Perdónanos Jesús porque olvidamos la misión!

Mensaje semanal.

Perdónanos Jesús porque olvidamos la misión!

“Jesús entró en Jericó y comenzó a atravesar la ciudad. Vivía allí un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Este quería conocer a Jesús, pero no conseguía verlo porque había mucha gente y Zaqueo era pequeño de estatura. Por eso corrió adelante y, para alcanzar a verlo, se subió a un árbol cerca de donde Jesús tenía que pasar. Cuando Jesús pasaba por allí, miró hacia arriba y le dijo: —Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa.

Zaqueo bajó aprisa, y con gusto recibió a Jesús. Al ver esto, todos comenzaron a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en la casa de un pecador. Zaqueo se levantó entonces y le dijo al Señor: —Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y si le he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.

Jesús le dijo: —Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lc. 19,1-10 Versión Bíblia Dios Habla Hoy).



Los comentarios, sermones, homilías que se hacen sobre este texto que titulamos “la conversión de Zaqueo” centran su atención en ese personaje y su respuesta al encontrarse con Jesús. Entonces, insistimos y exhortamos a nuestras comunidades para que se conviertan a Dios. Esta lectura e interpretación se hace desde la perspectiva de la Iglesia, que suele ser, generalmente, desde una situación de poder. Una lectura e interpretación desde la perspectiva de Jesús es radicalmente diferente. La conversión de Zaqueo es respuesta a la actitud de Jesús: “Jesús pasaba por allí, miró hacia arriba y le dijo: —Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa”.

“Tengo que quedarme en tu casa” traduce la Biblia Dios Habla Hoy; “hoy es necesario que …” traduce la Biblia Reina Valera: ”conviene que hoy me quede en tu casa” traduce la Biblia de Jerusalén; “tengo que quedarme en tu casa” vuelve a traducir la Biblia Latinoamericana. Jesús toma la iniciativa de visitar y alojarse en casa de Zaqueo que era jefe de los cobradores de impuesto, una persona que no sólo recogía los impuestos para el imperio, sino que además, los cobradores de impuestos tenían fama de ser ladrones cobrando más de lo que debían y enriquecerse a costa del pueblo. La clase religiosa los consideraba pecadores, gente despreciada, aliados del imperio y por lo tanto los discriminaban y excluían.

Jesús no va a alojarse en casa de Zaqueo porque era rico. En Jericó seguramente habría muchas otras personas ricas. Lo hace por su condición de pecador, por estar discriminado y excluido.

Jesús provoca a la clase religiosa. Alojarse en casa de Zaqueo es un acto escandaloso. Según la Ley, quienes se sientan a la mesa o comparten la comida con pecadores se hacen impuros y no pueden participar de la vida cúltica, es decir, quedan fuera del ámbito del templo y por lo tando del espacio sagrado.

Jesús derriba el muro que separa a las personas justas de las pecadoras. Con el simple acto de alojarse en su casa, lo reconoce como persona, pero además restituye su dignidad. Zaqueo queda incluido en una comunidad de iguales, anticipo de lo que Jesús llamó “Reino”. De esta forma, Jesús cumplió su misión: “buscar y salvar lo que se había perdido”.

Este texto, nos desafía a las personas y comunidades que decimos seguirlo en el discipulado. La clave de interpretación no está en la conversión de Zaqueo sino en lo que hizo Jesús. Tiene un mensaje profundo de conversión para la Iglesia, ubicarse en la misión que Jesús le confió. Esto nos llevará a desinstalarnos, salir del espacio sagrado para “alojarnos” en el espacio de las personas “pecadoras”, las discriminadas y excluidas.

La Iglesia de Jesús está llamada a “alojarse” en casa de trabajadoras y trabajadores sexuales, gays, lesbianas, bisexuales, trans; personas adictas, con VIH SIDA, excarceladas y encarceladas, separadas, divorciadas, unidas libremente, inmigrantes; personas desempleadas, semiempleadas, explotadas laboralmente. Y esta es una segunda clave de interpretación: si la Iglesia no se “aloja” en casa de las personas discriminadas y excluidas puede ser muchas cosas pero no la Iglesia de Jesús.

Podemos tener harina y levadura, pero para producir pan es necesario mezclarlas.

Buena semana para todas y todos.

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