Mensaje de la Vigilia Pascual 2012.


“Fidelidad creativa en el mensaje – Inclusión del liderazgo de las mujeres en la Iglesia – Promoción de las personas discriminadas y excluidas”


16  1Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron perfumes para perfumar el cuerpo de Jesús. 2Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, apenas salido el sol, 3diciéndose unas a otras: —¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?.

4Pero, al mirar, vieron que la piedra ya no estaba en su lugar. Esta piedra era muy grande. 5Cuando entraron en el sepulcro vieron, sentado al lado derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se asustaron, 6pero él les dijo: —No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. 7Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: ‘Él va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán, tal como les dijo.’

8Entonces las mujeres salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo” (Mc 16,1-8 versión Biblia de Estudio Dios Habla Hoy).



Muy felices pascuas!. Jesús vive y está presente en la comunidad reunida.


1.    El texto en su contexto:

El relato bíblico comienza ubicándonos en el tiempo: “pasado el sábado” (v 1), es decir, después de la puesta del sol, cuando ya había finalizado el día de reposo, las mujeres fueron al sepulcro para realizar los ritos de sepultura que acostumbraban en su cultura.

El relato nombra a tres mujeres: María de Magdala, una ciudad Galilea a orillas del lago, María la madre de Santiago y Salomé (v 1). ¿Por qué detenerse a nombrarlas en una cultura donde la mujer era considerada inferior al varón y dónde su testimonio no era reconocido?. Al nombrarlas explícitamente, Marcos nos está sugiriendo que estas mujeres eran reconocidas en la iglesia apostólica, tal vez lideraban comunidades o desarrollaban ministerios importantes,

“El primer día de la semana” (v 2). Esta designación era costumbre en la iglesia apostólica y hacía referencia al día en que Jesús había resucitado (Mt 28,1; Mc 16,1-2.9; Lc 24,1; Jn 20,1.19, Hch 20,7) por ello, desde la antigüedad hasta nuestros días es tan importante, es el día en que las seguidoras y los seguidores de Jesús nos reunimos. Con el correr del tiempo, el primer día de la semana las comunidades cristianas comenzaron a llamarlo “Día del Señor” (Ap 1,10).

La presencia del “joven vestido con larga ropa blanca” (v 5) hace alusión a un ángel. Los ángeles además de ser un indicador de la presencia divina, eran sus mensajeros. Y éste, particularmente, tenía un mensaje especial, inesperado, capaz de cambiar el rumbo de la historia humana.

Las mujeres encontraron la piedra removida y el sepulcro vacío. Marcos trata de transmitirnos, que lo experimentado por aquellas tres mujeres no fue simplemente desconcierto y miedo. Las palabras del mensajero son claras y contundentes: el crucificado está vivo (v 6). La experiencia de la resurrección, aproximadamente en el año 36 dC, es un acontecimiento que produjo tal impacto en aquellas mujeres que aún hoy, en 2012 dC las recordamos. Han pasado aproximadamente 1976 años y continuamos llamándolas por sus nombres: María de Magada, María la madre de Santiago y Salomé. Tres mujeres de fe impidieron, que toda la fuerza del poder religioso judío y toda la fuerza del político militar romano, silenciaran a su Maestro.

El primer paso fue convencer a los discípulos varones del acontecimiento pascual (v 7) y el segundo ir al encuentro del Resucitado en Galilea, recorriendo sus caminos, en las aldeas donde Jesús había anunciado su mensaje, en las personas a las cuales había restituido sus derechos y su dignidad, en las caminatas junto al lago, en las cenas al final de la jornada y en las conversaciones fraternas lograrán reencontrarse con su Maestro (Mt 26,32; Mc 14,28; Jn 21,1-22).

El relato bíblico termina con las mujeres huyendo de miedo (v 8). Pero sabemos, por los testimonios inmediatos  que aquellas, que fueron testigos de la crucifixión (Mc 15,40-41) también fueron las primeras testigos de la resurrección  (Mc 16,9-11 cf Jn  20,1-18; Mt 28,1-10 cf Lc 24,1-9).


