compartiendo diversos materiales para el desarrollo de una reflexión teológica queer. Estos materiales no se publicarán en la página de facebook. Esperamos contribuir al crecimiento y desarrollo de la experiencia de fe de cada uno y cada una de las personas que nos visitan y siguen en este espacio.

Durante varias semanas estaremos compartiendo distintos capítulos de "La Biblia Hebrea Subversiva - Liberación para todos los oprimidos" obra del Rev Tomás Hanks teólogo y Director de Misión, Otras Ovejas, es un comentario de la Biblia Hebrea, libro por libro, enfocando especialmente los temas del pobre, la mujer y las minorías sexuales. Muestra como una lectura cuidadosa de la Biblia Hebrea subvierte los prejuicios de las iglesias y la sociedad.




Qohelet/Eclesiastés:

Entre el fundamentalismo y la posmodernidad

Qohelet, un sabio “profesor” de jóvenes en la corte de Jerusalén, probablemente escribió Eclesiastés entre 400-200 a.C., pues el libro muestra la influencia de la cultura griega, que se dio en Palestina después de 450 a.C. y especialmente después del triunfo de Alejandro Magno (333a.C.). Aunque la evidencia lingüística podría sugerir una fecha persa (539-333; así C.–L. Seow 1997:20-21; Clifford 1998:100), la mayoría prefiere una fecha helénica (333-200 a.C.; así James Crenshaw 1998:139; Ceresko 1999:92). Como la epopeya de Gilgamés, el género literario de Qohelet es una seudo-autobiografía de un rey (Richard J. Clifford 1998:99). El autor utiliza la figura del Rey Salomón (970-931 a.C.), hijo de David (1010-970 a.C.), como ficción literaria, para demostrar su conclusión que “bajo el sol” todo es “vanidad” (1:2; 12:8).

En el siglo V, bajo el imperio persa (539-333 a.C.), el comercio dejó de ser una empresa real y fue democratizado y privatizado. En vez de la tierra y el ganado (comprado con metales preciosos pesados) de las sociedades agrícolas anteriores, bajo los persas el dinero llegó a tomar el lugar central en las transacciones comerciales (C. L. Seow 1997:95; Clifford 1998:99-101).

Para Qohelet , “la economía llega a ser la metáfora para la vida humana” (Clifford 101):

yitron - ganancia, provecho (1:3; 2:11; 3:9; 5:16; 6:8),
inyan - negocio, preocupación (1:13; 2:10),
heleq - porción, lote,
nakhala - herencia (7:11),
toser - riqueza,
kesep - dinero (7:12).

Bajo el dominio opresor de los persas y griegos, con la nueva eficacia burocrática e impuestos ruinosos, Qohelet y sus compatriotas contemporáneos se sintieron atrapados y –según muchos- casi incapaces de mejorar su situación (Ceresko 1999:92-93; Elsa Tamez 1998). Sin embargo, podemos reconocer que la teología de Qohelet se expresa con un vocabulario que refleja la nueva situación económica, pero procura  subvertirla, junta con la ideología (la “sabiduría” tradicional) que la apoyó (Ceresko 1999:95).

1. Qohelet y los pobres: ¿Le faltaba solidaridad?

Según J. David Pleins, en Eclesiastés falta “una solidaridad radical con los pobres”, como la que vemos en libros como Job y varios de los profetas (Pleins 2000:510). Sin embargo, como Pleins bien señala, aunque Qohelet evita varias palabras comunes para pobres (‘ebyon, dal, makhsor), con bastante frecuencia (509-510, 513) emplea otros términos (‘ani, rash, misken). Sin embargo, como Pleins también reconoce (508-509), Qohelet nos hace contemplar las brutalidades de la opresió n en su época, cuando la gente tenía que enfrentar un nuevo mundo de dinero y finanzas:

Dirigí luego mi atención a todos los actos de opresión (‘ashuqim) que se cometen en este mundo. Y vi que los oprimidos (‘ashuqim) lloran, pero no hay quien los fortalezca/consuele; sus opresores (‘oshqehem) poderosos les hacen violencia, pero no hay quien los fortalezca/ consuele (4:1; sobre la raíz ‘shq, tres veces en 4:1, ver Hanks 1983; Tamez 1982).

