Tú mensaje es de vida plena, digna y abundante para todas las personas, por eso te seguimos
Domingo de la Décima cuarta semana del Tiempo de
Misión en la Diversidad
26 de Agosto
1. El
texto en su contexto:
El Evangelio exige
compromiso y radicalidad. En muchas situaciones el discipulado se torna un
verdadero desafío, una exigencia que no queremos enfrentar. Eso le sucede a
aquellos discípulos que sintieron que el modo de hablar de Jesús era duro, que
no se le podía hacer caso. No estaban preparados o no querían radicalizar su
fe. Hacerlo ponía en riesgo sus seguridades, sus comodidades, sus creencias,
sus formas de vivir. Por eso deciden abandonarlo.
El relato evangélico
nos presenta una de tantas crisis que vivió el movimiento de Jesús, la Iglesia.
La división entre quienes optaron por la seguridad y quienes lo arriesgaron
todo por el proyecto de Jesús. Seguir a Jesús implicaba desinstalarse,
abandonar la zona de confort, arriesgarse a lo desconocido, aceptar que otra
forma de vivir y de entender la vida era posible. Unos optaron por lo que la
sociedad y cultura del momento entendía que era lo normal, lo natural, lo
aceptado, lo querido por Dios.
Jesús puso en riesgo lo
que era aparentemente una verdad aceptada sobre su identidad. Para todos era el
hijo de aquella pareja nazarena que todos conocían, José y María, se resistían
a comprender que su identidad iba más allá de lo que habían naturalizado los
líderes del pueblo y sus discípulos.
2.
El texto en nuestro contexto:
Ser discípulo en el
siglo XXI no difiere tanto del siglo I y II. La realidad de nuestros tiempos
nos interpela. Las formas de vida, de creer, de expresar la fe, de
relacionarnos con el mundo pone en crisis al movimiento de Jesús, la Iglesia
actual.
Uruguay se encuentra en
estos momentos polarizado por el proyecto de Ley para las personas Trans. Esa
polarización se refleja también en la Iglesia. Algunos sectores del
cristianismo están escandalizados porque la realidad demuestra que hay otras
formas de vida que no encajan en los binarismos de género y sexo. Sienten
cuestionadas sus creencias sobre lo natural y lo normal. Se escandalizan porque
hay personas que reclaman se les reconozca su identidad. Y es que reconocer su
verdadera identidad significa sacarlas del lugar del “pecado”, del lugar de lo
“anormal”, del lugar de lo “contra la naturaleza”, del lugar de la enfermedad:
disforia.
Que se reconozca la
dignidad y los derechos de las personas trans les resulta un verdadero
escándalo, un atentado contra lo que se ha creído y practicado durante siglos.
Desde la Iglesia
Antigua – Diversidad Cristiana entendemos que el Evangelio es esencialmente
inclusivo de las diferentes realidades humanas. Entendemos que las personas
trans han existido desde siempre y que no eligen serlo sino que esa es su
identidad, nacen trans, como otras nacemos heterosexuales, bisexuales u
homosexuales. Entendemos que esta afirmación está en sintonía con el mensaje
del Padre que nos comunica Jesucristo; un mensaje de amor, de aceptación, sin
prejuicios ni preconceptos. En las palabras y las acciones de Jesús encontramos
el fundamento para realizar estas afirmaciones, actuando con un compromiso
radical y una solidaridad radical con las personas trans.
Como colectivo que
quiere seguir al Señor en el discipulado optamos por ser fieles a Dios y no a
creencias y prácticas humanas y con el apóstol Pedro afirmamos: Tú mensaje es
de vida plena, digna y abundante para todas las personas por eso te seguimos.
Bendecida semana a
todos y todas.
+Julio.
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