2.    El texto en nuestro contexto:


a)    Un nuevo lenguaje para un mismo mensaje:

La Iglesia de Jesús, presente en las distintas tradiciones y denominaciones cristianas, está pasando tiempos difíciles al confrontar su fe, sostenida sobre verdades míticas propias de la época en que se elaboraron, con la sociedad y la cultura postmoderna en que nos encontramos.

Resulta imposible comunicar el mensaje de Jesús a la sociedad y la cultura del siglo XXI con el “envoltorio” del siglo I. Quienes tenemos la misión de predicar necesitamos cambiar el continente sin cambiar el contenido. Transmitir el mensaje con fidelidad creativa para que sea comprensible a una audiencia que no es la original.

Las comunidades cristianas actuales, tenemos que volver a nuestras raíces en la iglesia de la antigüedad, aprender de la creatividad apostólica para adaptar el mensaje de Jesús a las distintas culturas, un mensaje de vida plena, digna y abundante, para las personas de todos los tiempos y en todos los lugares.


b)    La caída del patriarcado:

Jesús enfrentó el sistema patriarcal de su cultura, defendiendo a las mujeres (Lc 7,36-50), restituyéndoles derecho y dignidad (Lc 4,38-39; 7,11-17; 8,40-55, 13,10-17), incluyéndolas en el movimiento que había generado (Mc 15,41; Lc 8,2-3; 10,38-41), destacando sus acciones (Lc 21,1-4).

Las comunidades cristianas en la actualidad, debemos sumarnos a la lucha para devolverles el lugar que les fue quitado a las mujeres y la palabra que les fue silenciada. No somos comunidades construidas sobre el patriarcado sino sobre el modelo del movimiento de Jesús.

Este relato evangélico, junto a otros, nos demuestran que la iglesia del primer siglo no estuvo constituida sobre el patriarcado. Las mujeres fueron las primeras testigos de la resurrección y no lo varones. Otros relatos bíblicos nos muestran a mujeres en roles de liderazgo eclesial, especialmente Rm 16: la diaconisa Febe (16,1-2), la colaboradora Priscila junto a su esposo (16,3-5 a), la trabajadora eclesial María (16,6), la apostol Junia (17,7), las trabajadoras eclesiales Trifena, Trifosa y Pérsida (16,12).

Estas son pruebas escriturísticas irrefutables, a favor del liderazgo de las mujeres en igualdad con el de los hombres, en la Iglesia. Jesús construyó una comunidad inclusiva de iguales, que la iglesia de la antigüedad mantuvo. Ese es el modelo para nuestras comunidades cristianas en la actualidad; las mujeres pueden acceder a todos los ministerios eclesiales en igualdad de condiciones, y deben hacerlo para enriquecer la acción de la Iglesia a través de la complementariedad de visiones.
  

c) Buscar a Jesús entre las personas discriminadas y excluidas:

El relato bíblico nos confirma el lugar donde la comunidad discipular se encuentra con el Maestro, y ese lugar es Galilea, la tierra donde Jesús inició su ministerio, junto a familias de campesinos y pescadores empobrecidas, grupos de personas con lepra y otras enfermedades, tierra de revolucionarios zelotes, lejos del lugar sagrado donde estaba el Templo.

Las comunidades cristianas en la actualidad, el Evangelio nos urge a salir de nuestros lugares de culto para promover a las personas discriminadas y excluidas de la sociedad y la cultura en que nos encontramos. Galilea es el lugar geográfico donde Jesús sanó, curó, perdonó, enseñó; para nosotras y nosotros hoy, es el lugar teológico donde comprometernos en la lucha por la restitución de los derechos humanos y la dignidad de las personas.


d)    Conclusión:

La experiencia pascual es posible si comprendemos y compartimos el mensaje de Jesús, sin quitar ni agregar nada; si formamos comunidades de iguales, incluyendo a hombres y mujeres tanto en el liderazgo como en el resto de los roles comunitarios; y si nos comprometemos en la superación de las realidades menos humanas para que se transformen en más humanas; porque PASCUA es paso, paso de la muerte a la vida, de la injusticia a la justicia, de la inequidad a la equidad, del individualismo a la solidaridad, de la exclusión a la inclusión.


Felices Pascuas para todas y todos.
Vigilia Pascual 2012.
+ Julio

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