Carta de Santiago - Segunda entrega.

SANTIAGO / L. William Countryman.

Mientras la epístola tiene poco en la forma de estructura retórica o progresión lógica, del tipo que uno podría encontrar en una Epístola, digamos, de Pablo, hay un sorprendente giro de modalidad, desde la sabiduría aparentemente miscelánea del primer capítulo, a la más definida viñeta social (2.1-26; 4.12-5.6) y la desapasionada enseñanza sobre la lengua (3.1-4.16) en el centro de la Epístola, y vuelta otra vez al “foco suave” de la sabiduría tradicional al final (5.7-20) Incluso los segmentos de apertura y final no son enteramente misceláneos, están dedicados a un relativamente pequeño abanico de temas, incluyendo el significado de los juicios, el valor de la fe y la oración, la generosidad de Dios, los peligros del discurso humano, la importancia de los actos de amor. Todos estos serían pertinentes para una situación de conflicto en una iglesia o iglesias locales.

Los materiales más fuertemente focalizados en 2.1-5.6 nos dicen algo acerca de los temas específicos. Uno parecería ser una tendencia a observar distinciones sociales que Santiago ve como pervirtiendo la vida social de la comunidad cristiana. Da el ejemplo de tratamiento diferente dado a dos visitantes de la iglesia y condena esta acción como un despliegue de parcialidad (2.1-9) Esto implica para él que los destinatarios están haciendo distinciones entre ellos, no solo con respecto a los de afuera (2.4) Es interesante que ha preparado al oyente o lector de la Epístola para este tema antes (1.9-11), donde habla de los “hermanos” ricos y pobres, como iguales en el contexto de la Iglesia. Este tipo de preparación de un tópico, mencionándolo una o más veces al pasar, antes de abordarlo directamente, es típico del estilo de Santiago.

En conexión con el tema de distinciones sociales, Santiago toma el tema de la fe, y trabaja de alguna forma sugiriendo que algunos de sus más prósperos destinatarios podrían haber estado usando un tipo de media-comprensión de Pablo, para justificar su tratamiento egoísta de los pobres. Los lectores modernos a veces asumen que los primeros cristianos eran uniformemente pobres. Pero es claro - de los otros escritos del Nuevo Testamento - que, como en otras organizaciones voluntarias de la época, los cristianos provenían de una variedad de niveles sociales. Santiago asume que este tipo de variedad también está presente entre sus destinatarios. Se refiere al “hermano rico” en 1.10 (esta, al menos, es la menos forzada manera de entender la frase griega en el pasaje) También describe el lugar de las reuniones de la congregación, como amueblada con asientos y butacas (2.3)

Continúa Santiago con su ejemplo de los dos visitantes y su rechazo del argumento “fe, y no obras”, con un discurso medido sobre las formas de hablar, desde la enseñanza hasta los “conflictos y disputas”. La discusión se cierra con admoniciones contra hablar mal del hermano o hermana, lo que sugiere que el autor sabe de serios conflictos en la vida de la comunidad (4.11-12)

Finalmente, la sección central de la Epístola concluye con duros ataques a dos específicos grupos; en primer lugar, los comerciantes, luego a los ricos terratenientes que no han pagado a sus obreros. El primer ataque (4.13-17) sigue naturalmente en la preocupación de Santiago por la palabra, ya que su queja es que los comerciantes formulan sus planes como si no tuvieran que reconocer su radical dependencia de Dios. Pero el segundo ataque, a los terratenientes (5.1-6), crea una impresión fuerte por la vehemencia de su lenguaje (por ejemplo, los ricos son como ganado engordado para la matanza, 5.5) y su aparente afirmación de un cargo de asesinato contra algunos miembros de la comunidad Cristiana (5.6).

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Traducido por nuestra hermana MCRP, Montevideo, octubre 2010.

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