Notemos que Qohelet no se limita a denunciar solamente ciertos actos locales de opresión contra los pobres (como lo hicieron ciertos profetas), sino que se puso a considerar los actos de opresión de todo tipo (no solamente contra los pobres), globalmente (“bajo el sol”, literalmente). Analiza el problema de la distribución del poder, que les permite a algunos abusar de su situación privilegiada para hacer sufrir a otros más débiles. Y nos sensibiliza ante el sufrimiento de los oprimidos, pues, en toda la Biblia, solamente Qohelet señala cómo tantos oprimidos están llorando y desamparados.

En cuanto a los pobres, Qohelet hace patente que la causa fundamental de su pobreza no son algunos supuestos vicios (la pereza), sino el abuso de poder manifestado en la opresión. Y el mecanismo común de la opresión que Qohelet señala es el abuso del poder político, por parte del estado y sus burócratas sobornados:

8No te sorprendas si en algún país ves que se oprime (‘osheq) al pobre (rash) y que se hace violencia (gezel) al juicio y a la justicia, porque a un alto oficial lo encubre otro más alto, y otros más altos oficiales encubren a estos dos. 9¡Y a eso se le llama progreso del país y estar el rey al servicio del campo! (5:8-9).

La extorsión (’osheq) entorpece al sabio y el soborno corrompe su carácter (7:7).

Como Pleins reconoce, Qohelet aun lleva a cabo cierta subversión contra la ideología de Proverbios, que, como Faraón (Éxodo 5:8), les echa la culpa a los pobres mismos por su pobreza, insistiendo en que son pobres porque son perezosos. Qohelet emplea la palabra que Proverbios utiliza para el pobre holgazán (rash), pero la utiliza para referirse a los pobres de buen carácter:

13Más vale el joven pobre (misken) pero sabio que el rey viejo pero necio, porque éste ya no admite consejos. 14Aunque el joven que luego reinará en lugar de ese rey haya llegado de la cárcel [encarcelado por sus deudas] al trono, o haya subido de la pobreza (rash) al reinado, 15he visto a la gente de este mundo darle su apoyo (4:13-15).

Con frecuencia, según Qohelet, este pobre (rash/misken) es sabio y de buen carácter:

13También he visto otro acierto bajo el sol, y grande a juicio mío: 14Una ciudad chiquita, con pocos habitantes. Llega un gran rey y le pone cerco, levantando frente a ella potentes empalizadas. 15Se encontraba en ella un hombre pobre (misken) y sabio, que pudo haber salvado a la ciudad gracias a su sabiduría, ¡pero nadie se acordó del aquel pobre (misken)! 16Y yo me digo: Más vale sabiduría que fuerza; pero la sabiduría del pobre (misken) se desprecia y sus palabras no se escuchan (9:13-16).

¿En qué supera el sabio al necio? ¿En qué, al pobre (‘oni) que sabe vivir su vida? (6:8 BJ)

Los pobres, como todos los seres humanos bajo el sol, “son todos víctimas de un sistema inmenso de futilidad...que subvierte aun los mejores planes y hechos humanos” (Pleins 2000:510).

¿Es cierto, entonces, como insiste Pleins, que a Qohelet le falta una solidaridad con los pobres? Ciertamente tiene razón al señalar la diversidad de perspectivas en la Biblia sobre la pobreza, que se refleja en el vocabulario variado y en contextos históricos distintos. Puesto que pocos
pudieron escribir, los libros de la Biblia reflejan el punto de vista de clases privilegiadas. No obstante:

1.1.         Un análisis “académico” comprensivo, como el que hace Qohelet, facilita una mejor comprensión del problema -y es un tipo de solidaridad.
1.2.         Qohelet señala con claridad la causa fundamental de la pobreza, que es la opresión, manifestada sobre todo en una burocracia estatal indiferente y corrupta.
1.3.         Al describir con elocuencia los sufrimientos (“lágrimas”) de los pobres, Qohelet no peca de silencio y llama la atención al problema, que es otro tipo de solidaridad (ver los periodistas hoy). Hubiera podido investigar tantos otros temas y problemas, sin decir una palabra sobre las opresiones, la pobreza, y la violencia contra los pobres.
1.4.         Qohelet subvierte la propaganda mayoritaria (Proverbios y Faraón: los pobres son perezosos), con su insistencia en que los pobres son pobres por causa de la opresión de los poderosos -y nos hace recordar ejemplos de pobres sabios y de buen carácter.

