Señor: danos coraje!

Reflexión semanal desde una "hermeneutica queer":
¡Señor danos coraje!

Los apóstoles pidieron al Señor: —Danos más fe. El Señor les contestó: —Si ustedes tuvieran fe, aunque solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: ‘Arráncate de aquí y plántate en el mar’, y les haría caso. “Si uno de ustedes tiene un criado que regresa del campo después de haber estado arando o cuidando el ganado, ¿acaso le dice: ‘Pasa y siéntate a comer’? No, sino que le dice: ‘Prepárame la cena, y dispónte a atenderme mientras yo como y bebo. Después podrás tú comer y beber.’ Y tampoco le da las gracias al criado por haber hecho lo que le mandó. Así también ustedes, cuando ya hayan cumplido todo lo que Dios les manda, deberán decir: ‘Somos servidores inútiles, porque no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.’ ” (Lc. 17,5-10 Versión Biblia de Estudio Dios Habla Hoy).



Las personas GLTTB han estado durante décadas, escondidas, ocultas a los ojos de la sociedad y de la Iglesia. Han vivido en la culpa, creada y fomentada, desde un cristianismo patriarcal y homofóbico. Pero el mensaje de Jesús es una buena noticia, liberadora e inclusiva. Por eso, las personas GLTTB, al igual que los apóstoles, una minoría diversa y “peligrosa”, pueden decir: “Danos más fe”.

Pero no la fe que promete liberación e inclusión en un mundo por venir, sino la fe liberadora aquí y ahora, la que da coraje para enfrentar los obstáculos y superarlos, la que hace posible salir del ocultamiento y visibilizarse recuperando la dignidad quitada.

Es el coraje y la fuerza que mueve a las personas GLTTB a trabajar y luchar por igualdad, respecto a personas heterosexuales:

- derecho a la inscripción en el registro civil con un nombre acorde al género;
- derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo;
- derecho a la adopción por parte de personas GLTTB;
- derecho a heredar si la pareja fallece;
- derecho a la no discriminación por orientación sexual e identidad de género, entre otros.

El Evangelio de hoy, nos urge a tener coraje. A construir una sociedad y una iglesia inclusiva, donde la diversidad sea la fortaleza y no la debilidad. Nos urge a protagonizar estos cambios, con y desde las personas GLTTB.

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