El liderazgo eclesial de las mujeres como designio de Dios y la promesa del Espíritu Santo - Sexto domingo de Pascua
Hechos 16:9-15 – El llamado macedónico
Macedonia es una
región situada al norte de Grecia y en la época correspondiente a estos pasajes
era una provincia romana.
El relato se enmarca
en el segundo viaje misionero de Pablo y es la primera vez que el apóstol
predica el evangelio en Europa.
Troas era un puerto
de Asia Menor; Samotracia es una isla del Mar Egeo; Neápolis es el puerto de la
ciudad de Filipos.
Reflexión en base a una lectura literal y simbólica
Leyendo los
versículos previos (Hch. 16:6-8), el apóstol Pablo y quienes lo acompañaban
estaban siendo guiados por el Espíritu Santo respecto a los lugares donde
llevar la Palabra
de Dios. Se podría interpretar que ellos en su deseo y raciocinio pensaban que
era mejor ir a determinados sitios, pero el Espíritu se los impedía porque
tenía otros planes (Isaías 55:8).
Esto es algo que a
nosotros también nos sucede: en nuestros pensamientos y racionalidad
consideramos que es adecuado hacer determinadas cosas, sin embargo, Dios muchas
veces tiene otros planes.
Jesús, en su infinita
misericordia hacia nosotros, nos guía y nos confirma que estamos en el camino
correcto. Esto es lo que podemos corroborar a través de la lectura del
versículo 10, donde los enviados de Dios sintieron la total certidumbre del llamado
divino a predicar el mensaje de Jesucristo, así como del lugar al que debían
dirigirse, por lo que se apresuraron a partir hacia allí. Muchas veces podremos
dudar, pero Dios nos confirmará Su voluntad para nuestras vidas.
Tanto el versículo 9
como el 10 tienen relación con la misión que Jesús nos encomendó “Id por todo
el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15)
Respecto a los
versículos del 13 al 15, en los mismos podemos encontrar diversos simbolismos:
- Día de reposo: es un día de liberación y gozo pues recuerda la
liberación de Israel de la esclavitud de Egipto (Deuteronomios 5:15); y
relacionada con ella, el máximo regalo que recibimos siendo liberados de la
esclavitud mediante la resurrección de Jesucristo (Juan 8:34-36; 1 Pedro 1:3).
- Río, agua: es un símbolo de limpieza espiritual. Jesús es agua de vida
(Juan 4:10; Juan 4:13-14; Juan 7:37-38; Apocalipsis 7:17). También en las
Escrituras, al agua se le atribuye un significado de dicha y seguridad. Existen
numerosas menciones de milagros de Jesús relacionados con el agua, el mar, los
ríos (Mateo 8:23-27; Juan 21:1-14). Esto también se relaciona al Bautismo: con
el mandamiento (Mateo 28:19) y con los dos tipos –en agua y en Espíritu (Juan
3:5).
También los
versículos del 13 al 15, vistos desde una perspectiva de género, tienen una
importancia particular.
En contraposición con
las posturas históricamente tradicionales respecto a la posición que la mujer
debe ocupar en la Iglesia
(y a la posición que se le ha otorgado en la sociedad, en la familia, etc.),
Dios inspiró a dejar testimonio escrito de la reunión de los discípulos con las
mujeres y de la conversión de Lidia.
Por más que no se
pueda corroborar si efectivamente ésta fue la primera evangelización y
conversión en Europa (porque nada se menciona de lo sucedido entre que llegaron
a Filipos y el día de reposo), Dios quiso resaltar este hecho, mostrando la
importancia que tienen las mujeres para Él.
Por eso podemos decir
que fue a las mujeres a quienes se dirigió en primer término la evangelización
de Pablo en Europa, fue de una mujer la primera conversión en Europa, fue a
través de una mujer que Dios llevó la salvación a su casa.
Jesús nos ha llamado
para ser testimonios vivos del amor de Cristo, del amor de Dios, llevándole el
mensaje del Evangelio a l@s excluid@s, l@s marginad@s, a las minorías
oprimidas, a aquell@s que no se espera que reciban el mensaje de Jesús. Y esto
requiere de sacrificios de nuestra parte, de salir de nuestras zonas de
confort, de dejar de lado nuestros deseos y pensamientos, dejándonos guiar por
el Espíritu.