2.             Qohelet y las mujeres (7:23-29).

2.1. ¿Era misógino? (cp. los esclavos, cantantes y concubinas de “Salomón”, 2:7-8)

23Todo esto lo examiné muy bien y con sabiduría; pues dije: “Voy a ser sabio”, pero la sabiduría estaba fuera de mi alcance.  24Inaccesible e inescrutable es todo lo que ocurre. ¿Quién puede explicarlo? 25Volví entonces mi atención hacia el conocimiento, para investigar e indagar acerca de la sabiduría y la razón de las cosas, y me di cuenta de la insensatez de la maldad y la locura de la necedad. 26Y encontré que más amargo/ fuerte que la muerte es la “mujer” [la necedad] que es una trampa, que por corazón tiene una red y por brazos tiene cadenas. Quien agrada a Dios se librará de ella, pero el pecador caerá en sus redes. 27Y dijo [verbo femenino] Qohelet [¿el? Maestro]: “Miren lo que he hallado al buscar la razón de las cosas, una por una: 28¡que todavía estoy buscando lo que no he encontrado! Ya he dado con un hombre [‘adam] entre mil [pero entre todas las mujeres aún no he encontrado ninguna]. 29Tan sólo he hallado lo siguiente: que Dios hizo recto al género humano, pero ése se ha buscado demasiadas complicaciones.

Ha sido común ver en este texto la evidencia contundente de que Qohelet era misógino (Carole Fontaine 1998:162). Sin embargo, otros han señalado que 7:26 no habla de todas las mujeres o las mujeres en general, sino de cierto tipo de mujer seductora (ramera o adúltera), o más bien de la mujer como metáfora de la necedad (Choon-Leong Seow 1997:262-263). También es común sugerir que 7:28b es una glosa (adición) editorial hecha por alguien que malinterpretó 7:26 como una condenación de las mujeres en general (Seow 1997:264-265; cp. Kumiko Kato 1998:227, donde concluye que Qohelet procura refutar prejuicios comunes contra las mujeres).

2.2. ¿Matrimonios inevitables?

Goza de la vida con la mujer [probablemente esposa] que amas cada día de tu fugaz existencia que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus absurdos días! Esto es lo que te ha tocado de todas tus fatigas con que te afanas bajo el sol (9:9).

Muchos concluyen de 9:9 que Qohelet ama el matrimonio, pues tanto lo recomendó a sus discípulos -aunque el texto hebreo solamente habla de una “mujer”, no necesariamente una esposa. Además, debemos notar el énfasis en la segunda persona “tú” y la posible nota de ironía o sarcasmo (“tus absurdos días”), pues de esta manera Qohelet parece distinguir entre lo que recomienda para sus estudiantes y el camino de soltero que él había preferido.

Un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse y un tiempo para despedirse (3:5).

Algunos han interpretado “piedras” como una metáfora para relaciones sexuales (Carole Fontaine 1998:162), pero la mayoría rechazan esta interpretación (Seow 1997:161).

3.             Eclesiastés y las minorías sexuales: ¿Era Qohelet heterosexual?

“He encontrado un hombre entre mil” (7:28; ver Cantares 5:10)

Con cierta ironía o sarcasmo (“¡cada uno de tus absurdos días!”), Qohelet recomienda el matrimonio a otros, especialmente a sus estudiantes (“tú”, 9:9; ver 2.2. Mujeres), pero hace patente que él mismo nunca se casó ni tenía interés en hacerlo. Por lo tanto, ¿por qué suponer que era heterosexual? En sociedades con mucha presión social para acumular honor y evitar vergüenza casándose y procreando, en casos de personas mayores que nunca se casaron, la carga de la prueba (la obligación de probar) obviamente cae sobre cualquiera que quiera insistir en la heterosexualidad de la persona en cuestión. En el caso de Qohelet, su libro no da ninguna pista de heterosexualidad, pero incluye varios indicios de lo contrario.

