Una buena noticia para personas oprimidas y excluidas
Esta semana comparto un fragmento de un viejo Estudio Bíblico que preparé en 2007, vinculado a dos versículos del Evangelio que hoy se nos propone para la reflexión:
1. Actualización
del mensaje originario .
En esta parte del trabajo presentamos los contenidos permanentes y los
contenidos coyunturales de la perícopa y la vigencia o permanencia del mensaje
originario: una buena noticia para las
personas oprimidas y excluidas de nuestro aquí y ahora.
1.1
Selección de contenidos permanentes y coyunturales.
1.1.1.
Contenidos permanentes:
El contenido permanente de la perícopa es el mensaje de Jesús que es
buena noticia de consuelo y liberación, para todas las personas de todos los
tiempos, que se encuentran o se sienten en situación de opresión o exclusión
por los diversos sistemas de poder. Ellos pueden ser: político, económico, social,
cultural, religioso, etc.
El contenido permanente de esta buena noticia tiene cuatro aspectos
insoslayables:
a)
La buena
noticia tiene que ver con que Jesús no cambia la Ley:
Mt. 5,17-19: ““No crean
ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no cielo y la tierra, no se le quitará a la ley
ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Por
eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más
pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en
el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo
mismo, será considerado grande en el reino de los cielos”.
b)
La buena
noticia tiene que ver con que Jesús nos revela la esencia de la Ley, su
contenido más profundo:
Mt. 22,36-40: “—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le
dijo: —‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda
tu mente.’ Este es el más importante y el primero de los
mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a este; dice: ‘Ama a tu
prójimo como a ti mismo.’ En estos dos mandamientos se basan toda la
ley y los profetas”.
c)
La buena
noticia tiene que ver con que ese contenido profundo de la Ley se traduce en
solidaridad con las personas necesitadas:
Mt. 25,31-40: “Cuando el
Hijo del hombre venga, rodeado de esplendor y de todos sus ángeles, se sentará
en su trono glorioso. La gente de todas las naciones se reunirá
delante de él, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de
las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su
izquierda. Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: ‘Vengan
ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está
preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve
hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve
como forastero, y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes
me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a
verme.’ Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos
con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de
beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento, o
sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel,
y fuimos a verte?’ El Rey les contestará: ‘Les aseguro que todo lo
que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo
hicieron’”.
d)
La buena
noticia tiene que ver con que esa solidaridad se practica sin importar la
condición de la otra persona:
Lc. 10,25-37: “Un maestro de la ley fue a
hablar con Jesús, y para ponerlo a
prueba le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro
de la ley contestó: —‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y,
con toda tu mente’; y ‘ama a tu prójimo
como a ti mismo.’ Jesús le dijo: —Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la
vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? Jesús
entonces le contestó: —Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y
unos bandidos lo asaltaron y le quitaron
hasta la ropa; lo golpearon y se fueron,
dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el
mismo camino; pero al verlo, dio un
rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y
cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de
Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él,
le curó las heridas con aceite y vino, y
le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al
día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo:
‘Cuide a este hombre, y si gasta usted
algo más, yo se lo pagaré cuando
vuelva.’ Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo
prójimo del hombre asaltado por los
bandidos? El maestro de la ley contestó: —El que tuvo compasión de él. Jesús le
dijo: —Pues ve y haz tú lo mismo”[1].
1.1.2.
Contenidos coyunturales:
El contenido coyuntural de la perícopa depende de cada época y de cada
cultura. Tiene que ver con el tipo de leyes, normas o tradiciones que se perpetúan
para oprimir y para dominar y que tienen como consecuencia la exclusión de unas
personas y la perpetuación del poder y la dominación en otras personas.
En tiempos de Jesús esas leyes tenían que ver con la pureza ritual, las
prácticas y tradiciones religiosas, la opresión a las personas pobres y
desposeídas, el lugar que ocupaba la mujer y la niñez en la sociedad, el
tributo al imperio y el diezmo al templo, entre otras.
Algunas de estas normas y tradiciones se continúan en nuestra cultura y
en las actuales prácticas políticas, sociales y culturales: la explotación de
las personas pobres y extranjeras, el lugar asignado a las mujeres y a la
niñez, las vinculaciones y alianzas político – religiosas, entre otras.
