Aniversario del Nacimiento de Jesús de Nazareth
Aniversario del Nacimiento de Jesús de Nazareth
Lucas 2,8-20
Nada sabemos del nacimiento
de Jesús. Los relatos de Mateo y Lucas son construcciones teológicas y no
históricas, por lo tanto, nos aportan la reflexión de las comunidades
cristianas de ese tiempo, pero no datos históricos como los entendemos hoy en
día.
Ni siquiera sabemos la fecha
en que nació Jesús. De hecho, la Iglesia antigua no la celebraba. No aparece en
el calendario litúrgico de Ireneo ni de Tertuliano. La adopción del 25 de
diciembre, según muchos investigadores, se debería a que era la antigua
celebración del nacimiento del dios Sol, en el
solsticio de invierno, que luego la Iglesia adoptaría, hacia el siglo
tercero, como fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth, con la finalidad de
convertir a los pueblos paganos al cristianismo.
Alguna información curiosa,
respecto a la celebración del nacimiento de algunos dioses durante el solsticio
de invierno:
- los romanos celebraban el
25 de diciembre el Nacimiento del Sol Invicto; también durante el solsticio
celebraban la saturnalia en honor de Saturno;
- los germanos y escandinavos
celebraban el 26 de diciembre el advenimiento de Frey, dios nórdico del sol
naciente, la lluvia y la fertilidad;
- los aztecas celebraban,
durante el mismo solsticio, que equivaldría a las fechas entre el 7 y 26 de
diciembre, el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra;
- los incas celebraban el
renacimiento de Inti, el dios Sol en el mismo solsticio.
1.
El texto en su contexto:
Los pastores eran tratados
muy mal por la clase política y religiosa, debido a que eran pobres, ignoraban
las Escrituras y no practicaba estrictamente la Ley. El mensajero de Dios llega
a ellos con una buena noticia (versículos 9-10; cf Lucas 4,18-19; 6,20-26).
Esta buena noticia (“evangelio”
en griego) no es para nada religiosa, en el sentido como entendemos y
celebramos hoy la Navidad, por el contrario, es altamente revolucionaria. En el
pueblo del rey David nació un Salvador (“Yahveh salva”, es decir, Emmanuel en
Isaías 7,24; pero era también uno de los títulos del emperador “salvador” = “Sóster”),
que es el Mesías (que significa “Ungido” uno de los títulos reales por
excelencia del judaísmo), el Señor (que significa Kyrios, finalmente, otro de
los títulos imperiales). Indiscutiblemente, esta buena noticia tenía un
contenido altamente político.
Y sin lugar a dudas, una
noticia escandalosa; “el Salvador, Mesías y Señor” no nace ni en el Templo, ni
en la ciudad Santa de Jerusalén, ni en palacios, ni siquiera en la ciudad porque
como nos relata Lucas “no había lugar para ellos en la posada” (2,7). “Dios con
nosotros y nosotras, y entre nosotros y nosotras” (Emmanuel) nace excluido y su
nacimiento es anunciado a los excluidos (los pastores); y por cierto, ellos son
los únicos que van a su encuentro; no hubo sacerdotes, ni maestros de la ley,
ni escribas, ni fariseos, ni gobernadores, ni poderosos.
2.
El texto en nuestro contexto:
Ayer y hoy muchos cristianos
y muchas cristianas van a los oficios religioso a adorar al Niño Dios; sin
embargo, al igual que los religiosos del tiempo de Jesús se perdieron del “mayor acontecimiento de la historia de la
humanidad” Dios encarnado elegía no estar en el Templo sino entre los
pobres; elegía revelarse no a los líderes religiosos sino a los pobres y
excluidos del sistema religioso. Pareciera que a Dios le gusta contradecirnos.
En realidad, pareciera que
las cristianas y los cristianos no hubiéramos entendido la revolucionaria y
escandalosa buena noticia de los mensajeros de Dios. Días pasados compramos
regalos, compramos comida, compramos bebida, armamos el arbolito de Navidad,
pusimos guirnaldas, armamos el pesebre … Anoche comimos, bebimos, nos
regalamos, nos saludamos, nos abrazamos, pero en todo eso no estaba el
Salvador, el Mesías, el Señor. Al igual que los paganos de otras épocas
perdimos nuestro tiempo en cosas superfluas, mientras el mayor acontecimiento de la historia sucedía en otras
partes:
- en la soledad de un
pabellón psiquiátrico
- en el aislamiento de los
calabozos de la cárcel
- en la agonía de las
personas internadas en hospitales
- en el abandono de los
adolescentes privados de libertad
- en el sin sentido de los
jóvenes adictos
- en la esquina oscura donde
para las prostitutas y las travestis
- en la pobreza de los
asentamientos marginales
- en las personas durmiendo
en las calles;
y así, otra navidad
atrapadas y atrapados por las reglas de la sociedad y la cultura, perdiendo la
posibilidad de recibir la buena noticia, de ponernos en camino, de encontrar y
adorar al Dios Humanado que vino a los suyos, cristianos y cristianas, “pero
los suyos no lo recibieron” (Juan 1,11), estábamos ocupados preparando la cena
de Navidad.
3.
Conclusión:
Gracias Señor, porque
Navidad es cada día que podemos solidarizarnos con quienes son tus preferidos y
no solamente el 25 de diciembre.
Buena semana para todos y
todas. +Julio.
Comentarios
Publicar un comentario