3.1.         Es solterón (7:26-28; 2:18-23, 28; 4:7-12; 5:14; 6:1 -2).
3.2.         No es atraído por mujeres, pero no necesariamente es misógino (ver 2.1. Mujeres; 7:26-29). Los estudios modernos se han concentrado tanto en la pregunta de si Qohelet era misógino que han pasado por alto su fuerte expresión sobre el varón muy especial que encontró. Aun à Proverbios, que termina con el elogio de la esposa ideal (muy virtuosa y trabajadora, pero ya no tan hermosa), empieza afirmando que para los sabios era casi imposible encontra r tal mujer, y el libro se queja mucho sobre esposas inaguantables (cp. la exhortación de ser fiel a la esposa de la juventud, 5:18-20).
3.3.         Prefiere tener un compañero varón (4:7-12) y aun estar en cama con un varón (4:11). Dios mismo había declarado que “No es bueno que el varón esté solo” (Gén. 2:18), pero Qohelet nos hace reconocer que el matrimonio no es para todos y que, para una minoría, es mejor estar acompañado por alguien de igual sexo.
3.4.         El sabio testimonio de un ex, “ex-gay”: El proverbio favorito que Qohelet había recogido ocurre al principio de las dos secciones principales del libro:

“Lo torcido no puede enderezarse,
lo que falta no se puede contar” (Ecl. 1: 15).
“Mira la obra de Dios:
¿quién podrá enderezar lo que él torció? (Ec l. 7:13).

“Torcido” ha sido un eufemismo común y una metáfora favorita para personas que no son sexualmente atraídas por el sexo opuesto, sino por personas de su propio sexo. Por ejemplo, entre los maale de Etiopía encontramos este testimonio:

“La Deidad me creó wobo, torcido. Si hubiera sido varón, hubiera podido tomar una esposa y procrear hijos. Si hubiera sido mujer, hubiera podido casarme y tener hijos. Pero soy wobo; no puedo hacer ninguna de aquellas cosas” (Stephen O. Murray, Boy- Wives and Female Husbands: Studies of African Homosexualities. New York: St. Martins, 1998:23-24).

Este varón “wobo” había llegado a creer que Dios lo creó así. Qohelet también parece haberse aceptado y “asumido” su orientación sexual, pues, primero, insiste solamente en que tal preferencia no se puede cambiar (1:15), pero después acepta que Dios lo había creado así (7:13).

El dolor que sufría toda la vida, por ser “diferente”, seguramente lo hizo especialmente sensible a los sufrimientos de otros -no solamente los pobres, sino oprimidos y arginados de todo tipo. De otra manera, es difícil explicar por qué alguien tan privilegiado se preocupó tanto por lossufrimientos de todos los oprimidos.

3.5.         Qohelet, el nombre propio que el autor de Eclesiastés escogió, es una forma femenina en hebreo, del verbo qahal, “recoger” (Dianne Bergant 1997:110). El autor parece pensar en Salomón, quien recogió proverbios, riquezas (Seow 1997:97) -y 1000 mujeres (ver 2. Mujeres, 7:23-29). Este sustantivo femenino “Qohelet” (“la que recoge”) se usa con verbos masculinos en 1:2 y 12:9 y se describe como un varón sabio (khakam, 12:9; Seow 96). Pero, precisamente donde revela su decepción con mujeres, “Qohelet” emplea la forma femenina del verbo (“recoger”, 7:27), cambiado a masculino en la LXX. Los traductores y comentaristas comúnmente procuran de esta manera imponer una gramática “correcta” en todos los textos que les parecen “queer/extraño”. Sin embargo, tal fracción de las leyes gramaticales es una diversión intencional común entre varios grupos de minorías sexuales. Como maestro/profesor en la corte, además de proverbios y esclavos (2:7, 8), Qohelet “recogió” estudiantes-discípulos (ver los solteros Jesús y Pablo), que pudieron escuchar y aprender los proverbios y la sabiduría que “La que recoge” -“la Qohelet”- había recogido.

3.6.         Su estilo de vida no era típicamente varonil, sino “diferente”, con una preocupación por el estilo y color de su ropa (siempre blanca) y un interés en aceites perfumados (9:8). ¿Si no tenía interés en mujeres, a quién quería atraer con esta ropa y estos perfumes?