Tampoco las prácticas religiosas escapan a perpetuar el sistema de
opresión y exclusión, fundamentando que
por estar en las Sagradas Escrituras son reveladas y queridas por Dios o que
son parte de la Tradición, por ejemplo:
-
la
exigencia del diezmo y la práctica de la colecta en lugar de promover el
compromiso y la solidaridad de acuerdo a las posibilidades de las personas;
-
las
exigencias de ayuno y abstinencia ritual en lugar de la solidaridad;
-
las
exigencias de oraciones o devociones que no van acompañadas de compromiso para
con la comunidad y el resto de la sociedad, especialmente de las personas
oprimidas y excluidas;
-
la
centralidad masculina y como consecuencia la exclusión femenina expresada en el
lenguaje[2], en
los roles de liderazgo, en las actividades cúlticas.
No obstante quienes sostienen
estas posturas, al igual que los escribas y los fariseos en tiempos de Jesús
han tomado la letra muerta y han dejado el espíritu de la letra: el mensaje
originario – mensaje divino para la humanidad, basta con constatar que aún hoy
en muchas prácticas religiosas se pone el énfasis en dichos aspectos.
Estos contenidos coyunturales tiene que ver, también, con tipologías
sociológicas en cada época. En tiempos de Jesús habían muchas personas
oprimidas y excluidas por el sistema político y por el sistema religioso que
debían actuar como sistemas protectores de los miembros más débiles de la
sociedad, estas categorías fueron presentadas y desarrolladas en el numeral
3.5. “concordancias”.
1.2
Pertinencia del mensaje originario.
Habiendo identificado quiénes eran las personas fatigadas y cansadas o
sobrecargadas a las que hace referencia Mt. 11,28-30, como se expresó
recientemente en el numeral 3.5. “concordancias”, cabe preguntarse quiénes ocupan en la
actualidad esas categorías.
Una actualización de estas categorías sociales nos permitirá poder
identificar a las personas destinatarias de la buena noticia de Jesús en
nuestra época.
A tales efectos confeccionamos el siguiente cuadro buscando paralelismos
entre las categorías en tiempos de Jesús y anteriores con las de nuestros
tiempos; sin lugar a dudas es una aproximación que pretende actualizar los
contenidos epocales del mensaje originario y de la población destinataria
originaria a la población contemporánea. Como toda aproximación podría eventualmente
estar dejando fuera categorías, grupos de personas que no estén contempladas en
este listado, carencia que se irá actualizando en la medida que se cuente con
aportes y sugerencias.
Los actuales destinatarios y las actuales destinatarias del mensaje de
Jesús podrían ser[3]:
Viudas, huérfanos /as y extranjeros
/as
|
Leprosos /as e inmorales sexuales
|
Enfermos /as (parálisis, sordera,
etc)
|
Pobres
|
Endemonia-dos /as
|
Personas adultas mayores en
situación de abandono.
Niños, niñas y adolescentes trabajadores.
Niños, niñas y adolescentes
explotados sexualmente.
Personas enfermas mentales
internadas en clínicas.
Personas inmigrantes.
|
Personas portadoras de VIH SIDA.
Personas presas o con antecedentes
penales.
Adolescentes infractores a la ley penal.
Personas que practican la
prostitución (masculina o femenina).
Personas homosexuales, bisexuales,
travestis y transexuales.
|
Víctimas de violencia doméstica.
Personas divorciadas.
Pueblos originarios indoamericanos
Personas afro- descendientes.
|
Personas desempleadas,
subempleadas, explotadas laboralmente.
Personas que residen en
asentamientos.
Personas campesinas empobrecidas
Personas en situación de calle.
Personas empobrecidas que comen
basura o viven de ella.
|
Personas homosexuales, bisexuales,
travestis y transexuales.
Personas consumidoras de drogas.
|
En la actualidad, al igual que en tiempos de Jesús, hay personas que
lideran política o religiosamente generando y sosteniendo procesos de opresión
y exclusión. Otras persona que no se encuentran en lugares de liderazgo pero
que tienen internalizado el modelo propuesto y sostenido desde dichos lugares,
también contribuyen con estos procesos generando personas fatigadas y
sobrecargadas, angustiadas y preocupadas, oprimidas y excluidas a las que Jesús
envía en la actualidad a sus discípulos y sus discípulas para ofrecerles
descanso, liberación e inclusión.
2.
Crítica de opinión.
La perícopa en cuestión está en estrecha relación con la doctrina del
descanso – liberación que trae consigo el Año Santo del Jubileo; para Jesús, la
buena noticia tiene que ver:
-
con la
intervención de YHWH en la historia a favor de las personas oprimidas y
excluidas,
-
con la
humanización del hombre y de la mujer,
-
con vivir
la vida en plenitud,
-
con el
cumplimiento de las promesas mesiánicas,
-
con revelar
- quitar el velo que impide descubrir- el Gobierno Divino que comienza en
nuestra historia.
