El accionar de Jesús, revela a un Dios que toma partido liberando, sanando e incluyendo, lo que el sistema religioso victimiza




Cuarto domingo después de Epifanía

Marcos 1,21-28 – ciclo B



1.    El texto en su contexto:

Jesús desarrolló su ministerio profético en Galilea, fundamentalmente en Cafernaún, que era la población más grande del entorno al Lago de Galilea. El sábado, día de reposo, dedicado especialmente al Señor (Éxodo 20,8-11; 31,12-17; Levítico 23,3; Deuteronomio 5,12-14), Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar (Marcos 6,2). Cualquier varón instruido podía ser invitado a explicar las Escrituras (Lucas 4,16-21; Hechos 13,14-15), pero su enseñanza difería de la de los Maestros de la Ley que basaban toda su enseñanza en la autoridad de las Escrituras y de otros maestros, sin embargo, Jesús enseña con autoridad (cf Marcos 1,21-22).

En la asamblea había un hombre enfermo. Los contemporáneos a Jesús veían en muchas enfermedades físicas o mentales la presencia del demonio o de espíritus malignos (cf Marcos 1,23). Jesús no se limitó a enseñar explicando las Escrituras sino que dio un paso más y manifestó a las personas allí presentes, el rostro misericordioso de Dios, sanando a ese hombre (cf Marcos 1,25-26). Este acto de amor, sanando al enfermo, era un verdadero escándalo para sus contemporáneos, ya que la curación era considerada un trabajo y como tal no se podía realizar en el día de reposo, por otro lado, consideraban que las personas enfermas habían pecado, ellas o sus antecesores y por ello recibían el castigo de Dios.

El ministerio de Jesús estuvo orientado, no a señalar los fundamentalismos religiosos israelitas, sino la misericordia de un Dios que sale al encuentro de la humanidad para liberar, sanar e incluir. Gran parte de la actividad sanadora de Jesús se desarrolló en día sábado (cf Mateo 12,9-14; Lucas 13,10-17; 14,1-6; Juan 5,9-18; 7,21-24; 9,13-16).

Esta forma de actuar de Jesús hace que su fama se extienda por toda la región (Marcos 1,28), poniendo al ser humano por encima de la Ley y de la religión.



2.    El texto en nuestro contexto:

En los sermones de hoy, en muchas iglesias cristianas, pastoras y pastores de distintas denominaciones: católica, ortodoxa, anglicana, evangélicas, pentecostales, etc. pondrán énfasis en Jesús que sana y libera una persona endemoniada, para luego referirse a nuestras situaciones de oscuridad, de pecado, de maldad que Jesús puede transformar si nos convertimos a El. Esta no es la buena noticia del Evangelio. Quienes afirman esto manipulan las Escrituras.

La buena noticia del relato de Marcos 1,21-28 consiste en revelar un Dios que toma partido por las personas excluidas,  más allá de si se convierten o no. Dios ama entrañablemente a las personas oprimidas, excluidas y discriminadas por el sistema religioso no porque son buenas, sino porque son víctimas de un sistema que diciendo que es bueno, practica la maldad. Cuando la religión oprime, excluye y discrimina, a cualquier persona y en cualquier situación, se transforma en un instrumento del mal, contrario al Evangelio de Jesucristo.

El accionar de Jesús revela a un Dios que toma partido liberando, sanando e incluyendo, lo que el sistema religioso victimiza. El accionar de las Iglesias ¿qué Dios están revelando a la sociedad y la cultura de nuestro tiempo?

Si las Iglesias, continuadoras de las obras y las enseñanzas de Jesús, no mantienen con fidelidad creativa, la autenticidad del mensaje, son como la sal que no sirve para nada y se la tira (Mateo 5,13). Nuestra misión en el mundo es repetir una y otra vez, las enseñanzas que recibimos de Jesús, aunque sea escandaloso, aunque sea contrario a lo que dicen y hacen algunos líderes religiosos, aunque los poderosos no nos apoyen, aunque el sistema religioso nos cuestione; si esto sucede, es señal de que vamos por el camino correcto, pues lo mismo hicieron con Jesús.

Ánimo, El está con nosotros y nostras hasta el fin del mundo (Mateo 28,20).
Buena semana para todos y todas. +Julio.


Comentarios

Entradas populares