3.7.         Encontró aburridos y fatigantes los procesos comunes de la creación (1:1 -11, “¿la naturaleza?”), pues prefiere las cosas “contra la naturaleza” (cp. Rom. 1:26-27; como Dios mismo, Rom. 11:23-24). Ver Carole Fontaine (“la monotonía de la naturaleza”, 1998:161).

3.8.         Es amador de placeres y tiene una teología positiva del cuerpo con una integración de la espiritualidad (3:11). En siete textos, Qohelet exhorta a sus discípulos a disfrutar los placeres simples de comer, beber y trabajar. La gente encuentra a Dios aun en el gozo de su trabajo (2:24-26; 3:12-13, 22; 5:17-18 [18-19]; 8:15; 9:7 -10; cp. 11:9 -10; Dianne Bergant 1997:114; Richard Clifford 1998:106). No obstante, es notable la ausencia de  referencias al placer sexual (cp. Prov. 5:18-20 y Cantar de los cantares), que parece reflejar la realidad del autor solterón y ahora anciano.
3.9.         Es sensible a la opresión de todos los débiles y marginados (4:1-3; 5:8-9).
3.10.    Es anciano y nunca se casó; ni aun estuvo tentado a casarse (11:7-12:8).
3.11.    Piensa morir sin hijos (2:18-21; 4:7-8).
3.12.    Como señala Richard Clifford: “Qohelet habla como ‘yo’ hasta el puro final del libro. En ningún otro libro sapiencial en la Biblia encontramos un autor que explícitamente base toda su enseñanza en su experiencia y observación personal” (1998:99). Más declaradamente, Qohelet hace teología partiendo de su experiencia conflictiva de minoría sexual oprimida, lo cual lo llevó a ser un pensador sumamente dialéctico, amador de las paradojas y las contradicciones de la vida (Jacques Ellul 1987/89; Anthony Ceresko 1999:93; cp. las teologías gay, criticadas por partir de la experiencia en vez de la Biblia). El no compartir el interés sexual común en el sexo opuesto, hizo que Qohelet sufriera mucho y le dio una sensibilidad especial ante las cosas que parecen “no caber” en el esquema y las ideologías dominantes y la propaganda que las apoya. Michael Fox (1989) señala tres contradicciones principales en la dialéctica de Qohelet:
(1) la labor es absurda y sin provecho; sin embargo da gozo y crea la riqueza;
(2) la posibilidad y el valor de la sabiduría se afirma y se niega;
(3) la vida es injusta, pero Dios es justo (2:26; 3:17; 5:4-6).

Conclusiones. Las tesis principales de Qohelet son (cp. James Crenshaw 1998:117-128):
(1) La sabiduría es mejor que la necedad pero tampoco puede asegurar el éxito (1:16-18; 2:12-14a; 7:11-13, 19).
(2) El mundo se caracteriza por la injusticia, la opresión y la violencia contra los débiles;
(3) Dios es un juez trascendente e inescrutable pero también es fuente de los placeres;
(4) La muerte, nuestro destino común, cancela toda ventaja temporaria e ilusoria (2:14b-23; 6:6, 12; 8:8; 9:1-6, 10; 11:7-12:8).
(5) Debemos aprovecharnos de todos los placeres que Dios nos ofrece (comida, trabajo; 2:24-25; 3:12-13, 22; 5:18-20; 8:15; 9:7-10; 11:7 -10, cp. el sexo en ® Cantares).

Roland Murphy (1992:lxix) critica la conclusión de H. W. Hertzberg que “el libro de Qohelet, colocado al final del Antiguo Testamento, es la profecía mesiánica más aturdidora que aparece en el Antiguo Testamento.... [El] Antiguo Testamento aquí estuvo al punto de autodestrucción. Para esta nada total desde el punto de vista humano, la única salida fue la ‘nueva creación’ del Nuevo Testamento” (Der Prediger. KAT 17. Gütersloh: Gerd Mohn, 1963). Quisiéramos distanciarnos de cualquier tendencia antijudaica en el comentario de Hertzberg, pues la misma Biblia hebrea provee innumerables contrapuntos a la enseñanza de Qohelet (ver la resurrección en Daniel 12:2 -3). A pesar de la crítica de Murphy, el Apóstol Pablo, sin duda intencionalmente, procura trascender las conclusiones pesimistas de Qohelet al insistir en:

