Diversidad Cristiana, si logramos esto, no estamos lejos de formar parte de la Iglesia de Jesucristo.
Lucas
12,49-56
1- El texto en su contexto:
El texto evangélico nos
presenta dos situaciones.
Por un lado, Jesús es causa
de división (versículos 49 – 53). El versículo 49 nos remite al juicio divino
que en Jesús, Dios revela a la humanidad, separando a las personas buenas de las
malas. Dios se pone de parte de las personas vulneradas en sus derechos y su
dignidad por el sistema de poder. Esas personas poderosas, políticas y
religiosas, que rechazan a Jesús, lo enfrentan, lo persiguen, lo acusan, lo
juzgan y piden su ejecución al imperio romano (versículo 50, cf Marcos 10,38). Jesús afirma que transitará por una prueba
terrible (versículo 50), en Marcos hace referencia a “trago amargo” y
“bautismo” (10,38), la figura del trago amargo aparece también en Juan 18,31 y
Mateo 26,39 (cf Isaías 51,17; Ezequiel 23,31-34; Hebreos 5,7-8).
Jesús reafirma esta idea de
que él es causa de división (versículos 51-53). Una división que afecta incluso
a la familia, que en la sociedad y la cultura israelita se tenía en alta
estima, al punto que los hijos e hijas debían respeto a sus madres y padres (Miqueas
7,6; cf Éxodo 20,12; 21,15; Levítico 20,9; Deuteronomio 21,18;-21; Proverbios
20,20). Las comunidades cristianas sabían muy bien, a qué hacía referencia
Lucas cuando ponía estas frases en boca de Jesús, la denuncia por parte de unos
miembros a otros de la misma familia a las autoridades judías y romanas era
frecuente y estas denuncias acarreaban persecuciones, encarcelamiento, torturas
y ejecuciones. La Iglesia antigua se forjó bajo la persecución del poder
religioso y del poder político.
Por otro lado, Jesús reprocha
a su audiencia, porque no saben interpretar los signos de los tiempos
(versículos 54-56). En efecto, estaban
siendo testigos de la irrupción del reino mesiánico (Lucas 4,18-21 cf: 7,21-23)
pero no creían. La inmensa mayoría no logró entrar a la comunidad mesiánica.
Sólo un pequeño grupo de mujeres y de hombres, viendo lo sucedido en sus vidas
cotidianas, en la vida del pueblo, especialmente de las personas oprimidas y
excluidas, lograron entender que Dios había irrumpido de forma extraordinaria
en la vida ordinaria de la gente de su pueblo, haciendo justicia.
2- El texto en nuestro contexto:
Si las Iglesias viviéramos
radicalmente el seguimiento de Jesús, seríamos causa de división, en una
sociedad y una cultura que continúa oprimiendo y excluyendo. No es en la
alianza con los poderosos, en la búsqueda de favores políticos, ni en la paz
que da el mundo, donde la Iglesia de Jesucristo tiene que estar.
Jesús fue causa de división.
Jesús escandalizó al poder religioso y desafió al poder político en beneficio
de las personas vulneradas en sus derechos y su dignidad. Si la Iglesia no es
un escándalo para los poderosos de la religión y de la política, esa Iglesia,
no es la de Jesucristo.
Entonces, Diversidad
Cristiana, tienes que preguntarte si te atreves a seguir las huellas de Jesús,
aunque eso signifique enfrentar a quienes amas o te aman, porque en la Iglesia
de Jesús no hay lugar para las mediocridades, sólo se puede estar con él o
contar él (Lucas 11,15-26).
Igualmente, Diversidad
Cristiana, tienes que preguntarte si te atreves a interpretar los signos de los
tiempos, buscando el rostro humano de Dios (Juan 1,14 cf Filipenses 2,6-7) en
aquellas personas oprimidas, discriminadas y excluidas por el actual sistema
religioso y político (Mateo 25,35 cf. Job 31,32; Isaías 58,7; Ezequiel 18,7;
18,16; Romanos 12,13; Hebreos 13,2; Santiago 2,15-16); y encontrándole le
sirves siguiendo su ejemplo (Mateo 20,28).
Diversidad Cristiana, si
logramos esto, no estamos lejos de formar parte de la Iglesia de Jesucristo.
Buena semana para todos y
todas.
+ Julio, obispo de
Diversidad Cristiana.
Domingo 18 de agosto del
2013.
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