Jesús de Nazareth continúa hoy
invitándonos a descubrir el Gobierno de YHWH en medio del pueblo oprimido y
excluido (Mt. 4,17), manifestando su poderío liberador, sanador, consolador e
inclusivo (Lc. 4,18-19); hoy continúa devolviendo dignidad a los hombres y a
las mujeres (Mt, 8,1-4), venciendo las parálisis de las personas y los grupos
(Mt. 8,5-13; 9,1-8), sanando las heridas del rencor, de la discriminación, de
la xenofobia, de la homofobia y destruyendo todas las barreras que nos separan
y dividen (Mt. 8,16-17), devolviendo la pureza - dignidad que le es propia a
toda persona humana (Mt. 9,20-22), haciendo visibles a las personas invisibles
y permitiendo el reconocimiento de las personas entre sí (Mt. 9,27-31),
devolviendo la palabra a las personas que fueron silenciadas (Mt. 9,32-33),
alimentando a las personas con hambre (Mt. 14,14-21; 15,32-39), incluyendo a
todas las personas en una comunidad de iguales (Jn. 15,14-15).
En cada uno de sus discípulos y
en cada una de sus discípulas continúa recorriendo el campo empobrecido, los
asentamientos precarios, los barrios empobrecidos, las clínicas psiquiátricas,
los hogares de ancianos, las cárceles, las calles oscuras de las ciudades, los templos vacíos, los lugares de
prostitución, los hospitales con personas infecto contagiosas, las salas de
personas con enfermedades terminales, los lugares de distribución y consumo de
drogas… sintiendo compasión porque todavía son muchas las personas oprimidas y
excluidas en nuestro mundo, porque todavía queda mucho aún por hacer para que
el Gobierno de YHWH su Padre alcance a toda la humanidad (Mt. 9,35-38).
Jesús de Nazareth a través de sus
discípulos y sus discípulas (Mt. 9,36-38 cf Lc. 10,1-12) continúa hoy
ofreciendo a todas las personas oprimidas y excluidas consuelo y liberación:
»Ustedes
viven siempre angustiados (y angustiadas);
siempre preocupados (y preocupadas).
Vengan a mí, y yo (les) haré
descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y
humilde de verdad. Conmigo podrán descansar. Lo que yo les impongo no es
difícil de cumplir; la carga que les hago llevar no es pesada»[4] (Mt. 11,28-30)[5].
Durante la lectura final de todas estas páginas vinieron a
mi memoria muchos rostros y muchos nombres que muy especialmente en estos
últimos tres años me han regalado la posibilidad de descubrir el rostro divino
en medio de la historia humana: Pocha y Cilda, Sergio, Gustavo y Patricia,
Carmen, Javier y Wilder, Luisito y Javier; Flor, Desideria, Blanca y Alba,
Marcelo y Damián, Susana, Anibal y Sheila, Lito e Ismael, Nacho, Omar, José,
Noelia, Puchi, Gustavo y Nancy, Jorge, Valentín, Mario, Pedro y Raquel … y a tantas
otras personas mi agradecimiento por permitirme descubrir la Presencia Divina
en ellas.
[1] El
samaritano era un hombre impuro, considerado como pagano por los practicantes
judíos, reconocía sólo una parte de las Escrituras Hebreas y hacía siglos que
no eran considerados parte del pueblo elegido.
[2] Por ejemplo: Dios (masculino, exclusión de Diosa –
femenino, pudiendo utilizarse por ejemplo: Divinidad sin alusión a género y
sexo). El uso también de generalizaciones y plurales en masculino es lo más
frecuente. Puede consultarse Severino Croatto, J: La sexualidad de la
Divinidad: Reflexiones sobre el lenguaje acerca de Dios. ISEDET.
[3]Cada lector y cada lectora podrá
incluir otras cateorías que crea pertinentes, el cuadro queda abierto a la
relectura y actualización en cada contexto.
[4] Traducción de “La Biblia en lenguaje sencillo”. COMPUBIBLIA: CD. Sociedades Bíblicas Unidas. 1989 NW 88th Court — Miami, FL 33172.
[5] Ponemos entre paréntesis los textos agregados o cambiados, los femeninos (angustiadas y preocupadas) y el neutro (les por los) que hacen que la buena noticia sea inclusiva, tanto para hombres como para mujeres. Entendemos que las modificaciones introducidas conservan intacto el mensaje originario y a su vez lo convierten en un texto inclusivo de las diversidades y realidades humanas.
Comentarios
Publicar un comentario