Dios nos está
desafiando, nos pide día a día que cuestionemos nuestras estructuras, nuestros
prejuicios y los estereotipos que hemos incorporado, así como los mensajes que
la sociedad nos envía por distintos medios.
Juan 14:23-29 – La promesa del Espíritu Santo y la
promesa de paz
Jesús está preparando
a los discípulos para el Pentecostés, transmitiéndoles la promesa del Espíritu
Santo y la promesa de paz.
Después de su
ascensión a los cielos, Cristo no nos dejó solos, nos dejó el Espíritu Santo.
Pero estos versículos no sólo hablan del Espíritu Santo, sino de la Trinidad (v. 23 y 26)
Nuevamente se puede
establecer una relación con la misión que Dios tiene para nosotros aquí en la Tierra (Mateo 28:19) y con
el bautismo del Espíritu Santo (Juan 3:5)
En estos pasajes se
está resaltando la divinidad de Cristo, su calidad de hijo de Dios.
¿Y cómo lo amamos? ¿Y
cómo le recordamos? Siendo testimonios vivos de su Palabra, de su ejemplo, de
su Amor, cumpliendo la gran comisión de ir por todas las naciones predicando el
Evangelio a toda criatura, sin excepciones, sin distinción, sin discriminación.
Para ello, nos dejó
al Espíritu Santo, que:
- Permanece para siempre (Juan 14:16)
- Recuerda las palabras de Cristo (Juan 14:26)
- Testifica acerca de Cristo (Juan 15:26)
- Convence al mundo del pecado (Juan 16:7-8)
- Guía a toda verdad (Juan 16:13)
Y como vimos en relación
a la primera lectura, guía a hacer la voluntad de Dios (Hechos 16:6-10)
En relación a la
promesa de paz, si reflejamos en nuestro día a día el mensaje que Jesús nos
dejó en su pasaje por este mundo, somos ejemplos de la paz que tanto falta en nuestras
sociedades (Filipenses 4:7). No debemos temer hacer la voluntad de Dios; el
miedo es un sentimiento humano, pero Jesús en sus palabras nos exhorta a no
temer porque Dios está con nosotros (Romanos 8:31) y nos fortalece (Filipenses
4:13).
Desde determinadas
tradiciones, nos han inculcado un Cristo de sufrimiento, de tristeza, de dolor,
de tribulación y angustia.
¿Es este el mensaje
que Jesús quería que recibiéramos de su parte? ¿Es este el mensaje que Jesús
quiere que llevemos al mundo?
Dios en su Palabra
nos impulsa, a través del testimonio de Cristo, de su vida y de su mensaje, a
la paz, al gozo, a la alegría, a llevar las buenas nuevas de salvación, a
llevar las buenas nuevas de Jesús.
Ya bastante dolor y
sufrimiento hay en el mundo; Jesús nos dejó un mensaje distinto al que el mundo
da. Si nosotros queremos ser ejemplos vivientes de Él, debemos transmitir una
forma de vida distinta.
Para ello, nos debemos
aferrar a las promesas que Dios nos deja en su Palabra:
En Cristo, en su
vida, en su mensaje, tenemos representado en forma directa y/o simbólica, todo
lo que puede ser considerado “inmundo” para este mundo, todo aquello que la
sociedad excluye, teme, deja de lado: locura, pobreza, homosexualidad, tribus
urbanas, lo diferente, delincuencia, las minorías (mujeres, enfermos, niños,
ancianos, etc.), entre otros.
Tomemos el ejemplo de
Jesús, y seamos revolucionarios en nuestro tiempo, llevando un mensaje distinto
al que mundo da.
En síntesis, el hilo
conductor de las lecturas sugeridas para hoy son: la misión de predicar el
evangelio, el bautismo (en agua y en Espíritu), la Trinidad (que en Hechos
9-15 lo podemos encontrar en la guía del Espíritu, que Dios da convencimiento y
en predicar las buenas nuevas de Jesucristo), el regocijo (tener gozo y
alegría) y las promesas (de bendición, de la presencia de Jesús en nuestras
vidas, de su respaldo, de su amor).
Buena semana a todos y todas.
Ana Mássimo
Comentarios
Publicar un comentario