Evangelio de Marcos - Primera Entrega.-

Comenzamos una nueva entrega de la Biblia Queer gracias al valioso aporte de nuestra hermana MCRP que realiza las traducciones.


EVANGELIO DE MARCOS / Marcella Althaus-Reid
(Tomado de The Queer Bible Commentary)


“Era la hora tercera cuando lo crucificaron…Los que pasaban lo injuriaban… (Marcos 15.25,29)

“Un homosexual ha sido asesinado en Quilmes”. A menudo, la noticia acerca de la muerte violenta de hombres gay llega con regocijo macabro…los títulos sensacionalistas de los periódicos…(Perlongher 1997: 35)

“Mataron a un maricón”. Este es el título de una de las historias de Néstor Perlongher, el “neo-Barroso”, escritor argentino “queer” que escribió relatos sobre la sexualidad y la pobreza en Buenos Aires.

[Néstor Perlongher fue un poeta argentino y profesor de Antropología, cuyo activismo en el “Movimiento de Liberación Homosexual” en Buenos Aires, y su trabajo en temas “queer” y de la pobreza, le ganaron reconocimiento internacional. Él llamaba a su estilo “neo-barroso”, jugando con las palabras “neo-barroco” y “barroso” (embarrado) en español]

Esta es una historia de amor, pobreza y esperanza de resurrecciones, como lo son los sueños de los pobres. Perlongher tomó las palabras para su título “Matan a un marica”, de los títulos de un periódico de Buenos Aires. Curiosamente, estas palabras llevan una cierta ambigüedad. “Matan a un marica” puede traducirse como “They kill a faggot”, y también como un tiempo presente, que funciona como un tiempo pasado muy reciente, “They killed a fagot”. Esa ambigüedad de los títulos agrega a un sentido de presencia y continuación del texto, que es casi ontológica.

[El término “marica” se usa en el lenguaje coloquial despectivo de Buenos Aires y de Uruguay, por “gay”. Originalmente, “marica” es un antiguo diminutivo del nombre femenino “María”. Otras variantes, incluyen las palabras “mariquita” o “maricón”, incluso “mariposa” (en inglés, “butterfly”) Aunque este último término no tiene relación etimológica, se usa por el término “mari” presente en la palabra. Es entonces la asociación con el nombre “María” que confiere asociación con ser “gay” a los términos. Se podría argumentar que hay una relación entre estos términos despectivos y la influencia de la “Mariología” en la comprensión de las formaciones de género en América Latina]

El relato de Perlongher se centra alrededor de las noticias de un cuerpo humano encontrado en la carretera. Probablemente, “ella” era una travesti. Probablemente, “ella” fue con otras chicas a la Carretera Panamericana, que divide la ciudad capital de Argentina de los suburbios, a ejercer la prostitución, o esto ocurrió en los “barrios bajos” de San Pablo, pero entonces… ¿Qué ocurrió? Pudo haber sido una pelea o simplemente, fue atacada. Perlongher describe el cuerpo yaciendo en total vestimenta travesti, rota y sucia, como una escena de una cruz/ficción. Yace allí, en el camino embarrado, el amor por chales brillantes y blusas de colores, a la Marilyn Monroe. Allí, se puede ver la femineidad refinada de caravanas largas y brillantes y los zapatos de tacos altos, adornados con cintas. Todo lo que la formaba, las manos amantes que cosieran su blusa y armaron sus caravanas con trocitos que quedaban bien juntos, y su amor por la vida, ahora cubiertos de sangre, y de la suciedad del camino. ¿Quién la mató? ¿Fue la policía de San Pablo, en una de sus “razzias” contra las travestis? El estilo de cruz/ficción de Perlongher llega a un clímax mientras describe el pánico mesiánico de un policía, cuando observaba la calidad del maquillaje de la chica y sus ropas destrozadas; le recordaba a alguien que había visto en la tapa de una revista. ¡Maldición! – exclamó, mientras se daba cuenta de la identidad de la inocente: - La loca era famosa – (el término “loca”, usado con connotaciones sexuales) Una indecente travesti estaba allí, como una víctima inocente de un sistema de violencia sexual. Las travestis son “locas”, representan algo fuera del límite, que ha cruzado las fronteras y tiene dislocada la ideología casi espacial de la heterosexualidad.

La travesti, la “loca” de Perlongher, yace en barro y sangre, con “sus femeninas” ropas destrozadas, y es por algo en estas ropas (color, brillo, transparencia, la producción de femineidad) que es identificada como alguien que de algún modo era una celebridad menor, y no debería haber sido asesinada. Quizás ella tuvo una breve aparición en algún programa de la televisión local o quizás fue entrevistada para un periódico, sobre derechos humanos y sexualidad. De alguna manera, pertenecía a un pequeño circuito de celebridades. Su muerte puede levantar voces; puede no haber sido solamente un asesinato cometido con impunidad. Puede crear preguntas y problemas. Por su muerte, puede tener éxito en llamar la atención hacia la muerte de tantas “chicas” como ella. Incluso puede contribuir a la redención de las chicas, y finalmente, una travesti puede llegar a obtener un empleo, una vida decente, el amor y la felicidad. Pero, en el momento, la preocupación está en qué hacer con el cuerpo. Debería desaparecer. Y algunas otras travestis, amigas de ella, podrían allegarse y hacer preguntas: -¿Han visto a nuestra amiga? - ¿Dónde han llevado su cuerpo? Pero el cadáver nunca será encontrado, porque ha ascendido al cielo. Como la pregunta de Magdalena: - ¿Qué han hecho ustedes con el cuerpo de mi amado? – la respuesta permanecerá en el misterio. El nombre de la travesti entrará en la leyenda. Un día, las chicas usarán medallas con un retrato joven y atractivo de alguien que no ha muerto. Han matado a un marica, pero volverá. Cruz/ficción: muertes mesiánicas.

En la patriarcal Argentina, las travestis están en un cruce de veneración pública y tácticas de exterminio por la iglesia y el estado. Las adoran cuando actúan en teatros, como la famosa y admirada Florencia de la V y la fallecida Chris Miró, pero atraen a la policía, así como la brutalidad religiosa. La narración de Perlongher, sobre la muerte de una inocente travesti, forma un paralelo a la escena de la crucifixión de Cristo, que se describe en Marcos 15. Las ropas de Jesús se transforman en centro de atención. Este es Jesús, en ropas de “drag queen”, vestido en una capa real de color púrpura, con una corona de espinas. Es objeto de burlas y desprecio, así como la travesti de la Carretera Panamericana en Buenos Aires o en los barrios de San Pablo atrae la risa y el desprecio por su ignorancia del género, o sea, por cruzar las fronteras de los códigos del vestido y dislocar las identidades. Y también están las propias ropas de Jesús, rotas, sucias, que son tomadas por los soldados, no solo eligiendo lo que quieren, sino recibiéndolas como resultado de una apuesta, jugándoselas a los dados. Y está el oficial romano, murmurando para sí: - Verdaderamente, este hombre era el Hijo de Dios (15.39) O como lo diría Perlongher: - ¡Maldición! La loca era famosa - Quizás una famosa bailarina, o una activista por los derechos humanos. O quizás ambos. Y su cuerpo se transformará en el secreto de los siglos futuros, el “Mysterium Tremendum”, de Otto, sobre el cual reflexiona Derrida, diciendo que el secreto es lo que hace temblar al pueblo (Derrida y Ferraris: 2001) Y el pueblo temblará, sintiendo el misterio de una santidad “queer”.
 
















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