que por la muerte redentora de Jesús, Dios ha liberado a todo el cosmos de la vanidad (Rom. 8:20-21),

que a la luz de la resurrección de Jesús, nuestra labor “no es en vano” (1 Cor. 15:58), y

que en vez de un universo monótono (“nada nuevo bajo el sol”, 1:9), “si alguien está en Cristo, hay una nueva creación: todo lo viejo pasó; ¡he aquí todo se convirtió en algo nuevo! (2 Cor. 5:17; también cp. Ecl. 1:8 con 1 Cor 2:9).

Estructura

1:1 Título: Palabras de Qohelet, hijo de David, rey en Jerusalén à 12:9-14

1:2 Prólogo: Todo es vanidad à 12:8 (hebel, viento, soplo, futilidad, absurdidad)

1:3-11 Cosmología: el universo cíclico y monótono (“nada nuevo bajo el sol”)

Primera Parte, 1:12-6:12

1:12-2:26 Una seudo-autobiografía (Salomón): el experimento real
1:12-18 La vanidad de la sabiduría (1:15 à 7:13)
2:1-11 La vanidad de los placeres y el trabajo
2:12-26 Frente al destino común (12-23): Carpe diem (24-26)
3:1-15 El tiempo, la eternidad, la muerte à 11:7-12:7
3: 16-4:6 Un mundo injusto: la violencia y la opresión de los débiles à 5:7-8
4:7-16 El consuelo para un profesor soltero: un mozo pobre y sabio
5:1- 7 [4:17-5:6] La piedad auténtica: la integración de sexualidad (votos) y espiritualidad
5:8-9 La violación y la opresión del pobre à 4:1-6
5:10-6:12 El dinero y los placeres

Segunda Parte, 7:1-12:7

7:1-14 “Más vale”: Valores evaluados (7:13 à 1:15)
7:15-22 Moderación y realismo—no fanatismo
7:23-29 Esclavos y mujeres
8:1-9 El sabio consejero del rey
8:10-17 Los inescrutables caminos de Dios
9:1-10 Nuestro destino común: la sombra de la muerte
9:11-12 Tiempo y oportunidad
9:13-18 Más vale maña que fuerza
10:1- :20 Necedad y sabiduría: abundan los ejemplos
11:1-6 Los riesgos reclaman coraje con humildad
11:7-12:7 La juventud, la ancianidad y la muerte
12:8 Conclusión: “Todo es vanidad” à 1:2
12:9-14 Epílogo: Qohelet impartió conocimientos a la gente à 1:1

Nota: Pastoral para gays mayores. Qohelet nos ofrece un paradigma positivo de un gay anciano, que tal vez sea de aun más importancia para los jó venes que para los mayores, pues para muchos en el ambiente gay la idolatría de la juventud hace muy traumáticas las transiciones por las sucesivas fronteras de las edades maduras (30...40...50...60....). Por falta de papeles modelos de ancianos gays felices, muchos jóvenes se entregan a conductas destructivas: el alcoholismo, las drogas, prácticas sexuales muy riesgosas, el suicidio, etc. Abundan grupos de autoayuda y bibliografía en inglés, pero hasta el momento hay muy poco en español (ver bibliografía abajo).

Bibliografía

Eclesiastés

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Notas adicionales (not to be translated or included)

3:1-15/22 El tiempo. “Contrario a la interpretación popular que hay un momento apropiado para cada acción, 3:2-8 (con sus catorce ‘tiempos’ antitéticos) significa precisamente el contrario: cada momento está en las manos de Dios, quien hace todo en un ritmo más allá del cálculo humano” (Clifford 1998:105). (?)

el aborto, suicidio, mercy killing? 4:1 -3; 6:3; 7:1-4 + Quien sabe 11:5....cp. 9:4-6, 10

Fox, Michael V. (1989). Qoheleth and his Contradictions. BLS 18. Sheffield: Almond. ----------(1999). A Time to Tear Down and A Time to Build Up: A Rereading of Ecclesiastes. Grand Rapids: Eerdmans.

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