La importancia de la escucha en el camino del discipulado - Lucas 10,38-42
1. El
texto en su contexto:
Jesús estaba de camino
(versículo 38). Era su último viaje de Galilea a Jerusalén (Lucas 9,51-19,27).
En este trayecto, progresivamente va formando a sus seguidoras y seguidores en
el discipulado: actitudes de misericordia (9,51-56), abandono de las
pretensiones de poder y radicalidad en el seguimiento (9,57-62), solidaridad
inclusiva (10,25-37) y escucha atenta a la Palabra de Dios (10,38-42).
En ese camino, Jesús se
hospedó en casa de una familia no convencional, Marta y María (versículos
38-39), ambas hermanas de Lázaro (Juan 11,1; 12,2-3). Tres hermanos, el
evangelio no menciona parejas, ni familiares ascendentes (madre – padre) o
descendentes (hijas – hijos).
En la cultura de Jesús,
la hospitalidad era una norma fundamental. Recibir o alojar a un viajero no era
una simple costumbre ni una expresión de buenos modales, sino un deber sagrado
que todas las personas judías estaban obligadas a cumplir. Esta práctica era
tan importante en la tradición judía, que abarcaba desde el esclavo que hubiera
huido o al propio enemigo (Deuteronomio 23,15-16). La Ley establece claramente
mandamientos especiales para situaciones de hospitalidad (Levítico 19,33-34;
Deuteronomio 10,18-19; 24,17-22). Las faltas de hospitalidad eran condenadas y
castigadas (Génesis 19,1-11; Jueces 19,10-25). Tanto Jesús, como las primeras
comunidades cristianas practicaron la hospitalidad en la misma línea que el
judaísmo (Mateo 8,20; Lucas 7,36; 9,2-5; 10,4-11; 1 Timoteo 3,2; 5,10; Tito
1,8; Romanos 12,13; 1 Pedro 4,9), como expresión natural de amor fraternal
(Hebreos 13,1-2; 1 Pedro 4,8-9).
En la casa de Marta,
María y Lázaro, Jesús se enfrenta a dos actitudes radicalmente diferentes.
María que se sentó a escuchar a Jesús (versículo 39) y Marta que estaba atareada con los quehaceres de la casa
(versículo 40). María recibe a Jesús en su casa y se detiene a escucharle.
Marta también lo recibe pero no tiene tiempo para escuchar lo que tiene que
decir. María rompe con una norma del judaísmo, realiza un acto escandaloso, no
sirve al huésped, sin embargo realiza algo mayor: lo escucha. Marta continúa
arraigada a la tradición. Pero la actitud de María es aún más escandalosa, pues
asume la actitud de los discípulos varones frente a un maestro, sentándose a
los pies para escuchar. De esta forma, se acredita como discípula.
Marta molesta con esa
actitud de su hermana, se dirige a Jesús para que la ponga en su lugar
(versículo 40), haciendo lo que culturalmente le era propio para ese tiempo y
esa época, servir al maestro y los discípulos varones. Pero Jesús resultó aún
más escandaloso que María, no solo había aceptado su actitud permitiéndole
estar a sus pies escuchando el mensaje, sino que avala ese comportamiento
escandaloso (versículos 41-42).
La actitud de María,
aparentemente cómoda, es mucho más difícil que la de Marta, ella escucha el
mensaje, se deja interpelar por la presencia del Maestro, ciertamente, resulta
mucho más fácil moverse, hacer cosas, estar con distracciones de la vida
cotidiana, que es la actitud de Marta, el hacer le impide escuchar.
Marta le reclama a
Jesús, no sabe en realidad lo que él quiere, pero se guía por las costumbres,
lo aprendido. El desafío es justamente este, descubrir qué quiere Jesús de cada
uno y cada una de nosotros y nosotras.
2. El
texto en nuestro contexto:
En la tradición de la
iglesia se ha mal utilizado este pasaje para fundamentar la vida contemplativa
por sobre la vida activa. El mensaje evangélico no es ese.
El centro del mensaje,
tanto para la audiencia de Lucas como para nosotros y nosotras hoy, es
preguntarnos qué espera Jesús de nosotros y nosotras. Las comunidades
cristianas ¿estamos siendo fieles a la escucha de la Palabra del Maestro?. Las prácticas
de las comunidades cristianas ¿provienen de una actitud de discipulado o del
cumplimiento de obligaciones, tradiciones y costumbres?
La Iglesia, para ser
verdadera discípula de Jesús, tiene que priorizar lo fundamental sobre las
urgencias. Lo fundamental es la Palabra de Dios que nos interpela, nos envía,
nos compromete.
Buena semana para todos
y todas.
+Julio, obispo de
Diversidad Cristiana.
16º Domingo del Tiempo de la Iglesia.
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